- ¡Hela! ¿¡Estás ahí!? ¡Hela!
Thor había encontrado otra de las entradas a Helheim. Otra de las múltiples que conectaban con Niflheim. Se adentró a través de las raíces del Yggrassil, buscando la puerta que conectaba ambos reinos. Aquellas que conectaban con Niflheim eran las más toscas de todas, siendo una gran roca que apenas quedaba lisa. Intentó echarla abajo cuando la encontró, provocando que los sellos de su padre aparecieran. Cerrado a cal y canto, evitando que cualquiera pudiera entrar o salir, siendo así la prisión perfecta para Hela.
- ¡Hela! ¿¡Me oyes!? – gritó Thor mientras golpeaba la puerta con rabia, intentando que ella le escuchara -. ¡HELAAAAA!
- ¡Thoooor!
Su voz era lejana, pero pudo escuchar sus pies descalzos corriendo hacia él a través de la gruesa puerta de piedra que les separaba cuando empezó a acercarse. Notó el movimiento de la misma cuando ella la golpeó con fuerza, indicándole que estaba sólo a unos pasos de él. Pocos sabían que ambos tenían una fuerza equivalente al ser Hela una gigante de hielo, aunque su altura no lo mostrara así.
- ¡Sácame de aquí! ¡Por favor! ¡Sácame de aquí! ¡SÁCAME DE AQUÍ! – le suplicaba Hela entre llantos.
- ¡No puedo, Hela! ¡La magia no se me da bien, ya lo sabes!
La escuchaba llorar desconsoladamente al otro lado de la puerta, pero no podía verla. No podía darle el abrazo que necesitaba ni decirle que todo iba a estar bien, porque sabía que eso no era verdad. Ni tan siquiera sabía cuándo iba a poder sacarla de allí.
- Hela, ¿me oyes?
- Te oigo...
- Dime alguna ocurrencia de las tuyas.
- No puedo... Ya no me salen... Mi padre ya no está, dos de mis hermanos pequeños están muertos, al igual que mi madre, Fenrir está encadenado... Y mi madrastra me odia... Ya no me queda nada...
- Eso no es verdad. Jormungardr ha podido huir a Midgard y Sleipnir estuvo a punto de cargarse a mi padre sólo para intentar liberar al vuestro. Tiene más carácter de lo que parece. Aunque, si lo piensas, no deja de ser hijo de Loki, y sabemos muy bien lo cabezotas que podéis ser todos.
- Sleipnir... ¿Está bien?
- Encerrado en su establo sin ver la luz del sol. Al menos así estaba la última vez que le vi.
- ¿Cuánto tiempo hace de eso?
- Treinta años por lo menos.
- Vuelve a casa. Tu familia debe estar preocupada.
- Me peleé con ellos. Con todos y cada uno de mis hermanos, y con mi padre y Siff también.
Ambos quedaron en silencio. Thor se sentó contra la puerta, sabiendo que Hela notaría su presencia a través de ella. Ella llevaba rato acurrucada sobre sí misma, abrazando sus piernas mientras escondía la cara en sus rodillas, en una de las esquinas de la puerta.
- He visto el Sol antes – rompió el silencio Thor, varios minutos después -. No sabía que Niflheim tenía horas diurnas.
- Es muy poco tiempo el que tiene de luz... - le explicó Hela.
- Era un cielo completamente rojo. Era como ver uno de esos charcos de sangre que dejaban los gigantes de hielo cuando tu padre se los cargaba a puñetazos.
- Menuda comparación has ido a hacer tú ahora.
- Te he escuchado reír. Era lo que quería. Oye, ¿te acuerdas de cuando nació Modi? ¿Que yo estaba en una reunión con mi padre y mis hermanos y la partera se desmayó al verte a ti en casa cuando fue a asistir a Siff?
- Sí, mi padre asistió el parto de Modi ese día.
- ¿Qué fue con lo que comparaste a Modi recién nacido?
- Con el bazo que le había arrancado a un gigante de hielo unos días antes. Aún me acuerdo de sus caras de incredulidad. ¿Siff te lo contó?
- Thrud. Estaba allí, ¿te acuerdas?
- Lo que se rió ese día esa pequeñaja.
- Aún más con Magni, ¿te acuerdas de esa?
- Era como la cabeza que le había arrancado una vez a un gigante de fuego.
- Sí que lo era. Era enorme. ¿Sabes? Esta es la primera de las puertas de Helheim que he encontrado en la que me has escuchado.
- No tienes que ir una por una a ver si te oigo o no, Thor.
- Eres como una hermana para mí. No pienso dejarte sola.
- Baldr está bien a pesar de no poder volver. Quería que lo supieras.
- No sé si le oyes, pero tu padre se pasa los días gritando de dolor. Puedo escucharle en cada rincón de los Nueve Reinos.
- No, aquí no llega. Estas puertas son más gruesas de lo que parecen, y la magia de Odín impide que pueda escuchar lo que ocurre afuera. A no ser que alguien venga hasta la puerta, como tú ahora. Gracias por confirmármelo.
- Estoy buscando la forma de sacarte.
- Eso va a ser más complicado que arrancarle el corazón a una tortuga de Svartalfaheim. Viva.
- No pierdo nada por intentarlo. Y, si no lo consigo, buscaré la manera de comunicarme contigo. Que por lo menos te lleguen noticias del exterior.
- Thor, prométeme que volverás a casa cuando agotes todos tus recursos para sacarme de aquí.
- Eso haré, tranquila.
- Quédate un rato más, ¿quieres? Necesito hablar con alguien que no esté muerto.
- Lo entiendo, pero llevo un tiempo lejos de Asgaard.
- Da igual. Cuéntame qué has estado haciendo este tiempo.
- Vale... ¿Por dónde empiezo?
- Por dónde te apetezca.
Thor estuvo hablando con Hela varias horas. Si esa puerta no hubiera existido, habría visto como Hela se relajaba a medida que hablaba, permitiéndose estirar las piernas mientras se recostaba contra la puerta. Le escuchaba atentamente, sin apenas pronunciar palabra, dejando de lado la muerte que ahora la rodeaba permanentemente durante el tiempo que él estuvo a su lado.
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Comparaciones macabras
ContoReto realizado para el canal de Twitch de DiegoClares el 13 de Febrero de 2024 bajo el tema de Analogía. Era un reto por parejas, en el que el mío fue revisado por el propio Diego Clares, y mis analogías son simplemente las comparaciones que hace He...