Esta es la historia de Margarita Escalante, una madura, elegante y poderosa empresaria, experta en el juego de las apariencias. Quién tenía la fuerte convicción de que su vida ya estaba hecha, hasta que conoce a Adriano Conti; un joven empleado de b...
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Capítulo 37
A la luz
Empresa Escalante
"El Piso de la muerte"
Adriano, continúa en su conversación telefónica con Leo, mientras camina... se percata de la mirada de Margarita sobre él, le sonríe cálidamente. Ella, disimulando su aflicción le corresponde el gesto.
Luego de unos minutos, culmina la llamada.
Se le acerca:
—Leo, me está pidiendo que baje... Es que Kira y él, me quieren entregar la invitación de su boda.
Margarita, asimila la noticia:
—Se casan... —Piensa con melancolía en su relación— Me alegro por ellos... pero sobre todo por Kira, por lo poco que pude conversar con ella se ve que es una buena muchacha. Ojalá que tu amigo la haga feliz. —Siente tristeza al recordar sus propias decisiones; lo disimula.
Adriano— Yo también lo espero. Aunque esta vez, yo si veo a Leo muy comprometido —Se impacta al recordar un hecho—. ¿Oye? Tú nunca lo has visto, ¿verdad?
Margarita, niega con su cabeza:
—No... nunca me lo has presentado.
Adriano— Pues cuando tenga la oportunidad, te lo voy a presentar.
Margarita, le pregunta con temor:
—¿Él sabe algo de lo nuestro?
Adriano— No, ¿cómo crees? —Ve la hora en su reloj, se apresura— Bueno, voy bajando... para regresar contigo lo antes posible. —Toma su rostro con ambas manos y la besa.
Margarita— Vete con calma... no hay prisa. Y cuando veas a Kira, envíale saludos de mi parte y dile... que espero que todo le esté yendo bien con su embarazo. —Piensa en su bebé, interrumpe el contacto visual.
Adriano, asiente:
—Se lo diré... —Le brinda una sonrisa con los labios cerrados—. Te amo.
Margarita— Yo también.
Él, se le acerca aún más y le roba otro beso. Finalmente sale.
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Margarita, respira profundo; Cierra los ojos y se sumerge en sus pensamientos. Contempla posibilidades, descarta, se replantea, vuelve a descartar... Al sentirse abrumada, se obliga a reanudar su trabajo. Para estar más cómoda se desabrocha los botones inferiores de su blazer, seguido del pantalón, como consecuencia su vientre se libera... sobresale ligeramente, se siente aliviada.
Tania, tiene bajón de cafeína... sale ansiosa de su oficina. Con su orgullo herido, considera sacrificarse y comprar su líquido preciado en la cafetería de la empresa. De camino hacia allá, se percata de la salida de Adriano del ascensor; Se detiene esperando a que se acerque.
Él, al notar su presencia se siente nervioso.
Ella, lo observa meticulosamente.
Le cuestiona:
—¿Margarita está arriba?
Adriano— ... Sí.
Tania— Se lo pregunto a usted, porque como ella ya no me responde el teléfono.
Adriano, se siente incómodo:
—Bueno... pues hoy sí está. Si quiere suba y hable con ella.
Tania asiente, mientras analiza su comportamiento.
Adriano— Si me disculpa, la tengo que dejar. —Se aleja de prisa.
Tania, aún dolida, considera si subir o no.
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Como si de una situación ilícita se tratase... Adriano, se encuentra con sus amigos en un pasillo oculto que colinda con la cafetería.
Luego de saludarse, Leo, le hace entrega de la invitación.
Kira— Tenemos que pedirte un favor.
Adriano, escucha atento:
—Sí, díganme.
Kira— Necesitamos que seas discreto... Es que, no invitamos prácticamente a nadie de aquí.
Leo— Yo invité sólo a Carlos y a Beto... Y Kira, invitó a "La Capitana".
Adriano— ¿Tania va a estar?
Kira— Sí, yo a ella la aprecio mucho —Reprende al padre de su hijo—. ¡Y por favor, Leo! Ya deja de llamarla así.
Leo— ¡Pero ni que ella estuviera aquí!
Kira— ¡Como quiera! De tanto que lo dices, un día de estos se te va a escapar frente a ella y ahí sí que te va a despedir sin pensarlo dos veces.
Leo, asiente con desgano:
—Está bien, no lo vuelvo a decir —Se dirige a Adriano—. Y tú, pues ya sabes... vas a tener con quien sentarte en la mesa. A menos... que vayas con alguna invitada y te quieras sentar aparte con ella.
Adriano, se ríe ante sus intentos por sacarle información:
—Voy como estoy... Solo.
Leo— Sí, como no...
Kira, ajena a todo, permanece callada.
Adriano, se dirige a ella:
—Por cierto, se me olvidó decirte... Que mi jefa te envió saludos y me pidió que te dijera, que espera que todo te esté yendo bien con tu embarazo.
Leo— ¡Pero mira nada más, Kira!
Ella se ríe ante la broma de su prometido:
—Dile que son apreciados y que espero que ella también esté bien.
Adriano, asiente:
—Se lo diré... —Se distrae, al sentir la vibración de su teléfono— Disculpen —Saca el celular y lo verifica, se topa con el nombre de su esposa; Disimula su incomodidad.
