🚬 Usopp es nuestro 🗡️ [One Piece]

XXXII.

¿Cuánto tiempo estuvo llorando?

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No podría saberlo, Luffy había vuelto de hablar con Pekoms y ahora se estaba preparando un gran banquete, se aseguró de lavarse la cara y poner su mejor sonrisa mientras se acomodaba junto a un silencioso y muy serio Zoro. No sabía lo que habría escuchado sobre la situación pero tampoco estaba seguro de querer saberlo, se había deshecho de la nota y ahora bebía sin reparo, el peliverde se había sentado en medio de sus piernas abiertas mientras bebía y evitaba hábilmente a los Minks. No pudo evitar sonreír divertido, a su espadachín no le gustaba tantas muestras de afecto y habían terminado con aquella tribu tan expresiva, tenía un momento duro.

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—¿Por qué no quieres Garchú?— preguntó un desanimado Mink oso.

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—¡Déjenme en paz!— Zoro se movió más contra su cuerpo.

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Tenía el ceño fruncido mientras los Minks lo veían con pena y replicando, pues Zoro los evitaba y renegaba del contacto pero estaba muy cerca suyo, casi encima.

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Usopp soltó una risita y se inclinó al frente, abrazando al peliverde por el cuello (desde atrás).

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—¡Zoro es únicamente mío, así que no lo pueden tocar descuidadamente!— exclamó, eufórico. —Soy muy celoso— les guiño.

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Los Minks los miraron unos segundos en silencio, luego rieron y asintieron de buen ánimo, alejándose para seguir celebrando y buscar a quien más darle "Garchú". Zoro se relajó entre sus brazos y suspiró más tranquilo, contrario a dejarlo ir o alejarse para darle su espacio, apretó un poco el agarre y cerró los ojos disfrutando de ese contacto tan cálido. El peliverde se removió ligeramente pero no para liberarse sino intentando girar la cabeza y así mirarlo, el agarre no se lo permitió y decidió simplemente posar los labios en cada porción de piel que podía alcanzar, los labios contrarios estaban húmedos por la bebida y calientes pero se sentían agradables contra su piel expuesta.

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—Usopp— lo llamó, dejando de besar. —Gracias, ya estaba al límite— murmuró, frustrado.

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—Está bien— habló con voz baja. —Y no fue una mentira— confesó.

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—¿Qué no fue una mentira?— preguntó Zoro, curioso.

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—Yo también soy celoso y no quiero que te toquen descuidadamente— aclaró Usopp, serio.

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Usopp sintió como Zoro se removía con más ganas pero no aflojó el agarre, ambos sabían que su fuerza no era suficiente para ganarle pero el peliverde parecía estar dispuesto a darle un poco de ventaja, finalmente se relajó y dejó moverse al contrario. Ya se había controlado lo suficiente, al menos para ver el rostro contrario y no derrumbarse, recibió el beso con agrado y aferrándose a la calma que le brindaba el peliverde. No sabía si era por haber estado bebiendo pero las lágrimas volvieron y no pudo detenerlas antes de que fueran notadas, el último que hubiera querido que lo viera así, el espadachín se separó ligeramente al sentir el sabor de sus lágrimas y lo miró con pena.

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—Zoro, yo...— sollozó, el otro negó.

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—No necesitas decir nada, Usopp— lo consoló Zoro con delicadeza. —Lo sé, está bien— su voz era baja y dulce. —Todo estará bien— repitió, dulcemente.

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Unieron sus frentes y está vez no siguió ocultando su dolor, dejando que Zoro secara sus lágrimas y lo consolara con dulces palabras, sosteniendolo firmemente entre sus brazos.

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Descargó su dolor contra Zoro, olvidándose de todo lo demás.

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Cuando Luffy mencionó que también le preocupaba el cocinero, no lo pudo negar abiertamente y era verdad, también era uno de sus Nakamas y respetaba la fuerza del hombre. Solo que también le gustaba molestarlo y disfrutaba de sus reacciones infantiles, siempre buscándole pelea pero ahora tenía un ligero cambio de corazón y era debido a Usopp, quien había llorado en sus brazos hasta quedarse dormido. Por fin se había roto, era natural, incluso le resultó increíble que pudiera mantener su fachada divertida y desinteresada durante tanto tiempo. Lo apretó más contra su pecho y volvió a beber directamente de la botella, miró el delgado cuerpo sobre el suyo, no lo había visto comer con agrado durante todo el banquete.

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Pronto también se quedó dormido, muchos pensamientos revoloteando en su cansada mente, se sentía frustrado.

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Despertó por los gritos de Nami y el alboroto alrededor de ellos, corrió apresurado tras sus Nakamas mientras buscaban desesperadamente a los samuráis, no estaba del todo seguro que fuera un problema real que los Minks los vieran pero también había visto lo mal que habían quedado tras el ataque y la tortura. Probablemente les recordarán los malos momentos. Bueno, resultó todo lo contrario, los samuráis y los Minks resultaron ser amigos o algo parecido, además de que sí habían ocultado a quien buscaban desesperadamente los hombres del Yonkou Kaidou. También resultó que el pequeño Momonosuke, aquel niño débil y llorón, era alguien importante para Wano y no era el hijo de Kin'emon.

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Era un descubrimiento tras otro, estaba tan sorprendido como sus Nakamas.

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—Esto es mucho que procesar— Usopp llegó a su lado, lucía simplemente estupefacto.

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—¿Tú crees?— sonrió de lado, tomando su mano.

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—Realmente pensé que Momo y Kin'emon eran padre e hijo, además casi murieron todo ellos— comentó Usopp, entrelazando sus dedos. —Pero... ¡Podremos ver a un ninja real!— sus ojos se iluminaron.

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Asintió y sonrío, se veía mejor después de haberse desahogado un poco, apretó el agarre en su mano y lo miró atentamente mientras hablaba del ninja. También estaba emocionado por ver a un ninja, estaba seguro de que incluso a Torao le interesaba el tema pero en ese momento se sentía más feliz por ver a su chico de mejor humor, Usopp tenía un brillo especial en sus hermosos ojos y ahora parecía realmente tranquilo. El camino que seguían era intrincado, no dudaba de perderse si se separaba del grupo, su narizón parecía reacio a soltar aquella mano mientras llegaban a las escaleras.

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