Kham Lezanger Zrlaj
Sé que las bóvedas de expedientes están tras los muros que conforman el despacho del Zethee, pero nunca he tenido razones ni curiosidad para entrar en ellas. Ahora Dazha me trae hasta aquí. Alejandro nos acompaña. Los tres andamos por túneles que se bifurcan sin que mi hermana equivoque el camino, hasta llegar a un salón de piedra tosca con estantes cargados de carpetas, pergaminos, libros, cajas con documentos, y folios encuadernados.
—Por let verth— se queja Leohark—Papá debería pedirle a Perybandell ya digitalizar todo.
—Para los vampiros en el oficio es más práctico trabajar así —comenta Dakota —Y lo que nosotros hemos venido a buscar lo encontramos mejor entre papeles que frente a una pantalla: empatía por los nuestros.
Pasa los dedos de su derecha por los bordes de las carpetas que se apiñan, como si con sentir la textura de cada una ya supiera lo que contienen. Su expresión, hasta hace un momento formal pero apacible, se altera en un ligero gesto doloroso inmediatamente sucedido por postura respetuosa. Manteniendo la actitud, extrae la carpeta con las dos manos.
—Este reporte contiene la declaración confidencial de una víctima sobreviviente a un ataque de cazadores— advierte mirándome —Está escrito con su puño y letra. Tú sostienes que los seres humanos tienen derecho a defenderse o vengarse de los vampiros, pero me gustaría que después de leer esto me digas si consideras que sus acciones son justas, y si nuestra respuesta debería ser dejar que esto pase.
Me entrega la carpeta, volviéndose a los estantes en busca de algo para Leohark. Yo me siento frente a una mesa que desprende un sutil aroma, casi desvanecido, al efluvio de mi papá.
Tengo cierta predisposición al contenido de la lectura porque estoy seguro de que sea lo que sea que diga aquí, los vampiros se lo habrán buscado, igual que siempre. Mi propia familia directa arrebata vidas como quién coge la fruta de un árbol para exprimirle el jugo.
Los papeles que hojeo no tienen signos de antigüedad, por lo que deben ser recientes. Las primeras páginas tienen un informe en zansvriko, seguido de kavoopias, listado de nombres, fotos. Está la de dos mujeres jóvenes, muy parecidas. Una es solo ligeramente más madura que la otra, la diferencia de edades podría ser en apariencia similar a la que mi madre y mi hermana comparten hoy. También está la de un hombre de mediana edad, otra de un joven como Leohark, y la de una cría. Esto me baja un poco la reciedumbre. Finalmente me encuentro con una redacción a mano que puedo leer, porque, aunque la pronunciación aún me cuesta, entiendo la lectura siempre que no sea un zansvriko antiguo. Leo en silencio.
«Mi nombre es Freurstit Vreaska. Soy dueña de una modesta granja vitivinícola en la cual se produce vino para consumo humano y variedad para consumo zansvriko, siendo esta la única fuente de ingreso. Allí vivía con mi esposo: Keham Vreaska, y nuestros dos hijos: Vadala Vreaska, atravesando la etapa de conversión, y Demenis Vreaska, nacido hace pocos días. Mi madre: Girgyke Zaitily, nos visitaba para cuidar a Vadala, para quién habíamos levantado una estancia cómoda en medio de los viñedos donde pudiera padecer los malestares de las fases iniciales de la neoemia, sin que el llanto fácil natural de Demenis por su corta edad afectara los oídos sensibles de su hermano. La noche de ayer, mientras me encontraba dando de lactar a mi cría, escuché a mi madre dar gritos. Salí a su encuentro, nos cruzamos en la entrada de la casa. Ella tenía una herida en el pecho por la que no dejaba de sangrar, puse las manos en su lesión inmediatamente.
"¡Mataron a Vadala!"
Yo, que ya estaba llorando por el estado de mi madre, al escuchar lo que me dijo casi pierdo la noción del mundo. Mis brazos débiles hicieron un esfuerzo por poner a Demenis en el piso antes de que se me cayera dándose un mal golpe.
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Herencia Roja | Libro 13
VampireContinuación cronológica de Reverdecer Vampírico - Saga Crónicas Zansvrikas ♥ Sinopsis: La dinastía León se fortalece. Un nuevo comienzo emerge de las ruinas, soplan vientos buenos de transformación. Sombras del pasado regresan como peligrosas amena...