CAPÍTULO 2

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Llegué rápido y decidí parar en un bar que había en la plaza a comer algo, la plaza era pequeña pero bien situada, aparte del bar donde me detuve, había también un instituto de secundaria justo al frente, un estanco al costado y una librería dónde se podían encontrar numerosos títulos, muchos conocidos y muchísimos más por conocer.

Había un menú, algo escueto pero suficiente para saciar el hambre que llevaba, así que pedí y me senté en una mesa frente al televisor dónde estaban dando las noticias del día, espere paciente y después de unos minutos dieron con la noticia.

"Ayer por la noche fueron asesinados seis personas en la terraza de un restaurante del municipio de Calonge en la Costa Brava catalana, según hemos podido saber, a falta de confirmación oficial, uno de los fallecidos era el alcalde del municipio, el señor Don Josep Rosell y un importante magnate suizo que según parece, quería invertir en la zona, los encontraron con un disparo en la cabeza a cada uno y según parece, no se sabe quién es el autor de los hechos, hasta el lugar de los hechos se ha desplazado nuestro corresponsal para darles las últimas novedades sobre lo ocurrido"

Seguí atento a las noticias mientras me traían el primer plato que no era más que una simple ensalada y le pedí al camarero que por favor me trajera cuando pudiera el segundo, que consistía en un filete empanado con patatas fritas, no dijeron mucho más sobre la noticia que fuera destacable más que lo anunciado, que no tenían pruebas ni una ligera sospecha de quien podría haber sido el autor de los hechos, ahora sólo quedaba que encontrarán las pruebas que dejé en las casas de los asesinados y podría olvidarme del asunto.

Después de la comida me salí a la terracita a tomar el café, coincidiendo con la salida de los alumnos del instituto, me llamó la atención la presencia de dos chicos rapados volteando por la puerta que daba a la calle, cuando se abrieron las del instituto observé cómo una chica salía a la carrera esquivando a todo el que encontraba a su paso hasta que se topó de frente con los mencionados chavales que la detuvieron, algo malo estaba a punto de suceder, mientras seguía la secuencia el camarero me trajo mi café, lo observé y le di un billete,

-"quédate con la vuelta"- le decía mientras daba vueltas con la cucharilla sin perder de vista la entrada del instituto, viendo cómo una chica rubia escoltada por cuatro más se dirigía hasta dónde había llegado la primera, que se mantenía parada frente a los dos muchachos.

-"Pobre niña, la han tomado con ella"

Logré escuchar a mi espalda, me giré y le lance una severa mirada a cuatro tipos que seguían la escena.

-"y nunca habéis intervenido?"- pregunté casi conociendo la respuesta

-" que dices? Estás loco? Son las hijas de gente importante, nos buscaríamos problemas serios"- soltó uno de ellos, mirando con media sonrisa esperando que le diera la razón o algo así, los miré de arriba abajo, con cara de asco y circunstancias a partes iguales

-"putos cobardes de mierda"- les escupí y volví a mi café mientras vi cómo empujaban a la chica entre dos de ellas hasta hacerla caer mientras sus cómplices reían y la que parecía la líder del grupo le dió una patada a la carpeta de la primera, me tomé el café de un sólo sorbo y me dirigí a la zona, recogiendo la carpeta y tendiendo la mano a la chica que estaba en el suelo sollozando, uno de los cabeza rapada se dirigió a mí, craso error por su parte.

-"oye valiente, largo de aquí si no quieres que te dé una paliza, tú no sabes quién so.."- no terminó la frase pues de la patada que le di en la cabeza lo dejé inconsciente en el suelo, quién mierdas se pensaba el gilipollas ese para hablarme así, desde luego era él quién no me conocía, le saqué la cartera del bolsillo ante la atónita mirada de los niñatos esos y algún que otro chafardero, la abrí y le hice una foto con el móvil al DNI, ya lo tenía localizado, me dirigí al otro gilipollas que lo acompañaba, que aún estaba con la boca abierta de la sorpresa, también del miedo, todo hay que decirlo, y le pedí que me entregara el DNI, cagado de miedo y entre temblores me lo tendió.

-" eres policía o algo así?"- me dijo con un hilo de voz

-"no, pero tú eres gilipollas"- le solté sonriendo, devolviendo el documento de identidad -"ahora vosotras, dadme vuestro DNI"- todas menos la líder me lo tendieron casi sollozando y con el miedo y la sorpresa aún vistiendo sus caras.

-"no te voy a dar una mierda, subnormal, tú no sabes quién soy yo o quién es mi padre, te vas a cagar en los pantalones cuando se entere"- iba ladrando la perra mientras yo iba haciendo fotos a los DNI's de sus amigas.

-"la que se va a cagar vas a ser tú y tu padre cómo no me des el DNI ahora mismo"- le dije mientras le devolvía los carnets a las otra perras y me puse frente a ella, que me escupió en la cara, craso error, le dije con la mirada que observara mi cinturón y apartando ligeramente la cremallera de la sudadera que llevaba puesta mostré la pistola, lo justo para que sus ojos se abrieran cómo platos y le susurré al oído, - "dame tu DNI o te seguiré hasta dar con toda tu familia y dejarte sin ella"- y cómo era de esperar, surtió el efecto esperado, la niña bonita me dió el DNI entre temblores y con los ojos acuosos, le hice la respectiva fotografía y ya tenía a todos los tontos localizados.

-"cómo te llamás? "- le pregunté a la primera chica, que tenía una cara mezcla de incredulidad y agradecimiento con un toque de miedo -"Alba, señor"-

-"está bien, Alba"- mascullé mientras miraba el móvil, levanté la vista para encontrar los ojos de Lidia, la agresora y de sus compañeras -"a partir de ahora estás chicas se ocuparán de protegerte"- continúe mientras sonreía viendo la cara de perplejidad que se les quedó a las chicas, le tendí una tarjeta con mi número de teléfono -"si hay algún problema llámame sin compromiso, yo sabré arreglarlo, pero no creo que Lidia ni sus amigas pongan ninguna objeción, verdad?"- las miré a las cinco y todas negaron con la cabeza sin poder articular palabra alguna debido al miedo que aún les corría por el cuerpo, acto seguido me volví hacia el bar, recogí mis pertenencias y me fuí de allí dejando a los estúpidos aquellos con la boca abierta, me hubiera gustado realmente encañonar a alguno de ellos y esparcir sus sesos por las paredes, pero se me iba el tiempo y tenía un trabajo que cobrar, así que me fuí del lugar esperando que Alba no tuviera que llamarme nunca.

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