CAPÍTULO 2

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Una vez tomada la decisión, esperó a que toda la casa durmiera y a que ni un alma de la propiedad estuviera en vela, para levantarse de la cama en la que había fingido dormir cuando su hermana entró a buscar conversación

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Una vez tomada la decisión, esperó a que toda la casa durmiera y a que ni un alma de la propiedad estuviera en vela, para levantarse de la cama en la que había fingido dormir cuando su hermana entró a buscar conversación.

Lilian se quitó el camisón que tapaba el atuendo de mozo de cuadras que llevaba debajo, y se colocó la botas tratando de no hacer ruido.
Había decidido que usar ropa de uno de los muchachos que trabajaba en las cuadras y que había renunciado el verano pasado, sería más conveniente por si se encontraba con alguien durante el camino. Dada su contextura y la vestimenta masculina, podría pasar fácilmente por un joven sirviente dando un paseo nocturno.

Cuando tuvo la capa bien sujeta bajo la barbilla, y su cabello rubio oculto en la capucha, tomó su alforja donde llevaba el corta plumas, lo único que había hallado para tener encima en caso de necesitar defenderse, y se acercó de puntillas a la puerta de su habitación.

Estuvo a punto de regresar en por lo menos tres ocasiones, pero en cada una se recordó que sería solo una vez, una única vez para tener la oportunidad de ser algo más que la anodina lady Lilian. La niña de salud frágil que a pesar de haber crecido todos continuaban protegiendo por creerla débil y cobarde, de la que nadie esperaba nada más que obediencia y pasividad. Ella era como una planta más de esa mansión, nunca le sucedía nada extraordinario, sus días pasaban uno tras otro, todos iguales al anterior, y estaba harta.

La escasa iluminación la ayudó a salir de la casa sin sobresaltos.
Durante todo el camino sintió a su corazón a punto de salir de su pecho. Esta vez había decidido hacer el trayecto a pie, para no llamar la atención de algún caminante inesperado, o de alertar al personal de las caballerizas. Su capa negra le permitía camuflarse entre las sombras, pues la luz de la luna era nimia y apenas alumbraba el suelo que pisaba.
Afortunadamente, no necesitaba guía alguna, dado que conocía aquellas tierras de memoria y casi podía recorrerlas con los ojos vendados.

Estaba llegando al bosque, al mismo claro donde había sido atacada días antes, cuando cayó en cuenta de que no sabía en realidad cómo hallaría a aquel joven.
Él le había dicho que ella solo tendría que llamarlo y el acudiría, pero, ¿y si no lo había dicho en verdad? ¿y si ya no trabajaba cerca? Después de todo habían pasado bastantes días desde su encuentro.

Lo cierto es que no había estado pensando con claridad, no había planeado aquello como tendría que haberlo hecho. Solo había pensado que saldría de la casa y llegaría al sitio a la hora indicada por él, y cuando llegara Eric estaría allí.

No obstante la realidad es que no sabía nada más sobre el joven, no algo útil que pudiera ayudar a localizarlo al menos. Solo conocía su nombre y que trabajaba en el puerto. El puerto de Bristol era enorme, uno de los más grandes de Inglaterra. En el que trabajaban miles de personas. Y ella de ningun modo podría aparecer por alli a buscarlo, ni aunque fuese a plena luz del día.

Además quién le aseguraba que aquel extraño no hubiese ya zarpado hacia América o hacia cualquier otro destino.
Aquel plan había sido un error. No lo hallaría y no tendría que estar ahí.
De solo pensarlo, quiso golpearse. Su inexperiencia e ingenuidad era un rasgo muy inconveniente de si misma que comenzaba a molestarle.

Conquistar a un lord*PRÓXIMAMENTE RETIRADO*Where stories live. Discover now