O2.

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— Me sorprende que se haya tardado seis años en mencionar eso, la verdad se tardó.

— Kim YugYeom, hazte el payasito otra vez y te rompo la taza en la cabeza.

— ¡Vamos! TaeHyung te adora como si fueras un Dios, no deberías de dudar en él.

— No es tanto eso... — Murmuró antes de tomar de su café. — No sé si me guste la idea de estar con alguien más, peor que alguien esté con él.

— ¿Es porque es JiMin? Sabes muy bien que JiMin no es del tipo de tener relaciones. Joder, el mismo dice que solo prefiere el sexo casual y el dinero.

— Pero es mi amigo...

YugYeom hizo una mueca de aburrimiento, comiendo de su almuerzo antes de hablar.

— ¿Me vas a decir que no te has fijado en las miraditas que te tira?

— JiMin jamás me miraría así. Y aunque lo hiciera, soy hombre casado.

— Mira, como tu mejor amigo, deberías de al menos intentar. Tae es tu primer todo, jamás has estado con alguien más. ¿Qué mejor ahora que tu esposo te da permiso?

— No es tan sencillo, simplemente no me parece una buena idea que como pareja casada dejemos a alguien más en nuestra cama.

— ¿Para qué me pides consejo si vas a hacer lo que te sale del culo?

— Te voy a romper la puta taza en la cabeza.

— Calmado, tigre. — YugYeom rió, mirando el menú de postres. — ¿Un dulce para la princesa?

Si las miradas mataran, YugYeom estaría profundo en la tierra. Pero solo pudo hacer un ruidito de frustración, llenándose la boca del rico arroz que había pedido.

— Yo digo que lo intentes, habla con JiMin y si después de eso te sigues sintiendo incómodo pues te niegas.

— No voy a aceptar esto.

Y nuevamente Kim solo pudo rodar sus ojos, no habría manera de hacerle considerar la oferta de profundizar su vida sexual.

Y YugYeom no se iba a estresar intentando persuadirlo.

El resto de la tarde, una vez terminó su encuentro con YugYeom donde terminaron hablando de su relación fallida y del trabajo, JungKook se estresó pensando en las maneras en las que podría negarse.

Porque eso era lo que quería ¿No? Él no podía aceptar el deseo de saber que se sentiría estar con alguien que no fuera su esposo.

Pero entonces los escenarios comenzaron, recordando veces en las que JiMin se pasaba de amable. Las veces en las que este le había ayudado en su hogar moviendo cosas, viendo como sus músculos se tensaban por la tensión. Las veces en que este le hablaba en susurros y las risas que ambos compartían.

¿Realmente sería tan malo dejar que JiMin se metiera en sus sábanas?

Mordiendo el control remoto solo negó varias veces intentando sacar ese tipo de pensamientos de su cabeza, avergonzado de ser capaz de imaginar semejante cosa.

Fue ahí cuando recordó lo que su esposo le compartió, el como este imaginaba a JiMin con él.

Un rubor pintó sus mejillas al pensar en compartir momentos íntimos con su amigo frente a su esposo, imaginándole masturbarse mientras miraba de lejos.

Más que dos  |  VKookMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora