❝ 剣闘士 : En una época donde el valor y el honor eran la esencia de la vida, Jungkook, un valiente gladiador romano, se ve enfrentado al desafío más grande de su vida. No solo debe luchar contra un león feroz en la arena, sino que también debe ganar p...
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T h e gladiator's lovet e s t
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Jungkook ajustó su armadura con precisión, dejando al descubierto su cabeza, un gesto audaz que hablaba de su valentía. Empuñando un escudo inquebrantable en su mano izquierda y una espada que parecía cobrar vida en la derecha, se adentró en la arena, listo para el combate. Los rayos del sol, típicos del clima mediterráneo, proyectaban sobre la arena las sombras alargadas de Jungkook y su formidable adversario: un león de mirada fiera.
Un silencio sepulcral se apoderó de la multitud, tan denso que el rugido del león reverberó con una fuerza casi sobrenatural. Sin embargo, Jungkook permaneció sereno, su rostro era el epítome de la calma, desafiando al majestuoso león con una mirada firme y sin rastro de miedo.
—Estoy listo —anunció con voz resonante, dirigiendo su mirada hacia el balcón real, donde el rey Dooshik y su amado hijo Jimin presenciaban la escena.
Jimin, con una sonrisa llena de picardía, le envió un beso volado.
Jungkook frunció el ceño, una expresión de pura determinación y desafío cruzó su rostro.
—Ven aquí, lindo gatito —desafió con una audacia que rozaba la insolencia.
El león, como si entendiera el desafío, emitió un rugido atronador y levantó sus patas delanteras en un gesto amenazante.
—¡Ugh!
Por instinto, Jungkook levantó su escudo, derribando al león en un movimiento reflejo. El animal cayó con un estruendo, levantando una nube de polvo que se dispersó lentamente. Desde el suelo, el león lanzó un rugido lleno de furia y se puso en pie de un salto, sus garras desgarrando la arena, listo para el ataque.
—¡Vamos, Kookie! ¡Tú puedes! —gritó el joven rubio desde la distancia, su voz se elevó por encima del murmullo de la multitud.
El escudo de Jungkook se encontró una vez más con el león, y el choque provocó una ola de aclamaciones entre los espectadores. Wooshik, desde su asiento de honor, no podía disimular su entusiasmo por el espectáculo. El guerrero sabía que debía vencer para reunirse con su amado hijo; la muerte podría ser un escape más fácil, pero no formaba parte de sus planes.
