Emily
Ya la Navidad está por llegar con el paso del tiempo, aprovechando estos días libres por la culminación de las clases por dicha celebración, me he esmerado en hacer ejercicio así cambio más mi cuerpo, y en estos días me ha servido de mucho, en realidad. Salgo de mi casa al querer comprarme un dorito, ya que quiero comer dorito y no tengo.
Camino por las calles yendo a buscar mi dorito, comprando uno en una farmacia mientras me devuelvo comiendo el mismo, botando la bolsa en una cesta de basura cuando se acaba—. ¡Hijo de tu regrandísima puta madre! ¡¿Qué te pasa?! ¡Maldito sádico de la verga!— pateo al hombre que me tocó una nalga mientras pasaba por su lado, asustándome cuando me mira mal y se saca una navaja del bolsillo. Mi corazón se acelera al tiempo que mi cuerpo se congela, retrocediendo lentamente al no saber qué hacer ante su acto. Es tarde, no hay nadie por aqui así que podré decir que estoy perdida. Empiezo a correr cuando él corre hacia mí, estando yo muy asustada como para hacer cualquier cosa más que correr. Suelto lágrimas llena de desesperación queriendo encontrar a alguien que me ayude, cosa que no consigo; sigo gritando cuando cada vez está más cerca de mí, abrazando con fuerza a alguien con quien me choco entre los callejones, queriendo que me ayude a que el otro tipo no me mate.
—Esa chica viene conmigo.
—Yo creo que no— le dice la persona que me sostiene de la cintura, mirando al hombre que me perseguía. Me aferro al abdomen del hombre que encontré al ver que el otro se acerca un poco, todavía con el cuchillo en la mano.
—O la dejas, o te mato a ti también. Me pateó cuando pasó por mi lado, así que me necesito desquitar por eso.
—Bueno, si eso es verdad yo no tengo nada que hacer por aqui, no es mi batalla.
—Pero~ por~ por favor, no— me suelta para dejarme tirada en el suelo, haciendo que el hombre me ponga las manos contra el mismo. Forcejeo bastante yo también para quitarme debajo suyo, gritando cuando me corta parte de la cara con su navaja. Logro patearlo y seguir corriendo, teniendo mucho dolor y ardor en el rostro entrando a la primera tienda que veo la cual es una farmacia, los vendedores se acercan a mí para ayudarme llamando a una ambulancia para que me socorra. Me duele mucho el ojo. Llegamos al hospital en donde me ayudan con el paso de los minutos, dejándome acostada en la camilla esperando que me recupere. Me duele mucho el ojo de verdad.
—Hola, ¿cómo te sientes?
—Me duele mucho el ojo.
—La recuperación va a ser tardía porque la cortada casi afecta el globo ocular, pero por suerte no lo hizo, eso sí, lo más probable es que te quede una cicatriz en el rostro ya que fue algo profunda la herida, pero por lo menos no vas a quedar ciega.
—Gracias por el dato.
—De nada, Emily, espero que nuestra ayuda te haya servido bastante, no podíamos dejarte morir, tu papá nos mataba si eso pasaba.
—Sí, a veces papá puede ser bastante agresivo— me quedo tranquila en el hospital esperando a la mañana siguiente, así me puedo ir a mi casa cuando me siento mejor. Me cambio la venda cuando ya llevo mucho rato con la misma, notando que los puntos en mi rostro todavía están bastante rojos. Los días van pasando y mis heridas sanando, estando sola en casa ya que papá está bastante ocupado con las cosas de la empresa en Estados Unidos.
Hoy es un día que no hace calor porque hay tiempo de lluvia, pero como me vine casi que corriendo porque me pareció que alguien me estaba persiguiendo, cuando venía de comprar pan para el desayuno, entonces no quería salir violada de por ahí y corrí como si no hubiese un mañana. Me preparo algo de comer así después me arreglo para la práctica, yéndome cuando el reloj marca las 2:29 de la tarde, llegando a las 2:30 ya que la cancha está a tres casas de mi hogar. Desde aquí se ve gigante mi vivienda, aunque es de 2 pisos, ciertamente es grande y abierta, tiene sus paredes por fuera que la protegen, pero igual se ve grande en lo poco que se ve. Tengo sueño. Me pongo a prácticar los saques y remates con mi pelota, viendo que el nombre Mikasa se le está borrando de tanto usarla, cuando se me rompa obviamente cambio la pelota, mientras tanto vamos a seguirla usando.
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Decisiones peligrosas
RandomAunque Emily es una chica bastante extrovertida con las personas, no quiere decir que estas siempre la traten bien, no la golpean ni nada por el estilo, pero a veces tienden a evitarla por su situación económica y porque es mala en el deporte que in...