Todos tenemos demonios que debemos guardar, porque desde pequeños nos dicen lo valientes que debemos ser, así que adoptamos una mascara durante el día. Pero cuando la noche llega, ellos comienzan a atormentar.
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Nunca me imagine que podría extrañar a una persona que no conocí, pero lo hago, te extraño. A veces mientras el mundo duerme mi mente comienza a imaginarse como hubiera sido si tu estuvieras conmigo.
¿Tendríamos gustos similares o discutiríamos por todo? ¿Me protegerías o yo tendría que cuidarte? ¿Me abrazarías cuando estuviera triste?
Supongo que nunca lo sabremos; mi niño, cuando te fuiste todo en mi vida se desmorono convirtiéndose en polvo. En nada.
A él se le olvido el amor que le prometió a mamá cuando la conoció.
Mamá lloro mucho y yo tuve que abrazarla, muchas noches nos dormimos así, con lagrimas en las mejillas y sollozando.
Han pasado más de 14 años y estoy completamente convencida de que hubiéramos sido muy buenos hermanos, cómplices de travesuras, siempre vas a ser la única personita por la que llorare miles de lágrimas durante el resto de mi vida tendrás mis dedicatorias.
Eres esa herida que siempre estará presente, abierta y punzando. La marca de mi vida, la prueba de no todo lo podemos tener, supongo que el dolor es la forma de en la que recuerdo que fuiste real, que por un momento mi vida pudo ser diferente.
Cada tres de septiembre la herida duele y es un día marcado en mi calendario. Así que si, a veces por las noches siento que tu eres una estrella, la más brillante así que suelo pensar que me abrazas.
A veces hablo con mamá y siempre que tu nombre aparece en la conversación terminamos con los ojos llorosos.
Eres ese consuelo que abrazo cuando el dolor regresa y que me recuerda porque debo de vivir, cumplir mis sueños y ser feliz; porque tu no pudiste hacerlo y sé que siempre has estado conmigo, aunque yo no pueda verte, pero puedo sentirte como en aquella noche de noviembre cuando llore hasta quedarme dormida. Eres sin duda el angelito que me ha cuidado y sostenido en mis peores momentos, eres mi ángel.
Cada que vamos al cementerio regreso a ese tiempo, en la que anhelaba tu llegada. Y el como no pude tenerte a mi lado; así que te hago la promesa de que viviré por los dos, mis sonrisas serán para ti y tratare de ser feliz, estoy segura de que algún día podre abrazarte y contarte todo lo que viví.
