👾Video Game👾• YM

Nivel O9

Jimin estaba familiarizado con las pocas horas de sueño, con la sensación de los ojos irritados y los parpadeos secos. Sabía lo que era estar en vela y luchar contra su cuerpo para no caer dormido. Podía durar días sin pegar pestaña por protegerse, por cumplir una misión.

Taehyung se rio por el exagerado bostezo que vio al pelirrosa dar cuando regresó del baño a la habitación, estaba hecho más sueño que persona, incluso sospechaba que ya estaba dormido y así se movía. Alzó una ceja al notar que el contrario escondía el celular y, con él, lo que había estado viendo —si es que sus ojos casi cerrados se lo permitieron— antes de su llegada.

Hace unas noches que notaba a Jimin ver cosas a escondidas suyas. Compartía su cuarto con él, llevado por la idea de que Seokjin no le dejaría dormir en sus noches de videojuegos y gritos, pero ahora estaba considerando seriamente hacer un cambio. Jimin no dormía, tal vez lo hacía cuando él caía en la inconsciencia, así que dudaba que en realidad fuera a molestarle la rutina nocturna de su hermano.

Pero tenía mucha curiosidad, así que fingió quedarse dormido rápido.

Con ternura, Taehyung recordó que el cumpleaños de Yoongi era en dos días, luego de descubrir que Jimin veía videos de ideas sobre qué actividades y dinámicas hacer en los cumpleaños.

A lado de un Taehyung dormido —ahora verdaderamente— Kitty Gang conoció toda una nueva realidad alrededor de los cumpleaños. Claro que durante la fecha de Hoseok descubrió que era algo importante en este mundo. Vaya, tal vez también lo era en el suyo, solo que no en el contexto en el que vivía.

Jimin no contaba con un cumpleaños, sabía que debió existir un registro de ese día, pero en el orfanato se encargaban de sepultar esa clase de información, misma que quedó hecha cenizas durante el incendio que se dio cuando armó la revuelta y escape.

Eso sí, había un día que recordaban ahí; la fecha de su llegada al lugar. No era algo de suma importancia, simplemente se tenía el derecho de hacer lo uno quisiera o no realizar ninguna tarea y descansar, obviamente escapar no formaba parte del repertorio de actividades. De todos modos, los mayores y más osados se burlaban la seguridad y salían al marcar las últimas horas de su día de llegada, cuando el cielo obscurecía, solo para vivir un poco.

Jimin en algún punto decidió que, cuando fuera parte de los mayores y de los más osados, y planeara burlar la seguridad para salir del lugar y vivir, no lo haría él solo. Así, con tiempo, planeó la revuelta.

Viéndolo de ese modo, sí era un día importante para él. O al menos ya no, después de todo, había sido mera ficción.

Él creía que, en base al cumpleaños de Hoseok, la familia y amigos se juntaban a compartir comida y tiempo. Resulta que no era una regla. Luego de varios videos, notó sorprendido que cada cumpleañero decidía qué sucedía en su día, cómo lo celebraba o no, y con quiénes lo compartía.

Se preguntaba qué querría Yoongi que sucediera en su cumpleaños.

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La mayoría de las personas que Jimin conoce estuvieron presentes por muchos años, por lo tanto, les vio crecer a su lado. En este nuevo mundo, lleno de personas nuevas, era tremendamente extraño no conocer la versión pequeña de quienes le rodean.

—Aquí tendría quizás unos dos o tres años —recordaba Lala mientras señalaba una foto vieja de Yoongi.

Era muy pequeño, tenía el cabello largo, andaba en pañal y una playera blanca. Un casco de jueguete rojo de bombero estaba chueco sobre su cabeza, y los tiernos dientecitos se asomaban en su sonrisa.

—¡Oh! Ya encontré la foto que les decía —saltó Namjoon a decir, mostrando la imagen en su celular de una versión suya más pequeña. Un niño lleno de cachetes dentro de un carro de juguete.