Capítulo 28

838 93 91
                                    

Eren J:

—¿Ayer saliste con Levi, ¿no? —Preguntó Zeke, apartando los ojos de la televisión donde se reproducía el documental de "casos sin resolver" que había puesto Gabi, mi sobrina —Por lo feliz que andas supongo que te fue bien—Asentí con un movimiento de cabeza. Zeke sonrió—Cuéntame qué fue lo que pasó, ayer te envié un montón de mensajes, pero no me contestaste ninguno, desgraciado.  

Gabi, quien no había apartado la mirada en ningún segundo de la pantalla de la televisión, me miró—Espera un momento—Se inclinó hacia adelante, tomó el control que estaba sobre la mesa de centro y puso en pausa el documental. Sus ojos se fijaron en mi— ¿Ya no estás enojado con tu casi novio? 

—¿Cómo sabías que estaba enojado con Levi si nunca te dije nada?

—Eren, te la pasabas cantando canciones de desamor—Contestó con obviedad—Era obvio que te habías enojado con él.

No pude contestar nada en contra de eso. Me daba vergüenza admitirlo, pero Gabi tenía razón. 

—Contestando a tu pregunta, ya no estoy enojado con Levi.

—¡Gracias espíritus del cielo! —Exclamó mirando hacia arriba y extendiendo los brazos hacia el lado—Si te escuchaba un día más cantar te iba golpear fuerte. No sé si te lo habían dicho antes, pero cantas horriblemente mal—se sinceró, junto con una sonrisa burlesca—Yo creo que hasta los fantasmas se asustaron con tus cantos más parecidos a lamentos del inframundo.

Negué con la cabeza, tratando de mantenerme serio a pesar de que estaba aguantándome la risa—¿Era necesario ofenderme tanto? 

Ella asintió sin pensarlo ni un segundo. Maldita niña—¿Por qué te habías enojado con Levi? —Preguntó con curiosidad—Le pregunté a papá, pero no me quiso decirme nada—Dijo, dándole una rápida mirada a Zeke y haciendo una mueca de molestia. Zeke se hizo el desentendido y tomó su celular para ignorar los reclamos de su hija.

—Solo fue un mal entendido, nada importante. —Contesté con una pequeña sonrisa, aunque por dentro seguía sintiendo rabia por las cosas que era capaz de hacer Mikasa con tal de alejarme de su hermano. Qué lástima que no pudiera lograrlo y tendrá que seguir viéndome cerca de Levi. 

—Yo quería los detalles—frunció el ceño y se cruzó de brazos—Papá, dile algo a tu hermano. 

—Eso no importa—Contestó Zeke, dejando el celular de lado. Puso su mano sobre mi hombro y me observó con una enorme sonrisa. —Yo quiero saber qué pasó ayer entre Levi y tú.

—Creo que le gusto a Levi—Sonreí—No me lo dijo con esas palabras, pero le pregunté si tenía alguna oportunidad de tener una relación romántica con él y me dijo que sí. No saben el esfuerzo que tuve que hacer para no gritar de emoción. Ustedes no tienen idea de lo mucho que me gusta. 

—¿Te gusta Levi? —Preguntó Gabi—No lo puedo creer, estoy impresionada—Dijo, con un claro sarcasmo en su tono de voz.

Me reí—Algún día te va a gustar alguien y me entenderás.

—Ya me gusta alguien para tu información. 

Zeke frunció el ceño en respuesta a las palabras dichas por su hija—¿Cómo que te gusta alguien y recién me vengo a enterar? —Preguntó—¿cómo se llama el desagraciado? ¿Tienes fotos de él? ¿en dónde lo conociste? 

Sí, Zeke podía ser un poco sobreprotector con su hija. 

Gabi rodó los ojos, molesta por la insistencia de Zeke—Es un compañero de curso, papá. Pero ahora no estamos hablando de mí, estamos hablando de Eren. 

          

—No me cambies de tema, señorita—Respondió mi hermano con tono autoritario—Al menos dime como se llama.

—¿Y para qué te voy a decir su nombre si no lo conoces? —contestó. Zeke abrió la boca para decir algo en contra de eso, sin embargo, Gabi volvió a hablar—Solo te voy a decir que es un buen chico y que siempre me ayuda a estudiar para las pruebas—Zeke asintió—¿Ahora podemos seguir con lo de Eren y Levi?

Ambos me miraron con atención.

—Después lo fui a dejar a su casa y nos quedamos hablando un poco más en su jardín mientras Fito jugaba un poco. Nos besamos—Gabi hizo una mueca de asco. La miré divertido—O sea, él me besó, primera vez que toma la iniciativa.

—Eren—Escuché la voz de mi abuela y sus pasos acercarse. Se ganó frente a mí y me tendió un frasco de mermelada—Ábreme el frasco, por favor, que tengo que ponerle mermelada a la tarta antes de llevarla al horno. 

Tomé el frasco y lo abrí sin problema, cuando mi abuela lo fue a tomar hubo un problema con el movimiento de su mano, como si la coordinación de sus dedos fallara, causando que el frasco casi cayera al suelo. No era la primera vez que le pasaba, últimamente habíamos notado un poco de torpeza en sus movimientos. Cosas que antes hacía con normalidad, ahora se le complicaba realizar. No sabía cuántas veces le hemos dicho que vaya al doctor, pero la señora se niega a hacerlo, diciendo que esas cosas son normales en gente de su edad. No lo es. Vejez no es sinónimo de enfermedad y ella no lo entiende.  

—Abu—Dije, observándola con preocupación. 

—Te dije que no voy a ir al doctor, Eren—Contestó de mala gana, arrebatándome el frasco con ambas manos para que no se le cayera—Estoy bien, solo es un pequeño problemita con el movimiento de la mano.

Ya me estaba enojando que sea tan testaruda. 

—Ese "pequeño problemita" puede ser un síntoma de algo más complicado, abuela.

—Deja de ser tan exagerado, niño por dios. Estoy bien—Formó una suave sonrisa—De verdad estoy bien, no tienen que preocuparse.

—Eren tiene razón, abuela—habló Zeke, apoyándome. Se le notaba la preocupación en su rostro—Es mejor que vayas a ver pronto a un doctor. Quizás no sea nada grave, pero es mejor estar seguros.

Mi abuela frunció el ceño—Ya les dije que no quiero ir a un doctor. No quiero y punto. Yo me siento sana.

Y cuando se dio la vuelta para volver a la cocina y ponerle fin al tema, perdió el equilibrio y se cayó. El frasco de mermelada rodó, dejando todo el suelo manchado. Con Zeke compartimos miradas de preocupación y luego nos paramos para ayudarla a ponerse de pies y sentarla en el sillón.

Las caídas también se habían vuelto habituales en ella. Tan habituales que en las últimas semanas había optado por quedarme todos los días en su casa para estar cerca en caso de cualquier cosa. 

Mi abuela se quedó en silencio, mirando sus piernas mientras las acariciaba con su mano—Todo esto es normal en una persona mayor. Todo esto es normal—Volvió a repetir, como si buscara convencerse a sí misma. Nos miró a los tres— Eren, tú que estudias algo relacionado con el área de la salud, ¿Esto es normal, ¿verdad? —preguntó—Es completamente normal que sienta las piernas débiles y que pierda el equilibrio con frecuencia.

Negué con la cabeza—Abuela, necesitas ir a un doctor. Nada de lo que te está ocurriendo es normal.

Botó un suspiro, en derrota—Está bien. Les prometo que iré pronto al doctor. ¿Están felices? —Los tres asentimos y la abrazamos—Pero no me abracen que hace mucho calor—se quejó, aunque sabíamos que por dentro lo estaba disfrutando. Nos separamos luego de unos segundos porque el calor si era insoportable—Escuché que estabas hablando de Levi, ¿ya no estás enojado con él?

Te Odio Eren Jaeger (Ereri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora