Prefacio

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Los elfos, seres magníficos con características humanas pero con orejas puntiagudas y una excelente agilidad, capaces de vivir muchos años y lentos al envegesimiento.
Cristel Dàses, hija de Brisa Øuon y Aran Dàses, hermana menor de Aurora Dàses
Esta hermosa familia vivía en el bosque Tuxtlas, un hermoso lugar lleno de colores y muchos animales. Cristel era una adolescente que adoraba los animales, en especial algunos animales salvajes, siempre salia a escondidas de sus padres para ir a ver a los lobos, los tigres, a los leones... Sus padres se daban cuenta de esto y la reprendian por ir con esos animales. Una tarde, Cristel pretendia salir a urtadillas de su casa para visitar a los animales un rato, pero sus padres se dieron cuenta.
- ¿A dónde crees que vas jovencita? - Dijo la madre de Cristel.
- No pensaras ir con esos animales salvajes otra vez, ¿verdad? - Añadió el padre de Cristel.
La joven chica elfo agachó la cabeza
- Ya veo... Si pensabas ir con ellos ¿¡cierto!? - Dijo la madre enojada.
- Cristel - Dijo el padre - No puedes seguir yendo con esos animales, ¡son peligrosos! ¡Podrian hacerte daño! - Dijo el padre también furioso.
- Nunca me harian daño papá... Puede que sean salvajes, ¡pero no debemos juzgarlos por eso! Son seres vivos como todos nosotros... ¡No tenemos el derecho de tratarlos mal! - Exclamó Cristel con lagrimas en los ojos.
Cristel salió de la casa corriendo y llorando, fue con sus amigos los animales, a uno de los lugares más hermosos del bosque, en su camino escuchaba los musmullos de la gente.
- ¿Viste a esa chica? Es la que va con esos animales... -
- No puede ser, tanta belleza desperdiciada con estupidez, esos animales la van a devorar tarde o temprano -
Cristel pasaba por el pueblo con la cabeza baja, pero no se arrepentia de nada. Después de un rato llegó a su lugar de encuentro, estuvo con los animales un rato largo esperando que la tristeza en su corazón se fuera. Cristel lloraba, abrazaba y hablaba con los animales.
- Ojala mis padres entendieran que no solo por comer carne no significa que sean malos... Ustedes son los únicos que me entienden, que mal que ya venga el invierno... - dijo Cristel con tristeza.
Cristel se quedó tanto tiempo con ellos que se quedó dormida; La joven estuvo durmiendo un buen rato pero despertó con un sonido de impacto de una flecha.
- ¡Ah! ¿Qué fue eso? - dijo Cristel mientras miraba a todas direcciones.
Vio una flecha con una nota en un árbol, cogió la flecha y se dispuso a leer la nota.
- ᩏꪹỉ᭢ᨶꫀకꪖ ᨶꪹỉకᡶꫀꪶ ᦔꪖ́కꫀక, కꪊ ᩏꪖᦔꪹꫀ ꫝꪖ కỉᦔꪮ ᨶꪖᩏᡶꪊꪹꪖᦔꪮ ᩏꪮꪹ ꫀ᭢ꪮꪹꪑꫀక ᦔꫀꪊᦔꪖక ᧁꪊꫀ ᡶỉꫀ᭢ꫀ ᨶꪮ᭢ ᭢ꪮకꪮᡶꪹꪮక, కỉ ᧁꪊỉꫀꪹꫀ కꪖꪶꪜꪖꪹ ꪖ కꪊ ᩏꪖᦔꪹꫀ ꪊకᡶꫀᦔ ᦔꫀꪉꫀ ᡶꪮꪑꪖꪹ కꪊ ꪶꪊᦋꪖꪹ ꪗ ᡶꪹꪖꫀꪹ᭢ꪮక ꪶꪖ ᦋꫀꪑꪖ ᦔꫀ ꪶꪖ ꪜỉᦔꪖ, ᡶꫀ ꫀకᡶꪖꪹꫀ ꫀకᩏꫀꪹꪖ᭢ᦔꪮ ꫀ᭢ ꪶꪖ ᠻꪮꪹᡶꪖꪶꫀɀꪖ ᠻꪶꪮ᭙ꫀꪹ -
Cristel miró con terror la carta.
- ¿Qué es esto? ¿Quienes son estas personas? ¿Porqué me dicen princesa? -
Dijo Cristel para sí misma.
Corrió como nunca antes habia corrido, ignorando las miradas de todos llegó a casa, donde estaban su madre y su hermana llorando desesperadamente.
- ¿¡Qué sucedió!? - Dijo Cristel.
- Se llevaron a tu padre Cristel - Dijo la madre entre sollozos.
Cristel se puso pálida y lloró con su madre y su hermana, pero después de un rato recordó las palabras de la carta.
- 𝚂𝚒 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛 𝚊 𝚜𝚞 𝚙𝚊𝚍𝚛𝚎 𝚞𝚜𝚝𝚎𝚍 𝚍𝚎𝚋𝚎 𝚝𝚘𝚖𝚊𝚛 𝚜𝚞 𝚕𝚞𝚐𝚊𝚛 𝚢 𝚝𝚛𝚊𝚎𝚛𝚗𝚘𝚜 𝚕𝚊 𝚐𝚎𝚖𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚟𝚒𝚍𝚊 -
Pero de igual forma la palabra ᩏꪹỉ᭢ᨶꫀకꪖ seguia en su cabeza.
- Mamá... Me llegó una carta que decia que era una princesa, ¿a qué te refieres con eso? - Dijo Cristel.
- Hija... Hijas mias... - Dijo la madre llorando - Nuestra sangre no es como la de los otros elfos, somos... De la realeza -
Cristel y su hermana se miraron sorprendidas, pero luego Cristel preguntó.
- Si mi hermana y yo somos princesas, y supongo que ustedes son monarcas... ¿Porqué me quieren a mí? Si alguien es importante es mi hermana... Ella seria la heredera - Dijo Cristel.
- Hermana... Tu anillo, es la gema de la vida, nadie más que tú puede tenerla, si otro la obtuviera tendria un poder inimaginable - Dijo Aurora.
- Pero, tú eres la heredera, ¿porqué yo? - preguntó Cristel.
Después de esa pregunta hubo un silencio incómodo, pero Cristel tomó una decisión. Se fue del lado de su madre y su hermana, fue en busca de su arco y sus flechas, también por provisiones y escapó por la ventana de su habitación.
La joven recorrió todo el pueblo, iluminado por luciernagas y por la luna, intentando encontrar el camino a la fortaleza Flower. Pronto llegó el otoño, el frio de la naturaleza, los animales empezaban a prepararse para ivernar, la caida y cambio de color de las hojas; Cristel hizo todo lo posible por recolectar alimentos antes del otoño, pero no habia conseguido mucho.
Cristel caminó mucho, hasta que cayó en el suelo, exhausta; Cristel se quedó dormida pero al rato se despertó porqué sentia un cosquilleo en su cuerpo, abrió los ojos y vio a un grupo de animales que la rodeaban, cada uno de ellos tenia nueces, frutas y verduras, Cristel se sentó con las fuerzas que le quedaban y recibió el alimento que le daban los animales, luego unos elefantes le dieron agua en unos contenedores y unas abejitas le dieron miel. Después de despedirse de los animales siguió su camino y pronto hacia cada vez más frio, pasaron las semanas y Cristel se volvió a quedar sin alimento y sin agua, y esta vez los animales no podrian ayudarla, así que cayó desmayada al suelo. Hasta que sintió que alguien la cargaba, sentia el calor de un elfo y pudo abrir un poco los ojos y vio que la recostó en una cama e intentaba hablar con ella, y despertarla, Cristel queria moverse y abrir del todo los ojos, pero no tenia fuerzas para hacerlo.

ℂ𝕣𝕚𝕤𝕥𝕖𝕝 𝔻𝕒̀𝕤𝕠𝕤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora