--𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐍𝐄--

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EL COMIENZO

VALENTINA

Llegue a Fuerte Apache en una lujosa limusina negra, las ruedas se manchaban con el barro de las calles mojadas debido a la gran tormenta que había terminado hace unas 2 horas aproximadamente.

—Señorita Amaia, bienvenida a su nuevo hogar. —Habló Tom, el chófer de los Ivanova—.

—Muchas gracias por traerme Tommy, sos un amor, decile a mi papi que cuide bien de Connie, ¿bueno? —Dijo Amaia con su tono elegante—.

El chófer asintió con una sonrisa mientras miraba a la chica por el espejo de aquel costoso auto.

El hombre bajo del auto para abrirle la puerta a la chica, quien al bajarse manchó sus balerinas color rosa pastel.

Aquella dijo mil insultos en silencio y vio a todas las personas que estaban al rededor del auto viéndola bajar.

Ella los ignoro y camino por detrás de su chófer, quien tocaba el portón de la casa de su hermano.

El salió con su novia, Anabella, la había visto solamente en fotos.

—Hola Valen, ¿cómo andas? —Dijo el chico con el acento clásico de un turro—.

—Estoy bastante emocionada por convivir más con vos. —Dije y le regalé una sonrisa—.

—¡Tómensela, rajen de acá todos! —Gritaba el hermano de la rubia a todos los que prescenciaban el momento—.

Todos se fueron al escuchar a su hermano gritar, lo que me hizo pensar que era bastante respetado en este lugar.

—Un gusto conocerte, Vale, nos llevaremos muy bien, te lo prometo. —La novia del chico le regalo una sonrisa a lo que hice lo mismo—.

—Un gusto conocerte también, linda.

—¿Y no le vas a dar un abrazo a tu hermano?

Dejé mis valijas en el piso y lo abracé con fuerza mientras me paraba de puntitas debido a la diferencia de altura entre el y yo.

Entramos a la casa, la cual no estaba tan mal como pensaba, estaba muy limpia, como si la hubieran limpiado recientemente.

—Che Valen, pode' ir a comprar una' bebidas para hoy de noche, van a venir unos pibes a casa.

Asentí, no sería tan malo conocer el barrio, supongo.

El hermano de la chica le entregó la plata suficiente para unos 5 refrescos y un poco más.

—Esto es pa' que te compres algo para come' unos alfajores o algo ahí que vo' quieras. Después le decí' a el del kiosco qué me las traiga pa' casa, no haga' fuerza vos, princesa.

Asentí y salí a buscar el kiosco, el cual no sabía donde quedaba.

—Una disculpa, ¿sabe donde hay un kiosco cerca? —Pregunté amablemente a una mujer embarazada—.

—Hola bonita, hay uno allá. —Dijo y señaló a una tiendita bastante escasa de pintura—.

—Muchas gracias. —Le regalé una sonrisa—.

—¿Podría saber tu nombre? Nunca te ví por acá, sos muy linda. —Le preguntó la mujer–.

—Me llamo Valentina, ¿y vos? —Dije con la misma sonrisa de amabilidad de antes—.

—Soy Adriana, un gusto. —Me acarició la mejilla y se fue—.

Me dirigí hacia el kiosco y me atendió un hombre de mayor edad.

𝑻𝑯𝑬 𝑳𝑰𝑮𝑯𝑻 - 𝐷𝑎𝑛𝑖𝑙𝑜 𝑆𝑎𝑛𝑐ℎ𝑒𝑧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora