UN PUEBLO IDEAL

7 1 2
                                    

Era un pueblo ideal, rodeado de montañas, con ríos de aguas cantarinas donde habitaban las hadas de la naturaleza, según contaba la tradición. 


   Allí nada funcionaba mal desde hacía pocos años; las calles siempre estaban limpias, sin basura esparcida, ni papeles en el suelo, ni excrementos de perros. Las carreteras estaban bien asfaltadas, las casas relucían al sol como recién pintadas y las lluvias escasas dejaban paso a coloridos arcoíris, que deleitaban a todo el mundo. 

   Unas montañas moldeadas por el agua de millones de años atrás atraían excursionistas cívicos que dejaban el bosque más limpio de lo que lo habían encontrado, cazadores conscientes de que, al llevar un arma, hay que tener mucho cuidado y solo disparar a las presas débiles para regular el ecosistema de la manera más natural. Estaban atentos a los lugares por donde paseaban los que venían de fuera con sus hijos y sus mascotas para disfrutar de la naturaleza y así evitar accidentes. 

   La policía patrullaba las calles, pero apenas tenían trabajo, porque no existía ninguna clase de delincuencia. Ayudaban a cruzar a los niños en los pasos de cebra a la salida del colegio, y si alguien tenía un problema, acudían en pocos minutos para solucionarlo. Nadie se quejaba porque todo funcionaba a las mil maravillas y, por eso, la convivencia era perfecta.

UN PUEBLO IDEALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora