- Eres la mujer que amo, obviamente te conozco.
- ¿Ya tienes noticias de si se ha ida Esmeralda o no de la empresa?
- No, pero se ha comunicado con mi secretaria para obtener una cita conmigo lunes a la primera hora.
- ¿ Le concediste la cita?
Seguro es para hablar de su embarazo, sabe que tarde o temprano lo haré y quiere ser ella la que lo haga.
- Sí, ¿Te molesta?
- Para nada, confío en ti y en nuestro amor, solo quería saber nada más.
- Me alegra escucharte hablar así de nosotros, porque yo también confío en ti mi amor, y te prometo que después de eso ella no volverá a molestarnos.
Creo que me voy a arrepentir de eso pero.
- También te quería hablar de eso, no creo que sea necesario despedirla, ella es un excelente abogada.
Me mira sorprendido, sin creer en mis palabra. Y yo sigo comiendo mi helado.
- ¿Segura que te encuentras bien?_ me toca la frente comprobando si tengo fiebre.
- Estoy bien _ me río _ en serio estoy muy bien.
- Es que estás muy rara. La última vez que toquemos el tema de Esmeralda parecías un terremoto a punto de arrastrar con todos y ahora me propones literalmente dejarla trabajar en la constructora.
- He estado pensando y ella no tiene la culpa de lo que pasó, como tú ella también fue víctima de sus padres y no ha hecho nada para separarnos o hacernos daños ¿Verdad?
Asiento sin creer todavía a mis palabras.
- Ya deja hacer esta cara y mejor come el helado conmigo.
- ¡Hostias! Hasta me invitas a tu helado.
- Me estás diciendo tacaña?
- No, es que el embarazo te volvió menos _ hace movimientos con sus manos.
- ¿Menos qué José Luis?
- Menos bondadosa mi amor, pero ¡Ojo! Que no te culpo eh, yo sé que es solo una etapa y que va a pasar.
- No es que yo sea menos bondadosa, sino que tu hijo es él que quiera comer todo solo
- Y lo sé por eso no me enfado
- Vale toma, para ti
Le entrego el resto y me acuesto del todo sobre la cama.
- Ahora descansa, y como veo no vamos a poder ir de vacaciones _ me besa la frente_ me baño y bajo a trabajar un poco en la oficina.
- Vale te amo.
- Yo a ti linda.
José Luis.
Su reacción es tan rara que decido ponerla sobre la cuenta del bebé. No hay otra explicación que sus hormonas. Cuando saldo de la ducha ya se ha dormido. La miro, parece una mujer inofensiva cuando duerme, cualquiera que le veía diría que es una mujer como otras, pero Altagracia no es como las demás mujeres, ella es ella maquiavélicamente extraordinaria y no la cambiaría por nada del mundo.
Ya con mis pantalones puesto, salgo para dirigirme a mi despacho. Ahí atiendo a la llamada que desde que estuve en la ducha no ha parado de molestar.
- Genaro ya te he dejado claro lo que quiero así que deja de joderme con el puto teléfono.
- José Luis soy yo.
Me quito el móvil del oreja para mirar bien el nombre que tengo en la pantalla, y maldigo cuando en vez de ver Genaro escrito veo Esmeralda.
Tu Hija
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