Cap 36

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—Lyssa—Alex suspira, acariciando mi brazo

—Así no vas a despertarme—me burlo y ríe comenzando a dejar besos en mi hombro. Tarareo—. Así tampoco.

—¡¿Ally?!—la voz de Rose resuena por todo el departamento y respiro profundo—. ¡Ally, hay personas que quieren verte!

—Genial—me quejo

—Puedo decirles que vuelvan después—sugiere Alex pero niego—. Bien, en ese caso... debo ir a una reunión, pero tu desayuno ya está listo y tus pastillas están en la cocina para que te las tomes después de comer.

—Que atento—abre los ojos, dándome la vuelta para verlo, sonriendo cuando noto que lleva un traje que se ciñe a su cuerpo haciéndolo lucir como un hombre sexy. «Alex Morgan siempre se ve sexy»—. Entonces te veo más tarde.

Se inclina, dejando un casto beso en mis labios.

—Para el almuerzo—aclara y asiento, viéndolo dejar un camino de besos por mi abdomen hasta mi vientre, haciendo saltar mi corazón—. A ti también te veré luego, pequeño.

—O pequeña—enarco una ceja y sus ojos de inmediato van a los míos, llenos de emoción y duda al mismo tiempo. Llevo mi mano a su mejilla, acariciando su barba—. ¿No te gusta?

—Estaría feliz con cualquier cosa, corazón—besa mi vientre nuevamente, haciéndome sonreír ampliamente—. Pero que dios nos ayude si es una niña igual a su hermano.

Río.

«Sin embargo, en la familia de mi madre solo nacen mujeres y mi padre es el único hombre de la suya»

***

—¿Rose?—llamo a mi hermana al entrar a la sala y no encontrar a nadie, pero mis ojos van directamente a un ramo de flores azules. Lirios.

Trago grueso, acercándome al ramo y acariciando uno de los pétalos con mi índice. «No necesito preguntar de quién vienen, lo tengo más que claro»

—Te ves gloriosa, mi alma—su aliento contra mi cuello me hace apartarme inmediatamente y darme la vuelta para ver a Nik a la cara. Sonríe con tristeza—. Lo siento, algunas cosas han cambiado.

—Si, lo han hecho—retrocedo—. ¿Dónde está Rose?

—En el parque con Ethan—contesta y asiento—. No tuvo problema en dejarnos solos para... hablar—intenta tocarme y tomo su muñeca para detenerlo

—Si, hablar—aclaro—. ¿A qué viniste? No creo que hayas viajado tanto para una mera charla trivial, ¿o si?

—Nunca tuve problemas en ponerme en peligro por una charla trivial contigo—me recuerda y respiro profundo ante los recuerdos—. Lo siento, Alyssa—su voz suplicante me hace apretar los labios

—Hiciste lo que hiciste, Niklaus.

—Nunca quise causarte dolor, lo sabes—toma mi rostro entre sus manos—. Sabes que tu dolor es el mío—acaricia mi mejilla—. Pero hay sacrificios que debemos hacer por amor.

—Si—concedo—. Y tu sacrificio es haberme perdido, Nik—aparto sus manos, sintiendo mis ojos arder por ponerle fin a algo que durante años fue mi pilar

Amé a Niklaus. Lo amé con tanta fuerza que su muerte casi me trajo la mía. Pero es exactamente eso, en pasado. Ya no lo amo, al menos no como lo hacía antes.

»Nuestros mundos siguen siendo distintos—murmuro—, ahora soy una adulta, seguí con mi vida y no tienes derecho a llegar y volver todo un desastre.

—No, no lo tengo—sus hombros caen, sus manos se aprietan en puños y traga grueso, pero asiente—. Yo no soy el hombre para ti, mi alma, nunca lo fui, y aunque te amé y te seguiré amando para el resto de mis días, quiero que vivas una vida feliz, segura y tranquila.

—Tú siempre vas a tener un lugar en mi corazón—tomo sus manos—. Nik, siempre te amaré, pero eso era el pasado, ahora estoy tranquila y feliz—llevo una de mis manos a mi vientre—, esperando un hijo.

Parpadea estupefacto, sus ojos van a mi vientre y se vuelven húmedos mientras se suelta de mi agarre y retrocede un par de pasos.

—Un hijo—murmura como si las palabras le pesaran, luego me mira y me da su mejor intento de una sonrisa de felicidad pero la tristeza en sus ojos me forma un nudo en la garganta—. Me alegro por ti, mi alma—respira profundo—. Espero que seas muy feliz, es mi deseo de todo corazón.

—Tú tendrás tu felicidad en algún momento también—le ofrezco una pequeña sonrisa—. Deseo con todo mi corazón que puedas encontrar a alguien que te haga sentir mucho más de lo que yo lo hice. Que encuentres al amor de tu vida.

—¿Eso es lo que él es para ti?—pregunta y asiento—. Amor de tu vida...—ríe sin ganas—. Yo... ya debemos irnos, tenemos reuniones en un rato—me mira dudando y me acerco a darle un corto abrazo

Sus brazos me rodean como garras, se aferra a mi durante unos largos segundos que me humedecen los ojos porque sé que él está viviendo dos pérdidas.

Conozco a Nik, no debió ser fácil irse una primera vez y no debe ser fácil volver y encontrar a tu... pareja con otro hombre que la hace más feliz de lo que nunca ha sido.

Nik fue mi amor, fue un amor bonito y caótico que me destrozó el alma; Alex fue mi amigo, quien puso una bandita en mi alma destrozada, luego la tomó en sus manos y la volvió a unir llevándosela con él.

El pasado y el presente no deben mezclarse. Amé a Niklaus, ahora es Alex a quien amo, es el padre de mi hija y con quien me veo en unos años.

Yo le exigí un límite con Sara y ahora hago lo mismo con Nik por más que me rompa el corazón.

—Siempre voy a respaldarte—la voz de Nik me saca de mis pensamientos—. Quizás yo no fui el amor de tu vida pero tú si fuiste el de la mía. Te amé antes, lo hago ahora y lo seguiré haciendo, mi alma—se endereza—. Y si no puedo tenerte, al menos me hace feliz verte serlo con alguien más. Siempre me tendrás cuando me necesites.

—Tú también me tendrás a mi, siempre—aseguro—. Mantente a salvo, Nik, y...—respiro profundo, sabiendo que son palabras que ya no valen tanto—. Te amo—murmuro y cierra los ojos—. No como antes, pero lo hago, y espero que puedas ser feliz. Por favor nunca te prives de ello.

—Te amo, Alyssa—besa mi frente—. Debo irme—esquiva mi mirada mientras señala mi vientre—. Y felicidades a ti y a... Alex Morgan.

—Gracias—asiento, viéndolo darse la vuelta y caminar a la puerta principal sin dirigirme una mirada más

Se siente extraño. Hace años me habría echado a llorar por perder a Nik, por verlo partir sin dirigirme una mirada.

Y sigue siendo triste, pero ya no tanto como antes. «Mi corazón ya no le pertenece»

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