8. Cuarentaitres llamadas.

8 3 1
                                    

[...]
⚠️Este capítulo está lleno de contenido adulto ⚠️

—Igh —apretó los dientes y aferró su mano libre a la de Theo, si bien, estaba tratando de no quejarse mucho, estaba siendo tatuada en una de las partes más sensibles de el cuerpo, se maldijo a si misma, el tatuador le habia dicho que le iba aa doler demasiado, e incluso trató de ser un poco persuasivo con ella, pero es que si a Tam algo se le metía en la cabeza, no salía facilmente.

—Después de esto, quiero un helado —se quejó una vez más, y escuchó al tatuador reír, ella también lo hizo, entre dientes— ¿Falta mucho? —preguntó, a lo que el tatuador negó, e hizo que Tam suspirara con cierta cuota de alivio.

El pelinegro negó mientras veía el rostro afligido de la chica, para ser su primer tatuaje era valiente

— Luego haré que ponga mi nombre sobre ti — murmuró en su cuello antes de besar aquella parte.

Le hizo gracia como ella se sonrojaba y negaba, el asintió y ella volvió a negar. — No te atreves — Tam entrecerró los ojos mirándolo y luego apretó más su mano cuando la aguja pasaba sobre el hueso de su dedo. — Joder...—

— Pero mira que feo hablas ya — se burló el pelinegro besando su mano libre.

(...)

Se encontraba fumando de pie mientras la pelirroja a su lado sentada en una banca lamía el helado que había comprado, suspiro luego de dejar salir el humo. Aquella chica hacia que perdiera el control fácilmente, más cuando algunos hombres pasaban deleitándose al mirarla. Estaba molesto.

— Apresurate, tienes a todos los imbéciles del lugar mirándote — su buen humor se había ido, ya no era divertido. Negó con la cabeza apretando su puño sintiendo la piel de su antebrazo estirarse y sentir algo de dolor por el tatuaje.

Estaban fuera del centro comercial ya que no podía fumar dentro pero que ganas tenía de romperle la cara al cretino que miraba las piernas de Tamara desde la cafetería del lugar.

Tamara estaba muy feliz con su helado, y con su tatuaje nuevo, incluso lo miraba cuando, sentada afuera en el estacionamiento junto a Theo, estiraba su mano para poder verlo, y luego giro para ver en su antebrazo la pequeña T, junto al corazón, le gustaba mucho, la hacía sonreír y era lo más impulsivo que había hecho en mucho, mucho tiempo.

Volteo a verlo, y bajo la mano casi por instinto, se sintió irritada casi al momento, y se colocó de pie, tiró el resto de el helado en la basura, lo único que había comido casi por completo en el día, cabe mencionar, y solo caminó al auto sin mirar atrás, por lo menos hasta que Theo llegó para quitarle el seguro al auto.

—Apurate, me están dando ganas de desnudarme y pedir que vengan a cogerme —espetó, irritada, no era su culpa que la miraran, estaba cansada de eso, de hecho, no podía usar NADA sin ser acosada y el chico al que había decidido fuera su pareja la culpaba de ello. Ni siquiera usaba algo tan provocativo.

Enojada cerró de un portazo y se acomodó en su asiento, apretando con fuerza la piel de sus rodillas, clavándose las uñas en el proceso, hasta que se dio cuenta de lo que hacia. No podia tener marcas, se maldijo mentalmente, con la necesidad de hacerse daño a si misma, buscando algo para dejar de estar tan enojada.

— ¿Qué dijiste antes, Tamara?— abrió la puerta molesto aún y más con aquella declaración. — Baja del auto, no has comprado nada de lo que querías — dijo cuando la pelirroja cerro la puerta nuevamente.

— ¿Sabes Theo? A veces eres un completo idiota—

Rodó los ojos abriendo la puerta — Baja del auto, no me obligues a cargarte — dijo más calmado — No me ha gustado lo que has dicho antes, baja del auto ya, Tamara —ordenó sin ganas de que aquella chica lo desobediera.

Amor Caótico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora