Ahh, dios, que tranquilidad la de estar en un parque, tomándote un helado con tu familia, por lo menos eso pensaba Akko Komaeda, hijo de Nagito Komaeda.
¿Qué tenía de especial? Era una réplica a su "madre", solo que el adolescente era más borde, no solía expresar afecto, al contrario que su hermana gemela Emily, ella era más... ¿cómo decirlo? Todo lo contrario a él.
"Akko, ya basta..." Dijo Emily, haciendo un puchero.
"¿Basta de qué?"
"De hacer gilipolleces por ahí, hay gente, lo sabes, ¿no?" Volvió a hablarle a su hermano
"¿Y a mí qué? Que me coman los huevos." Dijo el albino, sacándole el dedo al aire.
"¡Pero bueno!"
"Pero nada." El albino se alejó de su familia, yéndose "a tomar por culo" (como él suele decir). Se sentó en un banco y se puso a ver Tik Tok, sin saber que pronto vendría su primo menor, Craig.
"Oye, mi padre está preocupado por ti." Se sentó al lado de su primo.
"Pff, ¿y a mí qué? Como si de verdad le importara..." Miró al del gorro azul con pompón de reojo. "Si de verdad le importara, él ya hubiera venido."
De repente, apareció Emily corriendo, jadeando cuando llegó por falta de aire.
"Akko... Eres gilipollas..." Le miró de reojo su hermana. Como respuesta obtuvo que su hermano le sacara el dedo.
Emily se sentó en el banco con ellos, mirando hacia arriba para agarrar aire.
"Inútiles, os estaba buscando a ambos..." La albina notó una mano en su cabeza, era la de su gemelo, acariciándola para que se tranquilice.
Craig notó una presencia allí, una presencia mala. No quiso decir nada porque seguro le llamarán "raro", "loco" o "esquizofrénico".
"Supongo que ya no tienes que preocuparte, nos has encontrado." Dijo el albino a su gemela, la cual hizo un leve puchero.
"Chicos, no es por interrumpir el momento pero, creo que hay alguien cerca..."
Ambos miraron a Craig, un poco sorprendidos.
"¿En serio?" Dijo el albino, un poco preocupado. Sabía que Craig no mentía, pues también notó la presencia de alguien más.
"Ehm, será mejor que nos vayamos, ¿no..? ¿NO?" Dijo un poco preocupada la albina.
Antes que pudieran reaccionar, un hombre ya había atrapado al del gorro. Horrorizados, los otros dos se quedaron quietos, no sabían que hacer, que decir o si deberían correr o no.
El hombre los atrapó a los tres.