SENTIDO DE PERTENENCIA

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Compartir momentos especiales de la vida de alguien se vuelve adictivo.
Da lo mismo si es un cumpleaños, una caminata por la ciudad, el gol de su equipo favorito o un pan con azúcar en medio del tráfico. Todo tiene un sabor único; porque lo realmente importante es lo alto que te hace vibrar su compañía.
Junto con ese paquete de experiencias maravillosas, viene un sentido de pertenencia que necesita una dosis extra de paciencia.
Respira profundo porque, sin poder evitarlo, te encontrarás tratando de procesar que un día te ofrezca un chocolate de una caja que inocentemente abrió con alguien más.
Son pequeños sin sentidos que se vuelven más absurdos cuando los dices en voz alta; pero que, en el fondo de tu panza, se sienten más amargos que un café barato.
Aunque racionalmente tengas claro que no puedes ser el dueño de nadie, la piel no entiende razones y se incomoda cuando ves a tu persona mirando de frente y con atención a alguien que no eres tú.
Cómo lidiar con eso? Te preguntarás. Pues no creo que haya una receta mágica, pero lo que sí ayuda es hablarlo, no a manera de reproche, sino en forma de confesión.
Libera la carga, no hay por qué pretender que no sientes cuando sientes, no hay por qué ocultar que amas tanto que también sientes miedo a perder.

LEYENDO HERIDASWhere stories live. Discover now