– Ah, es usted – dijo el encargado y propietario de la pajarería –. Viene cada año por las mismas fechas a buscar un mochuelo, pero me temo que...
– Le pedí a mi hijo que se lo encargara, no sé si... – comentó el guerrero que había entrado –. Un joven rubio de ojos marrones, muy parecido a mí...
– ¡Ah, sí! Le recuerdo. Lo tengo, lo encargó bajo el nombre de... Grand Éssenos.
– Pero será...
– ¿Qué ocurre?
– Nada, nada. Ese soy yo.
– Pues aquí tiene su mochuelo, señor Éssenos.
Avergonzado, el hombre salió de la pajarería con una pequeña jaula que contenía el mochuelo. Esa misma noche iba a dejarlo en el templo de Atenea, como cada año por esa época.
– ¡Eros! ¡La próxima vez no te pido nada! – se quejó el guerrero al llegar a su vivienda, y las risas de sus hijos fueron evidentes.
– Ha sido divertido papá, no me lo niegues – le respondió su hijo Eros sin dejar de reírse.
– ¡No lo ha sido! ¡He pasado mucha vergüenza!
– Me hubiera gustado verte la cara – comentó otro de sus hijos –. ¿Lo veis, no? El gran dios Ares avergonzado por un juego de palabras.
– ¡Ya vale! ¡Eros! Esta te la devolveré...
Esa noche, el dios de la guerra llevó el mochuelo al templo de la diosa Atenea, su equivalente divina en la guerra además de diosa de la sabiduría. Estando frente a su estatua, abrió la pequeña jaula y permitió que el animal volara hasta postrarse en su brazo. Ahí le hizo una reverencia a la diosa y salió del templo sin ser visto por ninguna de las sacerdotisas.
Escondidos en las sombras había un par de figuras encapuchadas. Vieron a Ares salir, igual que lo habían visto entrar y comprar el mochuelo. Su curiosidad era demasiado grande. Entraron al templo para comprobar cómo realmente había dejado el mochuelo, el cuál se había movido al casco de la estatua de la diosa.
– Mira, querido. Ahí está – dijo una de las figuras, con una voz femenina.
– Pues sí que era él – contestó la otra, con una voz masculina.
– ¿Escuchaste el nombre por el que le llamó el hombre de la pajarería?
– Imposible no hacerlo.
– Adiós, mochuelillo de grandes senos.
– ¡Pero mi reina!
El hombre no podía dejar de reír ante ese comentario de la mujer. Ambos salieron del templo sin ser vistos, volviendo a la cueva de la que habían salido.

ESTÁS LEYENDO
Mochuelo
Short StoryReto realizado para el canal de Twitch de DiegoClares el 21 de Mayo de 2024 bajo los temas de Pajarería + Antigua Grecia + Nombres de broma. En esta historia, el dios Ares va a buscar un mochuelo en una pajarería, y su hijo Eros decide gastarle una...