Incierto / primera parte

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A la mañana siguiente, me desperté muy temprano con la noticia de que la policía había encontrado el cuerpo decapitado de Charlie Harrison, un gran influyente de la mafia. Me quedé atónita al escuchar su nombre, ya que era el hombre del que mi padre hablaba ayer por teléfono. Hasta ahora, mi padre no ha dicho una sola palabra al respecto, y eso me tenía un poco preocupada, porque normalmente cuando suceden estas "cosas", él siempre me advierte de tener cuidado. Dicho esto, no es la primera vez que ocurren estos altercados. Sin embargo, esta vez era diferente: en toda la mañana no había salido de su habitación, ni siquiera hoy, el día de mi graduación.

En este día, nada podía salir mal ni interrumpir mis planes. Tenía todo listo: vestido, zapatos, peinado, discurso, comida, etc. Había invitado a algunas personas cercanas a mí, excepto a Oliver. Aquella noche no pude decírselo, pero espero encontrarme con él hoy de alguna manera. La ceremonia era por la noche, así que tenía toda la mañana y la tarde para terminar algunos pendientes. Entre ellos, quería ir al bar para asegurarme de que todo estuviera en orden como lo dejamos ayer. Sin embargo, con todo lo que ha sucedido, debo admitir que tengo un mal presentimiento, algo me atemoriza y no creo poder salir tranquila.

Salí de mi habitación después de ponerme una sudadera y un calentador muy cómodo para salir a la calle. Bajé las escaleras muy despacio, esperando no encontrarme con mi padre, ya que no sabía cómo enfrentarme a él. Al llegar al salón, noté que no había nadie, ni siquiera los trabajadores. Me pareció extraño, pero no le di mucha importancia; quizás estaban en otro lugar de la casa o desayunando, ya que todavía era muy temprano.

Mientras me dirigía a la salida para encontrarme con Frank, noté que tampoco estaba en el patio como de costumbre. En ese momento, pensé que algo andaba mal. Me detuve por un instante antes de salir a la calle, dudando de cuán prudente y seguro sería hacerlo.

No pasará nada, nadie me verá. 

Miré el reloj de mi celular y vi que apenas iban a ser las seis de la mañana. Todavía no había amanecido por completo y era probable que la gente siguiera durmiendo. Abrí la puerta de mi casa y, al salir, hice un poco de ruido al cerrarla para que pudieran escucharme. Caminé rápidamente en dirección al bar. El frío recorría mi rostro, congelando la punta de mi nariz, mientras mis pensamientos me invadían. Entre ellos estaba Marieth. No había sabido nada de ella en semanas; tampoco la había visto en la Universidad y nadie sabía darme respuestas. Creo que después iré a su casa a preguntar a sus padres. También pensaba en Oliver y Kleer. No logro entender qué tipo de relación tienen, aunque es muy claro que a Kleer le gusta Oliver. De todas formas, ella no debería preocuparse por mí. No tengo ninguna intención romántica con Oliver; nuestra única relación es esta ayuda que le estoy dando para, según él, salvar mi vida. Sea o no cierto, prefiero prevenir que lamentar.

Cuando estaba por llegar al bar, vi a lo lejos a Oliver. Mi corazón se aceleró un poco y sonreí, como si de alguna manera hubiera estado esperando encontrármelo. Parecía que él tenía la misma idea de venir a cerciorarse de la situación, igual que yo. Me detuve a unas cuadras de distancia, solo porque quería admirarlo un poco. Llevaba pantalones holgados de color negro, una chompa del mismo color y una chaqueta de jean encima. Estaba de pie a unos metros de la cinta de "peligro", con el cabello despeinado por el viento cubriéndole parcialmente el rostro. Solo estaba ahí, observando. Al intentar avanzar, pisé una hoja seca, cuyo crujido hizo que Oliver se pusiera en guardia. Se volteó y nuestras miradas se cruzaron. Su expresión se veía confundida, con el ceño fruncido, como si algo no le pareciera o mi presencia lo hubiera molestado.

Avancé hacia el con pasos firmes, miré a mi alrededor pero no había nadie, me alivie un poco y seguí hasta encontrarme con él. 

-Hola Oliver__dije con mi mirada puesta en la escena del crimen__¿También has venido a cerciorarte? 

Romance mortal de un secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora