Capítulo 18

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Madison Russell.

Después de eso, pasé varias horas encerrada en el baño del avión hasta que alguien necesitó usarlo y debí salir para volver a mi asiento, donde, por suerte, Alexander estaba con los ojos cerrados durmiendo.

Me acomodé alado de Magnus el cual seguía durmiendo plácidamente y aunque quise dormir y descansar un poco, me fue totalmente imposible y cuando finalmente logré cerrar los ojos a los minutos o quizás horas no sabía con exactitud sentí unas pequeñas manos tocando mi rostro junto con algunos balbuceo que podía identificar de quién eran.

Apenas abrí mis ojos, me encontré con el torso de Magnus que estaba de rodillas frente a mi cara mientras intentaba despertarme. Me moví para observarlo y él, al notar que yo estaba despierta, soltó un pequeño grito y se tiró encima de mi cara sin cuidado, haciendo que soltara una risa divertida.

_ Buenos días, hombrecito - susurré y tomé a Magnus para pegarlo a mi rostro y besar su mejilla.

Mis ojos se elevaron y sin hacer ningún esfuerzo me topé de inmediato con los ojos grises de Alexander en los que podía ver el cansancio. Decidí ignorarlo y seguí jugando con Magnus, que después de unos minutos su hermano ya despertó. También quiso unir con nosotros y tenía a ambos en mis piernas.

_¿Me extrañaron? - susurró y los dos pequeños sonríen mostrando sus pequeños dientes delanteros. - Yo también los extrañé. - Los abrazó con fuerza y me separó para finalmente observar por la ventanilla y ver qué el sol está en su esplendor afuera.

_ Aterrizaremos en unos minutos - habla por primera vez Alexander. Sin mirarlo, asiento con mi cabeza mientras sigo jugando con los gemelos.

Después de unos cuantos minutos más, el piloto nos comunica que aterrizaremos y debemos abrochar los cinturones. Meto a Magnus en su silla y, aunque vuelve a llorar, intento distraerlo con sus juguetes y Nathan esta vez también comienza a llorar al escuchar el llanto de su hermano, así que tanto como Alexander como yo intentamos calmarlos hasta que finalmente aterrizamos y logro sacar a Magnus.

Dejamos que baje la mayor parte de los pasajeros y luego bajamos nosotros mientras sostengo a Magnus en mis brazos.

Finalmente, hemos llegado a Colombia, específicamente Caldas, pero nuestro viaje no termina aquí. Julián, el dueño de las tierras donde se hacen las siembras y cosechas del café, nos vendrá a buscar para luego partir a Manizales dónde se encuentran sus tierras.

_ Madie - me llama Alexander mientras camino adelante de él para ir por nuestras maletas. Me giro para observarlo y ver cómo se acerca con Nathan en sus brazos - Te debo una disculpa... - rasca la parte de atrás de su cabeza y fija sus ojos en los míos - yo... No quise hacerte sentir mal, realmente me siento mal por lo que pasó en el avión, discúlpame.

Siento mis ojos humedecerse, pero me contengo y sin decirle nada, asiento con mi cabeza para girarme y seguir mi camino.

_ Espera - insiste y toma mi brazo deteniéndome - no quiero que estés molesta conmigo. Quiero que disfrutes este viaje y si seguimos así no podremos hacerlo - insiste, lo cual asiento porque tiene razón - Yo... Esto es algo muy complicado para mí, Madie, me siento muy confundido y, aunque sigo en la misma postura de que estos sentimientos que comenzaron a surgir entre nosotros no pueden ser... Me es muy difícil alejarme y quiero estar bien contigo, no te mereces el trato que te he dado ni cómo te he atacado en el avión.

Acomodo a Magnus en mi cadera y remojo mis labios. Alexander está asustado y no es algo que ya no supiera. Josh en estos días, me lo repitió bastante, pero aunque comprenda en parte su miedo, yo no merezco que me quieran de esa forma. Con miedo o inseguridad y nadie más que él debe descubrir eso, pero ya no sé si es demasiado tarde, por qué he decidido colocarme un stop a mí misma. He sufrido por mucho tiempo por el amor que le tengo, Alexander, y ya no puedo seguir así. Debo hacer mi vida y ser feliz, no vivir en las sombras como lo he hecho en todos estos años.

          

_ Realmente lamentó que te sientas así, Alexander, no era mi intención confundirte ni que la pasarás mal - Respiro con fuerza y fijo mis ojos en los suyos con determinación. - Quizás no lo sabes o no te has dado cuenta nunca, pero lo que yo siento por ti, no es un enamoramiento pasajero ni estúpido. Yo te quiero, Alexander, y quizás siempre lo he hecho y no lo digo para presionarte ni confundirte más, solo quiero que quede claro que nada para mí ha sido un juego y que ese beso que nos dimos en tu oficina no fue un error, al menos no para mí.

Alexander me observa sorprendido y decido girarme para seguir mi caminó. La presión en mi pecho disminuye un poco y es que es primera vez que confieso lo que siento. Es la primera vez y no sabía que necesitaba tanto decirlo para comenzar a sentirme mejor.

Retiramos nuestras maletas y Alexander se mantiene callado y pensativo a mi lado y lo dejo tranquilo, él debe analizar lo que le acabo de decir y quizás no ha sido muy inteligente de nuestra parte confesar nuestros sentimientos en el aeropuerto y a inicio de nuestro viaje, pero así es como ha surgido y no queda de otra que aceptarlo.

Comenzamos a caminar a la salida y puedo observar a un montón de personas esperando a sus familiares o amigos que vienen viajando. Escaneo al rededor en busca del hombre canoso que hemos visto en los videos de conferencias, hasta que finalmente lo veo y alzo mi mano hacia él que nos reconoce y avanza a nuestra dirección.

_ Que bien que ya están aquí - saluda en inglés y Alexander no duda en estirar su mano como saludo que el hombre recibe de inmediato con entusiasmo, luego él se inclina hacia mí para darme un beso en la mejilla en modo de saludo - Y estos son los pequeños de los cuales me han hablado bastante - dice observando a los gemelos y no debemos ser adivinos para saber que ese quien le hablo de los gemelos fue mi padre.

Nathan observa con curiosidad al hombre mientras que Magnus de pega a mi pecho.

_ Él es Nathan - habla Alexander finalmente mostrando a su hijo en brazos - y él es Magnus. Son mis hijos.

_ Hola pequeños - saluda el hombre y Nathan estira su mano hacia él como saludo haciendo que sonriamos - me alegra mucho que decidieran traerlos, la familia siempre será lo más importante y ustedes al traerlos a este viaje solo me confirman que son unos excelentes padres y no piensan solamente en negocios y dinero.

Mi sonrisa flaquea por unos segundos y observó a Alexander que también observa al hombre con el ceño fruncido. Quizás fue una mala traducción y quiso decir un buen padre, pero no me da tiempo de corregirlo cuando el hombre toma nuestras maletas y le pide ayuda a un chico a su lado que no había visto hasta ahora.

_ Él es Miguel, es hijo de uno de nuestros trabajadores, pero es como parte de la familia, lo conocemos desde que estaba en el vientre de su madre - explica el hombre mientras mira al muchacho de cabello chocolate con cariño.

El chico nos mira con atención y curiosidad, sacándome una sonrisa.

_ Es un gusto, Miguel - habló en español haciendo que él abra sus ojos sorprendidos para finalmente sonreír con sus mejillas sonrojadas.

_ Buenos días, señorita - saluda.

_ Venga, vamos, tenemos un viaje de treinta minutos hasta llegar a la finca.

Comenzamos a caminar y en cuanto salimos del aeropuerto, el clima más cálido que el de Seattle nos da la bienvenida, con un sol reluciente. Julián nos guía hacia una camioneta y subimos acomodando a los gemelos en sus sillas.

_ Me alegra que aceptarán la invitación. Usualmente, cuando hacemos tratos y los invitamos a que conozcan nuestro trabajo, no suele aceptar, ya sea por tiempo o por alguna otra razón. Que ustedes quieran conocer nuestra empresa y producto nos hace ver que hemos tomado una muy buena decisión en hacer negocios con la empresa Russell & Norris.

El Amigo de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora