Capítulo 8

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Estuvieron hablando por lo que parecieron ser horas sobre sus colores, lugares, artistas y deportes favoritos.

La chica de la ventana, Wanda, amaba el softball, andar en patineta (aunque no lo hacía muy seguido debido a su sobreprotectora madre), coleccionar monedas, la Nutella, Lana del rey y el color azul. Ella le contó, a cambio, sus obsesiones con Ed Sheeran, One Direction, Demi Lovato, las bananas, la pizza, los lazos y la poca habilidad que tenía para el deporte.

Ese día rieron como solo ríen amigas que se conocen desde hace diez años. De vez en cuando, Natasha dejaba salir de su boca comentarios sarcásticos, y de inmediato se daba el tiempo de explicar todo, pues sabía que Wanda no podría entenderlos.

Fue entonces cuando la madre de Natasha tocó la puerta.

Melina: ¿Puedo pasar?

Natasha: Mamá... tú -La chica de la ventana estaba asustada-... Estoy vistiéndome, mamá. ¿Podrías quedarte afuera?

Melina: Claro. Solo vine a decirte que la cena está lista.

La chica de la ventana comenzó a asustarse. Tenía que inventar una excusa.

Natasha: Mamá, no tengo hambre y me estoy sintiendo un poco mal. Creo que prefiero dormir.

Melina: ¿Segura?

Natasha: Si, y prometo cocinar algo si me da hambre.

Melina: Está bien -Aceptó.

Y en cuanto dijo esto, se fue. Natasha respiró hondo. Melina no era una madre de las que suelen enojarse por todo, pero encontrar a tu hija hablando con una desconocida a través de la ventana no debe de ser algo muy lindo... Además, no quería que viera sus golpes.

Cuando Natasha se volteó a mirar a la chica de la ventana, ésta estaba chasqueando los dedos y mirando el suelo de la habitación.

Natasha: ¿Qué sucede?

Wanda: Necesitas comer.

Natasha: Comería si pudiera moverme...

Wanda: Puedes moverte. Acabas de mover tu cabeza.

Natasha: Me refiero a que iría si pudiera caminar sin gritar.

Wanda: Oh -Su boca se abrió, sorprendida, como si hubiese olvidado el hecho de que Natasha estaba lastimada— ¿Te duele mucho?

Natasha: Lo normal. Tal vez no vaya mañana a la escuela.

Wanda: Eso sería genial -Dijo con una sonrisa.

Natasha: ¿Perdón?

Wanda: Me refiero a que así podríamos hablar durante toda la mañana... No hablo con muchas personas, chica de la ventana, y cuando lo hago no es divertido.

Natasha: ¿Estás diciendo que es divertido hablar conmigo? -Preguntó elevando una de sus cejas.

La chica de la ventana solo se encogió de hombros, sonrió y la miro a los ojos por unos pequeños segundos. Durante sus conversaciones lo había hecho de vez en cuando, a veces por error y otras con miedo, como si quisiera detallar más sus ojos, como si estos fuesen casi tan hermosos como los de ella.

Wanda: Sí, supongo que sí.

Natasha sonrió. Jamás se había sentido así. Jamás había sentido tantas mariposas revoloteando en su interior. Jamás había sentido tantos deseos de estar junto alguien. Jamás se había sentido tan feliz. Aquella chica lograba convertir su mundo en algo más positivo, más hermoso. Ella era tan inocente, tan dulce y divertida detrás de aquella coraza de chica ruda vestida de negro con un rostro aparentemente infeliz. Era, simplemente... perfecta.

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Natasha: ¿Puedo ver tu brazo?

Wanda: ¿Mi brazo?

Natasha: Me hablaste de una fistula. Quiero saber cómo luce.

La chica de ojos avellana sonrió y luego sacó su brazo por la ventana. Aún estaba algo lejos, pero ahora Natasha era capaz de verlo mejor. La fistula era solo como una vena demasiado gruesa en el brazo de la chica. En realidad, no se veía tan mal si lo observaba desde allí.

Wanda: No es muy lindo, pero me sirve para vivir.

Natasha: No está mal...

Wanda: Estás mintiendo, ¿verdad?

Natasha: No lo estoy haciendo.

Fue allí cuando aquellos hermosos ojos avellana se iluminaron, como si "No está mal" fuese el mejor halago que hubiera recibido jamás.

Natasha miro a la chica durante lo que parecieron ser horas, pero fueron en realidad solo unos cuantos segundos. Observo cada parte que podía ver de ella como si no la fuese a ver nunca más en su vida. Sus manos, su torso, sus hombros, su rostro. Incluso se permitió ver descaradamente, durante solo un par de segundos, sus pechos bien formados. Fue entonces, la chica de la ventana se dio cuenta de que la estaba mirando... Y también a donde.

Wanda: Comúnmente no me doy cuenta de que me miran, chica de la ventana, pero tu realmente no sabes disimular.

Natasha se sonrojó y colocó ambas manos sobre su rostro. Jamás se había sentido tan avergonzada. Ella era genial, y seguramente ahora la odiaba o pensaba que era una pervertida.

Natasha: Lo siento... yo no... no debí...

Wanda: Tranquila, chica de la ventana... Pero la próxima vez intenta no morderte el labio.

Natasha: ¡Mierda! ¿En serio estaba mordiéndome el labio? -La chica de la ventana solo asintió-... Lo siento, yo... Yo no suelo hacer eso... Yo... yo no soy así, lo prometo.

Fue entonces cuando la chica de la ventana se echó a reír. Lo había hecho unas seis veces desde que habían comenzado a hablar, y siempre lo hacía por alguna tontería. Natasha debía admitir que esto era bastante tierno.

Mientras la chica de la ventana intentaba sofocar su risa, Natasha la miraba con ternura, sonriendo dulcemente.

Cuando su ataque de risa pareció marcharse del todo, Natasha preguntó:

Natasha: ¿Qué fue tan gracioso?

Wanda: Parecías estar a punto de llorar. Y tu rostro estaba bastante rojo... Te veías graciosa.

Natasha: ¡Mi rostro no es gracioso!

Wanda: Si que lo es -Contestó mirándola a los ojos durante solo un par de segundos.

Natasha: ¡No lo es!

Wanda: Claro que sí. Si yo hiciera lo mismo y tú me descubrieras no reaccionaria así -Dijo con su voz rasposa y ronca, intentando ocultar sus risas.

Seguramente no se había dado cuenta de lo sexy que eso se había escuchado.

Fue entonces cuando Natasha abrió los ojos como platos y finalmente sonrió al imaginar aquellos ojos avellana mirarla con más que un sentimiento de amistad. Algo en lo más profundo de su ser se revolvió y la hizo sentir en el cielo durante medio segundo.

"Concéntrate, Natasha. No arruines esto. Ni siquiera sabes si a ella le gustan las chicas"

Wanda: ¿Por qué sonríes?

Natasha: ¿En serio estás pensando en mirarme los pechos? -Preguntó cruzándose de brazos y elevando una de sus cejas.

La chica de la ventana volvió a reír, como si aquel fuese el mejor chiste del mundo. Como siempre que ella reía, Natasha la observó con dulzura y una sonrisa en el rostro.

La chica de la ventana (WandaNat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora