Capítulo 17

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**Justin:

Bradley se lleva a Robert de la mesa, al parecer está un poco pasado de copas y no hago más que reírme y abrazar a Melissa, que por cierto, se ve espectacular con ese vestido blanco.

– Tío, guárdame la copa. – me dice Robert al tiempo que Brad lo jala fuertemente hacia otra mesa. Intento averiguar de qué se trata todo esto, pero la mesa a donde lo lleva queda un poco apartada de donde estoy.

Me vuelvo para ver a Melissa que chupa la pajilla de su vaso y noto que está nerviosa.

– ¿Qué pasa? – le pregunto intentando romper el hielo.

– Nada. Es solo que es mi primera vez aquí y me pone algo nerviosa. – me contesta mientras se acerca a mí para recargarse en mi regazo.

– Te adorarán. Yo lo hago y no me costó nada de trabajo.

Sube la mirada y me sonríe tiernamente. Le doy un beso en los labios y acaricio su suave piel. Me gusta mucho.

– ¿Te apetece si luego de la fiesta tú y yo vamos a un lugar privado? – le ofrezco con ese tono pícaro y galán.

Ella asiente y noto que Bradley y Robert me tienen muy intrigados.

– Iré a ver a Robert. Supongo que está en problemas.

Me levanto de la mesa y acomodo mi traje al igual que mi cabello. No voy deprisa pero tampoco ando tan lento. Doy unos pasos y me doy cuenta que Robert está platicando con otro tipo y se saludan fraternalmente. ¿Quién jodidos es? Ignoro su presencia y me abalanzo contra Brad que ríe sin cesar con una mujer de edad avanzada.

– Tu fiesta es un éxito. – le digo.

– ¡Justin! De esta fiesta quería hablar. Me lo has dicho miles de veces y pues quiero presentarte a la organizadora para que tu boda sea un éxito. Es muy buena. Ven.

Me jala del antebrazo hacía la mesa de alado y me posa detrás de la silla de una mujer. Lo sugiero mentalmente ya que su cabello es de un negro muy profundo, casi tan negro como el carbón. Se encuentra recogido en un chongo y su vestido es rojo. No puedo evitar lamerme los labios y saborear un poco de la hermosa figura que se antepone frente a mí.

– ______...

¿Acaba de decir...?

– Él es el interesado en tus servicios.

La mujer se da vuelta para encararnos y noto que ella no solo es una mujer, es esa mujer que me dejó. Es esa mujer por la que hubiera dado mi vida, por la que olvidé qué era el orgullo, por la que perdí toda mi esperanza en volver a enamorarme y ahí estaba, justo frente a mí. Ojos azules, labios rojos, mejillas teñidas de un rosa muy discreto pero llamativo a la vez, vestido provocativo, esa mirada que siempre me había hipnotizado. Ella estaba aquí, frente a mí, incapaz de moverse. Asombrada al igual que yo. Me desmorono al contemplar su hermoso rostro y sé que si ella está cerca de mí, estoy perdido.

– ¿Justin? – dice al fin.

Ella tampoco lo cree, tampoco estaba preparada para esto.

– ______. – susurro su nombre con tanta seguridad que me da miedo. Sé quién es ella, sé que es la que me abandonó sin una explicación. Sé que es ella a la que quiero profundamente, a la que quiero besar en este preciso momento.

Brad nos mira.

– ¿Se conocen? – pregunta algo consternado.

– Sí. – contestamos al unísono.

Su voz es tan angelical como lo recuerdo, tan melódicamente perfecta. Está preciosa y no puedo negarlo, aunque quiera gritarle y reclamarle todo mi dolor, no puedo ignorar el hecho de que las luces y todo el lugar la hacen lucir aún más bella de lo que recuerdo. Siento un vuelvo en el estómago que me hace dar un paso hacia adelante y tenerla más cerca y ella baja la mirada al unísono. Se levanta lentamente de la silla, aún cabizbaja. Me acerco más a ella, temeroso. Sé que físicamente está cambiada, pero por dentro parece ser la misma de antes, la misma chica inocente que conocí, la de sonrisa pícara y ojos cristalinos.

          

– Con permiso. – dice al tiempo que camina hacia un lugar alejado de nosotros. Quiero seguirla, pero cuando reacciono y no siento su aroma cerca de mí, ya es tarde porque no la veo por ningún lugar.

Camino deprisa entre la gente a un lugar que no conozco y es ahí cuando me doy cuenta que estoy buscando algo que perdí hace mucho tiempo. Me doy vuelta y regreso al salón. Casi estoy corriendo cuando noto que mucha gente me mira extrañado, me acerco a la mesa donde está Mel y aminoro la marcha cuando ella me ve y sonríe. ¿Qué demonios estoy haciendo? No puedo engañarla a ella ni a mí mismo. Cuando estoy lo suficientemente cerca la tomo de la mano y la jalo hacía mí. Su cuerpo choca con el mío bruscamente y mis labios buscan desesperados los de ella. Cuando ella lo nota se aparta de mi rostro algo avergonzada y me mira sorprendida.

– ¿Justin? – su gesto es de preocupación, lo noto por su entrecejo arrugado. – ¿Qué pasa? – me pregunta algo consternada.

– Nada, solo quiero besarte. – digo con la voz entrecortada. Intento besarla pero ella se resiste y se aparta nuevamente.

– Justin, detente. – me dice con enojo en su voz.

– Vale, me largo de aquí.

– Justin, joder. ¿A dónde irás?

– Solo iré a fumarme un cigarrillo, ¿vale? – le digo bruscamente y me aparto yendo hacia la entrada del fabuloso salón.

Cuando llego a la recepción todo el ruido de la fiesta se desvanece y me encuentro solo sobre la alfombra roja de la entrada. Miro al techo algo frustrado y confundido. Camino deprisa a la salida para poder salir y fumar el quizá último cigarrillo en mi cajetilla. Una vez afuera no dudo ni un instante en prender el cigarro y lo consumo poco a poco. Con cada golpe que le doy al cigarrillo, mis pensamientos se van aclarando y voy olvidando a ______. Pero luego la veo, está yéndose en un taxi y de pronto caigo en la cuenta que quiero seguirla, que mi cuerpo responde desesperado a su imagen. Dudo un poco pero le hago caso a mi instinto animal y pido un taxi justo a tiempo para no perder a ______ de vista.

– Buenas noches, joven. – me saluda el conductor del auto amarillo.

– Siga al otro taxi, por favor.

– Enseguida.

El hombre conduce lentamente y con suma experiencia a unos metros de distancia del taxi que lleva a ______. Damos varias vueltas hasta llegar a una parte de la ciudad donde los autos no son un problema y los parques se encuentran en todos lados. Hemos llegado al principio de los suburbios. Le pido al taxista que se detenga ya que el de ______ lo hace unos metros más adelante. Le pago la cantidad que marca la caja de pago y bajo inmediatamente del auto. Camino sigilosamente, percatándome de que ella no me ha visto. La veo caminar hacia otra calle y me pregunto qué demonios hace en Seattle.

Cuando ya la he seguido discretamente hacia otra calle, veo cómo se detiene en una tienda y sale de ésta después de unos minutos con una bolsa de papel. Noto perfectamente que es una botella de licor. ______ la saca de la bolsa y se deshace de la tapa de la botella para tomar un trago largo y breve al líquido que se vierte dentro del vidrio. Arruga el entrecejo y río hacia mis adentros. Ella nunca fue de las que tomara, pero ante las circunstancias, yo también necesitaré uno de esos.

.....

Después de una hora, sigo mirándola. Ya está ebria pero no me atrevo a acercarme a ella en esas circunstancias. Veo como un hombre se le acerca y junto a él otro y otro. No pienso evitarlo hasta que vea que los idiotas la tocan. Justo cuando me percato, ______ está balbuceando y los bastardos alardean y dicen cosas sin sentido. Me levanto del asfalto y me dirijo hacia donde se encuentra ______.

– Eh, tíos. – saludo a los hombre en bola.

– Tira, gilipollas. – grita uno de ellos, pero no le hago caso y camino en su dirección.

– Esa es mi novia, ¿quieres que te tire un guantazo, gilipollas? – les grito algo furioso.

La bola me pone atención y se ponen en posición de ataque.

– Bueno, nos íbamos a repartir el co*o de tu novia, tío.

Eso me hace enojar y me abalanzo contra el cuerpo del gordo, que al parecer es el jefe de la pandilla. Lo tiro al suelo y lo golpeo fuertemente en la cara varias veces. Él me regresa algunos golpes pero ninguno que me noqueé. Lo vuelvo a golpear y noto como la sangre empieza a verterse sobre su rostro. Me detengo y lo tomo de la chaqueta.

– Si volvéis a joder me aseguro de romperle la cara a cada uno de tus colegas. – lo amenazo.

Los idiotas se van de ahí y me dejan solo con ______.

– ______...

– No necesito tu ayuda. – dice algo atarantada.

– Vamos, ______.

– Joder, que me dejes. – dice en un susurro.

– Prometí nunca dejarte, ahora, te llevaré a la fiesta y veré quien te conoce para que te lleve a casa.

– No es necesario, sé cómo llegar. Tira, y vete.

Me empuja bruscamente lejos de su cuerpo y sé que no sabe quién soy o tal vez piensa que soy otra persona.

– Vale, déjame pedirte un taxi.

– Joder, gilipollas. Te he dicho que no necesito tu ayuda. – me repite con un tono enojado y demandante.

– Vale, como quieras.

Me doy vuelta y camino en dirección contraria para subirme a un taxi e ir con Melissa. No quiero involucrarme más con ella, no quiero cancelar mi boda, no quiero confundirme más de lo que ya estoy, pero eso solo lo piensa una parte de mí, la otra parte, el Justin galán que dejé atrás hace mucho, piensa de otra manera.
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Perdón por tardarme tanto, ando corta en inspiración. Las amo como a nada en este mundo. Ya pronto tendrán su maratón, lo juro Emoticono heart. Gracias a todas por esperar. Emoticono heart

Sex Instructor. Segunda Temporada (ORIGINAL)Where stories live. Discover now