XXXVII

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Durante todos los siguientes días Carlos estaba sorprendido de que Danilo no solo estuviera yendo a la escuela, si no de que también había estado prestando atención.

¿De donde habían salido tantas ganas de estudiar? La respuesta era obvia, Tony. Este no era precisamente brillante, pero hacia el esfuerzo en las clases y Danilo imitaba su ejemplo.

Durante un par de días, Carlos se unió a ellos por las tardes en casa de Tony para hacer las tareas. Dios, Danilo y Tony eran todo miel sobre hojuelas.

Danilo se quedaba con él todos los días y iba a su casa a veces para ver a su hermano o buscar cosas, pero es que ¿para que iba a volver a un lugar en el que nadie estaba esperandolo? El llevaba días sin aparecerse ahí y cuando Sebas por fin lo vió, ni siquiera le importo.

También habían estado jugando en la canchita, y les quedó muy claro que el suceso de ese día en las pruebas era algo que no volvería a repetirse. Tony parecia tres veces más dispuesto a no cometer errores.

Siendo así, Carlos estaba muy contento de que Danilo hubiese encontrado a alguien como Tony.

¿Porque no lo estaría?

Ahora el Uruguayo parecía tan ajeno a las pelotudeces de la calle. Era todo fútbol y Tony

Y Tony lo mismo. Fútbol y Danilo.

Le contó a los chicos que se mudaria a una casa, ahí mismo en el Fuerte. Y aunque se verían en la escuela, los pibes iban a extrañarlo.

Ese día convencieron a la Chila de que dejara a Carlos quedarse con ellos en casa de Tony. La pasaron re piola viendo tele, jugando videojuegos y comiendo dulces y frituras.

A la hora de dormir se les complicaron las cosas. Uno tendría que dormir en el sofá, pero no decidían quien, no querían que ninguno durmiera incómodo.

Carlos volteó los ojos antes de darles una maravillosa solución.

— Dormite vo' con Danilo en la cama y yo me duermo en el saco, ya fue.

Pretendiendo que no estaban ansiosos por ello, Danilo y Tony accedieron de inmediato.

A la mañana siguiente, cuando Carlos se levantó para ir a lavarse la cara, fue recibido con una adorable vista de Danilo y Tony durmiendo abrazados.

Y la siguiente noche, un tímido Tony se asomó al suelo en busca de Danilo, con una tentadora oferta. — ¿No queres volver a dormir acá?

No volvieron a dormir separados.

EH, ARQUERO! | Danilo Sánchez × male OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora