Dos meses y era suyo.

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Ninguna palabra salió de sus bocas en todo el camino en el auto de Jungkook hasta su casa. El silencio lo era todo, desde que entraron, hasta que llegaron a la habitación del castaño.

Jungkook le señaló la cama para que Jimin se sentara. Sus ojos un poco hinchados por las lágrimas, y el dolor en el pecho de Jeon por verlo de tal forma por su culpa.

Buscaba con urgencia en una caja al fondo de su clóset. Fotos de ambos eran las que seguían en el interior de esta, tickets de conciertos e idas al cine. Regalos, tales como peluches o cartas. Seguía guardando todo, haciéndole más difícil encontrar lo que buscaba, hasta que lo tuvo en sus manos.

Lo guardó entre sus palmas, mirando a Jimin que estaba cruzado de brazos. Sorbía su nariz.

Con una mano, ahuecó su cara, acariciando su mejilla con su dedo pulgar. Un gesto amoroso.

—¿Estás bien?

Jimin asintió muy a su pesar.

—Sí...

Jungkook asintió y se arrodilló frente a él. Sus manos sobre las rodillas del rizado. Conectó sus ojos y formó media sonrisa.

—Lamento todo el daño que te causé por hacerte pensar todo eso, Jimin. Te lo dije en tu casa, todo fue un estúpido impulso de afrontar nuestra ruptura de la peor forma, haciendo todo rápido. Pero nunca, nunca me negué a pensar en un futuro contigo. Siempre te tuve presente, por supuesto que quería casarme contigo. Yo sólo... quería hacer bien las cosas para ti —Jimin mordió sus labios que empezaron a temblar de nuevo—. Te decía que después y que estábamos jóvenes porque quería darte la boda que querías, siempre hablaste de lo linda y especial que querías que fuera tu boda. No podía dártela un niño de diecinueve años, rulitos —una sonrisa débil salió de los labios del menor—. Quería darte un anillo de compromiso hermoso, digno de ti. Para eso debía trabajar y ahorrar. Yo sólo quería planearlo bien todo. Te amé tanto, que tenía pensado en darte esto a la mitad de universidad —tomó las manos de Jimin, dejando ahí una pequeña caja de plástico.

Park tembló al abrirla, pero en cuanto la hizo, vio un pequeño anillo circular de plata «We were lucky once.» grabado en el exterior. Pocos billetes enrollados envolvían la pieza.

La duda estaba en los ojos de Jimin. Jungkook apretó sus labios con una sonrisa de por medio, acariciando sus rodillas.

—Era un anillo de promesa. Con este te iba a dejar en claro que en un futuro lo cambiaría por uno de compromiso, y estos eran los pocos ahorros que tenía para ese anillo. Pero ya sabemos que no salió como lo planeaba. Siempre quise casarme contigo, Jimin —una lágrima cayó de sus ojos hasta su mejilla.

El menor tomó esa pieza de plata, con cuidado de no tirarlo por el temblor de sus manos. Algo tan simple y lindo como ello marcó la diferencia en sus dudas. Jungkook lo amaba, quedó claro con lo que sostenía en sus dedos.

Tragó con fuerza ese nudo que se había formado en su garganta, miró al mayor que sólo tenía su cabeza recargada sobre sus rodillas, y que no dejaba de soltar sus muñecas.

—¿Por qué lo guardaste?

Jungkook alzó la cabeza. Tomó un suspiro y chasqueó su lengua. Frotó sus pulgares en el dorso de la mano de Jimin, quien esperaba su respuesta.

—Porque no iba a tirar algo que era para el amor de mi vida.

Jimin hipó, y entonces, se dejó caer de rodillas al piso, frente a Jungkook. Abalanzándose sobre sus brazos. Los espasmos de su cuerpo y los sollozos mostraban cuán arrepentido estaba de todo. Lo triste que era su futuro desde el momento que no se permitió escucharlo y se alejó por completo.

not you again, please  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora