prólogo

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El frío viento abrazaba las calles de Alemania, el sol que apenas salía de su escondite empezaba a calentar pequeñas partes a las afueras de la ciudad, donde pequeños rayos alcanzaban a llegar. 

Un joven Omega de tez pálida, empezaba a despertar sin muchos ánimos, no tardó demasiado para qué se sentará al borde de la cama tocando el frío piso con sus pies cálidos haciendo que se sobresaltara, aun con sueño se colocó sus pantuflas y ropa más decente para disponerse a bajar al primer piso para preparar el desayuno 

Amaba a su esposo más que a nadie, su forma de ser era lo que lo había enamorado, pero a veces quisiera que fuera más flojo y no se levantará a comer tan temprano

Al estar ya en la cocina se colocó su delantal, saco un par de ingredientes del refrigerador y empezó en su labor 

El sonido de la puerta hizo que se detuviera, limpió sus manos, escuchando cómo el sonido de la puerta era más fuerte, caminando a paso apresurado hacia la entrada de su hogar, abriendo la puerta y con una sonrisa bastante falsa preguntando qué se les ofrecía.

Aquella sonrisa se borró de su rostro al ver a dos hombres con trajes militares entregándole una carta dirigida para su alfa, en los ojos de los hombres se podía ver la pena que sentían al ver cómo el Omega poco a poco se desmoronaba

Con un fino hilo de voz dio las gracias para posteriormente cerrar la puerta de su hogar y desmoronarse allí mismo. Tapó su boca con una de sus manos para que el ruido no alertara a su amado, aunque sus feromonas no ayudaban de mucho. 

El ruido de fuertes pisadas desde el segundo piso se hizo presente, su alfa había despertado y seguro había notado su disgusto

Michael corrió hacia la primera planta al ser despertado por las fuertes feromonas de tristeza provenientes de su Omega, casi cayendo por las escaleras, llegó a la entrada de su hogar, no tuvo que preguntar el motivo del llanto de su amado, tan solo ver aquella carta de seño rojo le era suficiente para entender

A paso lento se acercó a Jos, tomándolo entre sus brazos y abrazándolo con todas sus fuerzas, dejando salir sus feromonas para tranquilizarlo, repartiendo besos por todo su rostro y repitiendo una y otra vez que todo estaría bien.

Aunque ni el mismo estaba seguro de aquellas palabras







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Marca me creo una obsesión, tenía que escribir esto si o si :)
Feliz año también.

Chao.

Besos en guerra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora