Catorce

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- El mato al dios de las almas, el dragón dorado, Solaris- me quede helada, ¿dios de las almas? ¿dragón dorado? ¿Solaris? ¿Quién rayos es ese?

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Narrador:

Hace miles de años atrás los dioses miraban con orgullo lo que habían creado, los dragones, eran creaturas singulares, vivan en paz y se divertían, el mundo espiritual parecía un lugar tan pacífico y tan divertido así que los dioses decidieron ir a convivir, ellos bajaron del cielo y se dirigieron al mundo espiritual tomando forma igual a sus creaturas, uno de los dioses estaba algo curioso por saber cómo sería fuera de ese lugar así que decidió salir acompañado de uno de los otros dioses, al llegar a ese lugar notaron que era gris y desierto y que las creaturas que habían expulsado del reino celestial Vivian en miseria en ese lugar.

Uno de los dioses se compadeció de esas creaturas así que decidió brindarles un poco de lo que había en el mundo espiritual, luz, al tener luz la mayoría de las creaturas decidieron estar en paz y tranquilos, tomaron la decisión de vivir como vivían antes en el mundo celestial, fueron evolucionando a seres pensativos, pero algo les faltaba, uno de los dioses miro como aquellas creaturas luchaban por ser perfectos y se compadeció de ellos, les entrego un pequeño brillo de su aura, creando un espíritu y dándolos de aquella luz, al evolucionar notaron que esas creaturas podían usar la luz de la misma manera que los dragones.

Esas crateras fueron llamadas humanos, fueron reproduciéndose y dividiendo la luz a cada persona nueva, otros ya no necesitaban de la luz para tener un alma, la humanidad evoluciono de una forma que jamás hubieran pensado que lo harían y decidieron otorgarles su protección, dejaron que los dragones y los humanos convivieran, así que los mundos se volvieron hermosos.

No todos los dioses pensaban de la misma manera, el dios de la guerra estaba celoso del tiempo que les prestaban a los humanos, comenzó a alejarse de todos y su reputación comenzó a mancharse.

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- ¡hey! Coleth- la voz del menos se escuchó en toda la zona desierta

- no me interesa nada de lo que me propongas- hablo el peli negro, aun recostado en el pasto, tenía los ojos serrados por la luz del sol

- o vamos- se acercaba a el mientras hacia un berrinche

-Solarías ya te dije que no- el peli negro estaba irritado

-Coleth- la voz del peli azul interrumpió la conversación- vamos esto te divertirá- Coleth se levantó para quedar sentado mirando a la dirección de ambos

- ¿tú también Derios? - dijo irritado

- no solo el, también estoy yo- Luminos el hermano mayor llego con ellos

- ¿es algo divertido? ¿o solo me quieren molestar? - rodo los ojos y volvió a recostarse

- vamos a ir a convivir con los humanos- el bufo irritado

- ¿Qué tienen de especial los humanos? - se levantó y miro a sus hermanos- sin tu luz ellos jamás hubieran tenido vida- Solaris lo miro confundido

- ¿los odias tanto? - pregunto Solaris un tanto triste ya que él había sido el que los había creado por así decirlo

- no, es que - rodó los ojos y suspiró- vamos - dijo rindiéndose

- si- dijeron los hermanos al mismo tiempo

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El silencio inundó su cuerpo, se había quedado paralizado al ver aquella escena, su hermano menos estaba lleno de flechas, el solo se preguntaba ¿por qué? Apease de que lo habían llenado de flechas y maldecido el seguía cuidando a aquellas creativas infernales, él había tomado forma de dragón para asesinar a los humanos, comenzó a destruirlos, la era del caos había comenzado, el Peli negro comenzó a destruir todo a su paso en forma de dragón celestial mientras que el peli amarillo estaba observando con heridas en todo el cuerpo mientras que sus hermanos lo trataban de cuerear , el pueblo Azuldoraro había atacado a su dios el dios de las almas Solaris y sus hermanos habían maldecido al pueblo, pero Solarios no quería que los mataran, apease de que los humanos habían iniciado la guerra Solaris aún creía en que la humanidad tenía esperanza y podrían mejorar, Coleth no, el creía que con la guerra se solucionaría todo ya que ese era su verdadero ser, el dios de la guerra Coleth había jurado destruir a la humanidad y eso es lo que hacía, para lo que fueron días para los dragones celestiales fueron años para la humanidad, Solaris había sido currado pero sus hermanos lo tenían fuera del rango de Coleth ya que todos querían la muerte de los humanos, Solaris se levantó y corrió en medio de todo , sus hermanos lo siguieron y aquí comenzó la guerra celestial

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Solaris expulsó a todos a diferentes partes, pero debido a su debilitación no pudo enviar a Coleta, el seguía luchando contra todo y todos sin importar que, Solaris para que la humanidad pudiera ser libre de él y sus hermanos despidió hacer una tontería, tomo la espada sagrada del árbol dorado del mundo espiritual y en el pueblo Villa Santa que en ese entonces se llamaba Santos de los Valles él había llegado.

-madre sé que me encomiendas tés cuidad de mi creación, pero no puedo, mis hermanos los odian, pero yo no, perdóname por lo que are - dijo tomando la espada

- ¿¡que estás haciendo!? - Coleth llegó

- no les harás daño ahora- tomo la espada y se la encajo

- ¡nooo!- corrió hacia él y lo tomo en sus brazos-¿por qué lo hiciste?- trataba de buscar una manera de parar el sangrado después de quitar la espada

- mi espíritu estará con todos ellos

- ¿de qué hablas? - pregunto llorando y apretando la herida para que no sangrara más

- moriré Coleta, pero esta vez de verdad- sonrió y tomo la cara de Coleth- sé que los odias, pero yo no, yo quiero protegerlos, con mi alma ellos estarán a salvo

- ¿por qué? Yo no quería que tú te sacrificarás, ellos tienen la culpa de todo, ellos son los malos, ¿por qué te sacrificas por su bien? Ellos no te valoran, son unos seres despreciables que solo buscan su bien haciendo el mal a otros- lloraba a mares mientras trataba de que la sangre no siguiera corriendo

- no son lo que dices. Se que la mayoría de ellos son así, pero la otra parte mérese salvarse - soltó su rostro, miro al cielo- prométeme que les darás una oportunidad - el negó con la cabeza - prométemelo- aún se negaba- la mayoría de ellos los que tienen esperanza ellos tendrán mi luz, si los matas será como si me matarás de nuevo - el solo lo miro- prométeme que al menos a esas creativas que tengan mi luz las salvarás y cuidarás- él puso su frente en la frente de su hermano

- sí, si ninguno tiene tu luz, los are polvo, las pagarán por lo que te han hecho- el menos solo río

- es un trato justo- y Coleth miraba como el alma se le escapaba del cuerpo y esa alma se volvió luz y se expatrió por todos lados, tomo la espada y la colocó alado de él, serró los ojos se Solaris, antes de que el pudiera levantarse llegaron sus hermanos y contemplaron aquella escena la cual la mal entendieron, expulsaron a Coleth de todos lados, su castigo sería pasará mil años en la aldea de los humanos que odiaba, pero eso, eso es otra historia, a partir de ese día en todo el mundo espiritual comenzaron a llamar a Coleth el dios de la guerra , lo llamaban asesino de dioses.


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En el  brillo de las llamas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora