Escuchaba murmullos, ninguno de su incombencia, incluso los profesores estaban cuchicheando sobre ciertos temas. Él solo quería irse, pero desgraciadamente no podían, ya que más tarde les asignarían su dormitorio, él esperaba estar solo, tener un compañero no era algo que fuera lo suyo. Por eso él estaba ahí sentado en uno de los cómodos asientos acolchados con su vista en uno de sus libros favoritos, mientras el resto charlaba o discutía sobre algún tema.
De pronto una melena rubia caminaba entre los estudiantes aferrado a lo que parecía un diario viejo y se detuvo justo frente a su asiento.
–– Disculpa, creo que estás en mi lugar. –– Su voz era dulce para ser de un varón, pero muy gruesa para ser femenina, perfecta para el dueño que poseía una carita angelical.
–– Estás equivocado, éste asiento es mío. –– Apartó levemente la mirada de las páginas frente a él para poder verificar el número de su asiento.
–– Lo lamento… pero es el mío. –– Ésta vez el rubio le mostró un gafete con el número que pertenecía a la silla donde estaba el ojiverde. Pero al ver su expresión tan seria decidió no molestarlo –– A-aunque si quieres… puedo sentarme en el tuyo, solo dime que número es. ––
A penas Alhaitham iba a abrir la boca cuando pidieron a todo el mundo sentarse, así que ya no pudo negarse, intercambiando el gafete con el chico rubio frente a él y éste se retiró sin más rápidamente sentándose justo a su lado, dándose cuenta que se había equivocado por estar absorto en su mundo.
Era una reunión normal, aburrida, aún así Kaveh tomaba notas como si fuera muy importante, Alhaitham solo tenía que escuchar para memorizar las reglas de los dormitorios. Pero no podía concentrarse al ver lo inquieto que estaba el chico a su lado. La forma en que movía su pierna con ansiedad y su lápiz haciendo solo trazos sin sentido (para él) además de mucho ruido para sus sensibles oídos. Frunció el entrecejo con molestia y dio un respingo esperando que aquel rubio ruidoso captara la indirecta, pero éste seguía centrado en sus cosas.
Pasaron alrededor de dos incómodas horas en aquel lugar, oyendo reglas, recomendaciones, reconocimientos y algunas presentaciones, todo para él muy innecesario.
Pero en esas dos fastidiosas horas, el misterioso chico de cabellos dorados seguía evitando que se concentrara. Durante un lapso de tiempo se había perdido en sus pensamientos al verlo de reojo, el muchacho era de buen parecido y se veía amable. Aún así escondía algo o tenía algo que evitaba que dejara de prestarle atención.
Incluso lo escucho murmurar algunas cosas y otras tararear cuando aparentemente ya se había aburrido de tanta palabrería, todo sin dejar de hacer esos repetitivos y molestos movimientos con su pierna, la cuál temblaba ligera y rápidamente. Movimientos suaves con su muñeca ahora notando que esos trazos sin sentido tenían forma de algo, parecía ser una construcción… se le veía sonreír mientras dibujaba tanto detalle como podía, sin importar líneas encimadas una sobre la otra, creando así sombras.Ese chico sabía dibujar bien… quizá estudiaba algo de arte.
Ahora observaba discreto entre su libro como fruncía el ceño cuando algo no le gustaba, y solo así se tomaba la molestía de borrar algo. También observó sus labios algo rosados, como los apretaba y mordía de vez en cuando con cierta frustración. Hasta de que un momento a otro solo se curvaban hacía arriba en una sonrisa y volvía su vista hasta el profesor que parecía también finalizar con la reunión larga, y cuando todos los presentes al fin fueron asignados según su asiento en una habitación, se retiraron.
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Alhaitham se había despertado luego de aquel sueño, que más que sueño era un recuerdo.
Miró a una esquina de su habitación, recordando que si no hubiera sido por el cambio de sus sillas, a él le habría tocado compartir habitación con alguien. Y ese alguien era Cyno, qué aunque ahora le agradaba, antes no se llevaban nada bien.También pudo recordar perfectamente el dibujo que hacía el chico, en ese entonces no sabía que era lo que le frustraba, pero ahora viendo el resultado. Se daba cuenta que el enorme palacio Alcazarzaray siempre fue su más grande sueño y su más grande logro. Con razón se había puesto tan triste cuando lo perdió, nunca lo miró desde esa perspectiva. Quizá ese día solo había empezado con un par de líneas, pero con el pasar de los años se volvió una meta… meta que alcanzó a la mitad.
Se sentó en el borde de su cama mirando el reloj, eran las 2:00 am. Ya no podría volver a dormir. Sus sueños estaban siendo más recurrentes respecto a Kaveh y ya no sabía si era porque no le decía como se sentía o si era porque se había obsesionado con él.
Pasó una mano por su cara intentando volver a relajarse, no lo había visto desde el día anterior después del incidente en la cocina. No debió retarlo y mucho menos haberlo incomodado. Estaba realmente confundido, ya había decidido conquistarlo, pero de nuevo, no pensó en como se sentiría él. Y ahora en su cabeza había un debate de sí era correcto hacerlo sin preguntarle nada.
Volvió a tirarse en la cama sin acomodarse y cerró los ojos intentando volver a dormir una vez más. Si despertaba cansado su trabajo se acumularía y después sería más tedioso para él hacer horas extras para entregar a tiempo.
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–– Debió tocarme con Tighnari… –– Hablaba un Cyno joven molesto por estar ahora compartiendo dormitorio con un chico rubio y no con el chico lindo de orejas largas.
Kaveh ordenaba sus cosas solo escuchando al joven de cabellos blancos él tampoco quería un compañero pero no le disgustaba. Aunque seguramente si no hubiera sido tan miedoso para pedir su lugar tendría su propia habitación, había peleado mucho por ella el año pasado y ahora que la había conseguido, un chico lindo se sentaba en su lugar sin revisar antes.
Pero era su culpa, por no querer peleas innecesarias que lo llevaran a algún castigo, quería graduarse con honores y un mal comportamiento podría llevarlo incluso a la expulsión y él no iba a decepcionar a su madre.
–– Bueno, pudo haberme tocado con el señor amargado. –– Terminó de quejarse al fin y se dirigió hasta el rubio con una expresión seria. –– Si tocas mis cartas habrán muchos problemas aquí. ––
Kaveh no pudo evitar reírse al mismo tiempo que asentía, mientras que el otro joven sólo lo miraba hasta que sin resistir rió junto a él, tenía risa contagiosa.
–– De acuerdo, no tocaré nada. Pero si seremos compañeros, deberíamos presentarnos. –– Extendió su mano hasta el moreno. –– Hola, soy Kaveh. ––
–– Mi nombre es Cyno. –– estrechó su mano con la ajena.
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–– Suena a algo que diría Cyno –– El biólogo reía junto a Kaveh, ahora habían tomado un descanso luego de practicar.
–– ¿Volviste a hablarle a Alhaitham después? –– Lumine fue la siguiente en hablar intrigada por la historia.
–– Un par de veces, no nos habíamos hablado mucho hasta que hicimos el proyecto. Luego de eso solo empezamos a discutir como siempre. –– Bebió de su agua antes de solo mirar hacia un punto fijo, sonrojandose ligeramente al recordar lo sucedido el día anterior.
–– ¿Qué es lo que te tiene tan rojo? –– Dehya sonrió con picardía tratando de molestar al arquitecto.
–– Por cierto ¿como conociste a Nilou? –– Aether habló curioso por el resto de la historia y también ayudando al arquitecto a evadir preguntas incómodas.
––Déjame contar ésta parte –– La pelirroja se acercó sentándose en el suelo junto a ellos.
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Veía pasar constantemente a un muchacho de buen parecer con un montón de planos de un lado a otro como si siempre estuviera apurado. De hecho, ella ya lo conocía y sabía que era un estudiante del darshan de tecnología, no porque fuera una acosadora, Dioses no, es solo que en ocasiones lo había visto conversar con Cyno y ella le había preguntado al moreno acerca del chico. El peliplata era alguien muy inteligente, así que no dudo en bromear con ella al darse cuenta que le había interesado su compañero de habitación.
No la culpaba, el aspirante a arquitecto era muy hermoso y era alguien muy interesante. Aunque claramente él sabía que su compañero no tenía tales intereses, y estaba bien, después de todo, él también compartía aquel "gusto".
La chica en ocasiones intentó hablarle al rubio, trataba de ayudarle con cosas, pero el estudiante de tecnología simplemente se negaba con cordialidad y una amable sonrisa. Y poco a poco se iban hablando más allá de un “hola”, de hecho, cuando se topaban en el comedor, a veces él le invitaba a sentarse a su lado para conversar, así se volvieron buenos amigos.Kaveh simplemente había entablado otra amistad más con quien podía entenderse bien con su forma tan distinta de pensar al resto de los eruditos aburridos (según Nilou), pero Nilou había despertado más sentimientos al estar a su lado. Ella se sentía inmensamente contenta de pasar el tiempo con aquel encantador chico, y aunque sabía que Kaveh la veía nada más como una amiga, ella seguía ahí, intentando llamar su atención de cualquier forma…
Hasta que llegó el día en que después de entregar su proyecto, se topaba más y más con Alhaitham, ella podía notarlo, podía ver como Kaveh lo miraba, decía odiarlo, pero en su mirada había un resplandor y ésta se suavizaba, simplemente sabía que el rubio sentía algo más. Ella claramente estaba celosa del chico de cabellos grises, de como captaba la atención de su rubio con solo llevarle la contraria, con solo molestarlo y hacerlo enojar, haciendo que se olvidase por completo de todos y se concentrara en él. Ella no lo odiaba, no tenía motivos, sin embargo tenía tanta envidia de ser el centro de atención de Kaveh que no soportaba verlo.
Pero Kaveh se veía distinto con él, y a pesar de eso, él se veía más contento en ocasiones cuando aparecía en su día. Si hermosa sonrisa brillaba más, y era lo único que le agradecía al chico inteligente.
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Por obvias razones omitió todo sentimentalismo, cualquier rastro de sus sentimientos por el rubio, no quería incomodarlo, no cuando ella se empezaba a dar cuenta que él ya estaba empezando a aceptarse y aceptar que sentía algo más por su compañero. Aunque tampoco pensaba rendirse si había una ligera oportunidad de declararse lo haría, no para ser aceptada, era más liberación, para sentirse bien con ella.
Ella solo quería a su amigo feliz, no quería verlo como aquel día en el perdió su más grande logro. El día en el que lo vio más triste que nunca.
Kaveh merece ser feliz…