CAPÍTULO 17

256 24 0
                                    

Cuando desperté la mañana siguiente Felipe ya no estaba a mi lado, me había dejado una nota diciendo que tenía que ir a una entrevista y que estaría de regreso en un par de horas. Como hoy no tenía clases a la mañana decidí esperarlo en casa para poder verlo antes de irme a la universidad.

Me di una ducha y me puse una de sus camisetas en lo que lo esperaba. Tomé mi teléfono y lo encendí esperando no encontrar más llamadas de mi padre o mensajes de él, pero para mi sorpresa con lo que me encontré no fue con nada de eso.

Tenía un montón de notificaciones de Twitter e Instagram y Naya me había dejado al menos unos treinta mensajes, incluso Martina me había hablado y eso que con ella no solía hablar por mensaje. Cuando entre a Twitter me cayó como un balde de agua fría ver todo lo que estaban diciendo.

Habían filtrado una foto mía con Felipe en mi cumpleaños, mientras nos besábamos.

Y las fans no estaban especialmente contentas.

Habían dado con mi cuenta y no me paraban de llegar menciones y comentarios de todas partes.

"Y esta pelotuda de dónde salió?"

"Na pero que gustos horribles tiene pipe, conmigo estaría mejor"

"Se quiere colgar de su fama, eso seguro"

"Que se largué al hueco de donde salió, quien se cree o que"

Y esos eran los más suaves. Cuando entre a mis mensajes directos de Instagram se vino lo peor.

"Ojalá te mueras"

"De donde mierda saliste vos? ándate a joder a otro lado"

"Qué asco que pipe este contigo, seguro que te deja enseguida jajajaja"

"no pintas nada con él, entiéndelo, y ya déjalo en paz"

"Ya sé dónde vives, así que no te sorprendas que te llegue una visita por pelotuda fea asquerosa"

Era un montón. ¿Pero que a estas chicas no les habían enseñado un poquito de educación en casa? Puse todas mis cuentas privadas y apagué de nuevo mi celular, si seguía viendo todo eso me iba a volver loca.

Me sentía desnuda, como si todo de mí fuera de dominio público ahora, y eso no me gustaba. Nunca me había gustado sentir que todos sabían más de lo que deberían de mí, y ahora tenía un montón de gente detrás hasta diciéndome que me ojala me muera.

Pasaron alrededor de unas tres horas antes de que Felipe llegara a casa de nuevo. Había estado intentando distraerme de todo, pero me había resultado imposible, la cabeza no me dejaba de dar vueltas con todo lo que decían de mí, y todo el odio que estaba recibiendo sin haber hecho absolutamente nada.

-Vic, lo siento mucho. -Me dijo Felipe en cuanto entró al apartamento y se sentaba a mi lado en el sofá. -No he visto todo lo que estaba pasando hasta que he terminado la entrevista, todo esto es mi culpa yo...

-No es tu culpa. -Lo interrumpí, no podía dejar de moverme de lo ansiosa que estaba.

-Mierda, de verdad, lo siento, nunca quise que esto te afectará Vic. -Dijo el pasándose las manos por la cara. - ¿Estás bien? ¿Qué tanto has visto?

-Lo suficiente como para ver que me odian. -Le dije en voz baja. - Sé que no es tu culpa, pero aún así no es algo a lo que este acostumbrada, no lo sé, no lo entiendo.

-Yo tampoco, y me molesta, demasiado. -Soltó él con enojo.

-Creo que lo mejor será que vaya a prepararme para mis clases.

Me puse de pie para ir por mis cosas.

-Te llevo. -Habló él poniéndose de pie también.

Cuando llegué a la universidad y nos despedimos me aseguró que intentaría solucionar la situación y que intentará no ver nada de lo que decían. Pero ni siquiera fue necesario ver mi teléfono para saber que ya la foto y los miles de comentarios habían llegado bastante lejos.

Cuando entré en mi aula todos se quedaron en silencio mirándome, tomé asiento hasta atrás intentando ignorarlos, pero algunos no se molestaban en disimular para nada, me miraban claramente juzgándome, o entre risitas, algunos susurraban y otros tecleaban en sus teléfonos luego de mirarme.

Luego de salir se la que habrá sido probablemente la clase más eterna de mi vida decidí irme a casa, no podía soportar ni siquiera el pensar que todavía tenía que ir al trabajo cuando lo único que quería realmente era tirarme en mi cama y dormirme hasta que todo esto pasara. Hasta que volviera a ser invisible para el resto de nuevo.

El turno en el trabajo por lo menos estuvo tranquilo hoy, Martina no paraba de parlotear diciendo como ya se había peleado con las fans por Twitter para defenderme y cómo les había reportado las cuentas a todas desde distintos perfiles. Yo realmente tenía la mente en otra parte, ¿Y si todo esto hacía que Felipe se alejara de mí? No sé, quizá todos tenían razón y yo no pintaba nada con él, al fin y al cabo, él podía tener a muchas detrás, ¿Por qué se quedaría conmigo?

Llegue a casa a eso de las tres de la madrugada completamente agotada, no daba más, mi teléfono no dejaba sonar desde que lo había encendido en el bar para enviarle un mensaje a Naya diciéndole que me encontraba bien y que no se preocupara.

Lo dejé a un lado y me metí a darme una ducha para intentar despejarme un poco.

Por una parte, me llenaba de ira que justo ahora que las cosas estaban de maravilla entre Felipe y yo sucediera algo así, y por otro lado me ponía triste el pensar en que a lo mejor gracias a todo esto podía tomar la decisión de alejarse de mí, a fin de cuentas, no tendría por qué elegirme a mí por encima de nada, no éramos novios, no tenía la obligación de hacerlo.

Salí de la ducha y me puse mi pijama para luego meterme a la cama, no me apetecía mirar de nuevo mi teléfono así que me limité a simplemente apagar las notificaciones y dejarlo a un lado. Estaba molida, me dolía el cuerpo entero y la cabeza ya no me daba ni siquiera para pensar más.

Eran casi las cuatro de la madrugada así que fue cuestión de un par de minutos para caer dormida completamente.

ANTES DE TI | FELIPE OTAÑO [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora