Sus sentimientos

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-Punto de vista de Arthur-

Abriste los ojos, miraste el reloj y eran las 6 de la tarde, con un poco de dolor de cabeza, trataste de levantarte, algo te impedía hacerlo. Miraste a tu lado; era [Nombre].

«¿Eh? ¿Cómo...» —de golpe vinieron a tu cabeza todos los recuerdos de lo que pasó esa tarde.

«Qué dem... ¡Rayos! ¿¡Porqué me comporto así cada vez que tomo!? Ugh... soy un pervertido...» —te rascabas la cabeza con ambas manos mientras te discutías contigo mismo.

«Creo que lo mejor será que me dis....culpe...» —miraste su espalda y estaba llena de marcas, tú hiciste eso.

«¡Argh! ¡No volveré a tomar!» —por tus movimientos la inquietaste un poco.

La observabas fijamente mientras dormía.

«Realmente es hermosa, es una lástima que me hayas conocido...»

Sintió que ya estabas despierto y se levantó, mirándote con una sonrisa, tan característica de ella.

—Erm.. por lo que paso esta tarde... yo- —antes de que terminaras de hablar de interrumpió con un dulce beso. Esos labios, esos suaves labios, son para ti un delicioso manjar.
—No tienes que explicarme nada, todos tenemos algún lado oculto, y no me importa, al contrario, me gusta poder conocer todo de ti...

«No digas esas cosas, no te comportes de esa manera, vas a hacer que me enamore más de ti... Cielos... además de hermosa es tan tierna, no sé como lo hace, pero siempre encuentra las palabras para hacerme sentir bien, a pesar de no merecerlo...»

—Arthur, yo sé que para ti es difícil expresarte, pero por alguna razón, yo puedo adivinar lo que sientes, y no voy a juzgarte de antemano como los demás...

«Ya es muy tarde, ya me rendí ante ti... ¿porqué puedes ver a través de mí? Tan sólo por esta vez... sólo por hoy...»

Pusiste tu mano en la parte de atrás de su cabeza para acercarla más a ti, mientras sentías que te ruborizabas un poco.

—Por esta vez... no digas nada... —fue todo lo que dijiste antes de besarla y abrazarla.

Pasaron los minutos y no querías dejarla ir. Sí, sólo por hoy, ibas a desistir.
Pasó una hora, aún no querías dejarla ir, pero sabes que mañana ambos deben ir a trabajar. Tendrás que volver a tu rutina diaria en la oficina, pero, a lo mejor, algo, sea diferente.

Te despediste de ella, se vistió y con una sonrisa, con esa sonrisa tan bella, se fue.
Te quedaste sentado en la cama pensando.

—Si el destino quiere hacerme sufrir de nuevo, lo va a conseguir... pero... creo... creo que... siento que... yo también... puedo ser feliz... creo que el destino... al fin se apiadó de mí... —hablabas contigo mismo mientras pensabas en todo lo que había pasado en tan sólo dos días.

—[Nombre], lo que no sabes de mí, y espero que nunca te lo diga, es que algún tiempo en el pasado, era diferente. Era capaz de expresarme sin dificultad, era capaz de mostrar claramente mis sentimientos...
Pero, todas las que se me acercaban, todas estaban conmigo sólo por interés, por el maldito dinero...
Es verdad, tenía una vida bastante lujosa, siendo el hijo de la familia real, pero todo a mí alrededor era un fiasco. Amistades interesadas, amores oportunistas, absolutamente todo siempre tenía que ver con el dinero...
Es por eso que llegué a mi límite y crucé el atlántico, dejando absolutamente todo atrás, y llegué aquí, sin que nadie me conociera; me trataban como a una persona normal, con sólo eso ya estaba tranquilo.
Aunque no he sido capaz de acercarme a nadie con quien entablar una relación, hasta que llegaste tú y estás dejando mi mundo de cabeza... -una sonrisa estaba en tu rostro sin que fueras consciente de ello.

Aquel Caballero Esconde AlgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora