𝟐𝟓

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Después de una larga caminata por la interminable lluvia pude llegar a casa, extrañamente estaba silencioso, pero recordé que mamá no estaba en casa, así que subí directo a mi habitación, al entrar deje mis tacones en el suelo y suspiré relajada. Tenía que quitarme el vestido que se encontraba mojado, toda yo estaba mojada.

-¿Cómo estás,Bill? - pregunté quitándome los aretes.

Después de unos segundos no escuché respuesta.

-¿Bill? - me gire buscando la lámpara con la mirada.

Nada.

Me gire en busca nuevamente en la lámpara.
Me acerque a la cama y quite las sábanas, nada, mire por la mesita en noche, bajo la cama, en el armario, en mi mochila...

Mi corazón empezó a latir con fuerza contra mi pecho.

No estaba la lámpara.

Trate de tranquilizarme, pero fue en vano, empecé a temblar y a buscar por toda mi habitación, baje a la planta baja y lo busque con cautela ya que Jaeden estaba mirando televisión.
Pocos segundos después -que parecieron eternos- Jaeden suspiro.

- ¿Necesitas algo? - pregunto.

Apreté los labios - De hecho... - no tenía caso mentir, tal vez el sabía dónde estaba - Buscaba una lámpara, es de juguete.. Pero era un regalo para alguien y...

- ¿De juguete? - alzó una ceja.
Asentí con la cabeza sin dejar de sonreír falsamente.

- ¿Una lámpara llena de piedritas? - volví a asentir - Papá se la llevó, dijo que volvería pronto.

Mi corazón dio un vuelco, mi desesperación empezó a aumentar poco a poco, no sabía dónde podía estar papá, tampoco se que es lo que haría con Bill..

- ¿N-No te dijo a dónde iría? - mi voz se corto.

Jaeden se levantó - No, oye ¿Estás bien?.

-Tengo que irme.

Sin más que decir salí de casa corriendo, no me importo el no traer zapatos y traer un vestido, ni mucho menos la lluvia, solo quería encontrar a Bill.

Corrí sin rumbo alguno, mire a mi alrededor al llegar a una calle donde se miraban carros pasar rápidamente.

- Piensa... ¿Dónde puede estar? - mis ganas de llorar aumentaron poco a poco.

Y por un segundo mi mente se aclaró, mi papá quería la lámpara para venderla, que era lo más lógico, y a quince o veinte minutos se encontraba una tienda de antiguedades... Tal vez este ahí.
Me gire en mi alrededor, estaba descalza, mi vestido ahora incomodaba un poco por la lluvia, mí vista se nublaba, no podía irme a pie.

Camine y a solo unos metros estaban una pila de bicicletas colocadas en la pared donde cercas estaba una tienda de veinticuatro horas. Mordí mi labio y me acerque a una, la tomé y subí en esta para rápidamente pedalear hasta la tienda de antiguedades.

La lluvia no ayudaba mucho, y mi cabello mucho menos, tenía en mi cara un mechón grueso de cabello, al quitarmelo escuché un quejido y poco después caí sobre el asfalto en seco.

El ardor en mis manos comenzó a hacerse presente, pero no me importo al escuchar la voz de la persona quejándose.

- i¿Que hiciste?! - exclamó esa persona acercándose a una bolsa y abriéndola con rapidez, su respiración era tan agitada como la mia.

- Lo lamento... - me espere un segundo antes de volver a decir algo - Acaso... - levanté la mirada -i¿Papá?!.

Pude notar como se tenso al instante mientras que aún seguía con aquella bolsa en la mano.

Este sin quitar la mirada de su bolsa pregunto.

-¿Que haces aquí?.

- iRobaste mi lámpara! - exclamé - No tienes derecho a tomar mis cosas - mi respiración cada vez era más agitada - ¿Dónde está?.

Mi padre cerro la bolsa y paso una de sus manos por su cara manteniéndose callado por algunos segundos, hasta que entendí que en la bolsa estaba la lámpara.

Se la quite rápidamente, este solo apretó los labios.

- Lo lamento, no debí tomarlo...

Abrí la bolsa desesperada, esperanzada en encontrar la lámpara...

Un nudo en mi garganta se hizo presente en ese instante y mi estómago dio un vuelco al ver piezas rotas de porcelana. Metí las manos intentando convencerme de que no era el, no era esa lámpara.

Un quejido salió de mi al ver más a detalle aquellos pedazos rotos. No dije nada, solo me levanté y tome la bicicleta para irme lejos de ese lugar, ignore como mi padre gritaba mi nombre y seguí pedaleando hasta llegar a un pequeño parque, el cual estaba solitario.

-Bill - susurré sacando algunos pedazos de porcelana rota - Lo siento, no debió terminar así, fue todo mi culpa, lo siento - comencé a llorar.
Mis lágrimas salieron rápidamente y el nudo de mi garganta desapareció cuando saque un
quejido de dolor.

Todo fue mi culpa... Todo.

Mi respiración se agitó un poco más, apenas podía hablar.

- Aún me queda un deseo ¿Recuerdas? - mencioné mirando la porcelana rota.

Mire a mi alrededor intentando contener mi llanto y poder pensar bien mi deseo.

«Vamos, tu puedes».

- Deseo que seas libre - Suspire - Y que nadie recuerde lo ocurrido hoy en el baile. Que nadie te recuerde, solo..

Un trueno me interrumpió y me hizo estremecer al instante.

Una pequeña chispa se hizo presente en la bolsa haciendo que me asustara.

Pero esa chispa ceso, al igual que mis lágrimas poco a poco, mire mi vestido, estaba manchado con un poco de lodo.

Un extraño sentimiento se apoderó de mi cuerpo, al igual que un escalofrío.

Tome la bolsita que tenía en mis manos, me aferre a ella y suspiré antes de subir de nuevo a la bicicleta.

Fui de vuelta a casa.

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YA CASI EL FINAL AHHHHH

𝗘𝗟 𝗚𝗘𝗡𝗜𝗢 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗟𝗔𝗠𝗣𝗔𝗥𝗔 «𝐛𝐢𝐥𝐥 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora