Los niños estaban emocionados y no dejaban de hablarle a todas las personas a su alcance sobre los regalos que les había traído Santa. Cuando Xiao salió al patio principal, fue recibido por la pequeña Luo, quien le contó con mucha ilusión sobre la muñeca nueva que tenía.
—Ya veo, ¿tiene nombre? —le preguntó Xiao con voz suave, inclinándose ligeramente para estar a su altura.
La pequeña apretó la muñeca contra su pecho y escondió el rostro detrás de la cabeza de la muñeca.
—Quería llamarlo Xiao, pero mis amigos me dijeron que ese era nombre de niño.
—¿Y por qué querías llamarla como yo? ¿No sería más divertido darle su propio nombre?
—Es que tu nombre es bonito —se encogió un poco más, con las mejillas enrojecidas.
Xiao le sonrió con dulzura mientras le revolvía suavemente el cabello para no despeinarla tanto, acción que provocó que la pequeña Luo se pusiera más roja. Xiao podía ser alguien un poco denso que no veía muchas cosas a primera vista, pero las emociones de un niño eran igual de transparentes que el agua, por lo que el enamoramiento de Luo por él no pasó desapercibido a pesar de lo mucho que ella intentó que así fuera.
Venti a veces hacía bromas al respecto, aunque no directamente a Xiao. Cuando tenían que cuidar a los niños en algún evento especial y daba la casualidad que Luo estaba cerca, Venti siempre aprovechaba para charlar con ella con un tono condescendiente sobre Xiao. No era que lo ocultara, todo lo contrario: le comentaba a Luo que una niña tan bonita y amable como ella no merecía a un ogro gruñón como Xiao, que seguramente habría alguien más guapo para ella, o le contaba los «oscuros secretos» de Xiao a la pequeña, aunque en realidad eran más comentarios criticándole de forma sencilla, como un niño creando chismes de la persona que le cae mal.
Un día, Xiao se cansó de ello y tomó a Venti del cuello de su camisa y lo arrastró con él a algún pasillo cercano mientras Kazuha los siguió de cerca para asegurarse que Xiao no asesinara a su amigo. Venti, como siempre, lloriqueó sobre lo malo que Xiao era con él y que se merecía los chismes que decía de él.
—Valdría la pena si se los dijeras a alguien de nuestra edad —replicó Xiao con los brazos cruzados—, no a una niña de diez años.
—Nueve —corrigió Venti, sacándole la lengua—. Ni siquiera sabes la edad de tu enamorada, qué vergüenza.
Kazuha tuvo que intervenir para que Xiao no estrangulara a Venti.
Xiao no era alguien bueno con las personas, no sabía interactuar con la mayoría; si podía evitar a la gente, siempre aprovechaba esa oportunidad. Por lo tanto, era normal que pareciera un amargado para casi todos.
Sin embargo, con los niños era diferente, ya que la mayoría eram demasiado inocentes y dulces, y todos miraban a Xiao, Kazuha y Venti con un brillo de admiración en los ojos; al ser los mayores del orfanato, era común que la mayoría los considerara cool, algunos incluso se referían a ellos como si fueran sus hermanos mayores, como era el caso de los pequeños Meng, Fei y Lulu, tres niños que siempre se la pasaban jugando juntos. Siempre que veían a alguno de los tres (individual o en grupo), ellos iban corriendo para verlos y saludarlos, a veces se emocionaban mucho y terminaban contando lo que habían hecho durante el día.
En ese sentido, el favorito de los niños podría ser perfectamente Kazuha, ya que él era bueno escuchando y preguntando cosas, algo que los niños amaban porque Kazuha sí ponía atención a sus historias a diferencia de la mayoría de adultos. Venti también era un buen favorito, pues su personalidad era igual que la de los niños: alegre, despreocupada y libre. Muchos lo buscaban para jugar con él o escucharlo cantar baladas o historias, pues Venti era muy bueno en eso.
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Celestial | Xiaoether
FanfictionXiao tenía una vida muy monótona. Lo único que tenía que hacer era ayudar en la catedral y cumplir sus obligaciones en el orfanato hasta que cumpliera la mayoría de edad, pues tendría que buscar un sitio dónde vivir al ya no ser menor de edad. Sin e...