Capítulo 41

1K 133 70
                                    


Me quedo viendo a Ares fijamente a los ojos entretanto tiene su mano extendida hacia mí. Una sonrisa descarada en sus labios.

Lo pienso por un momento...

¿Y si es un vil engaño de este dios malvado y asesino?

¿Y si me quiere tomar el pelo y solo llevarme a su mundo para ahí asesinarme?

Bueno, creo que eso ya lo hubiera hecho aquí si quería.

Además, ya firmé su estúpido contrato. El cual cabe mencionar, desconozco sus pautas o la razón por la cual aceptó ayudarme.

Sin darle más vueltas al asunto, me armo de valor y poso mi mano delicadamente sobre la de este dios sádico. Él suelta una risita por la nariz, rodea sus dedos por sobre la piel de mi mano y pronto nos desaparecemos en una nube de fuego.

En un instante, noto como aparecemos directamente en la penumbra.

Un escalofrío me recorre el cuerpo al estar nuevamente en este lugar.

Miro los alrededores, todo se veía tal cual la última vez que estuve aquí. Los cielos llenos de nubes negras y tormentas, aquel único rayo de sol proveyendo la poca iluminación que había; y el olor fétido y a muerte recorriendo las arenas por la suave brisa.

—Mierda, no extrañaba para nada esta porquería de lugar. —Inhala profundo.

¿Ares ya había estado aquí?

¿Por qué?

¿Acaso se esconde aquí de Dios o fue encarcelado en el limbo también por sus crímenes pasados?

Ciertamente tenía demasiadas dudas, pero definitivamente no le preguntaría.

¿Qué tal que me arranque la cabeza solo por estar chismeando de su vida?

—¿Cómo es que piensas sacar a Cupido del limbo? —Hablo, él observando aún el horizonte; sin llegar a verme o voltear. —Tienen seguridad. Está encadenado y sus poderes son eliminados gracias a esas esposas. Los barrotes son impenetrables. —Ares voltea el rostro solo un poco y me ve por sobre su hombro; serio.

En realidad, pareciera que estaba fastidiado por mi presencia.

—Sé como es el limbo. —Me ve con mala cara. Yo me tenso. —No tienes que explicarme nada. —Sus ojos negros viéndome con desprecio.

—Entonces, ¿sí podrás liberarlo? —Una inyección de esperanza me recorre las venas y siento nuevamente como los ojos de me iluminan.

—¿Quién te crees que soy, humana? —Se me acerca violentamente, y me agarra con fuerza del brazo, haciéndome sentir dolor en el área.

—Solo te lo voy a decir una única vez... —Sus ojos recorriendo mi rostro con desprecio. Yo completamente inmóvil ante él. —No me estorbes. —Dice entre dientes para acto seguido chasquear los dedos y ambos desparecer instantáneamente en una nube de fuego.

Al aparecer, noto como estábamos justo frente al edificio negro de limbo.

Ares suelta mi mano de mala gana e inmediatamente escucho los rugidos de horror de aquellas criaturas en el cielo.

Temblorosa del miedo y con mis manos ya sudándome al recordar a perfección lo que significaba aquel sonido, miro hacia arriba y veo como un dragón comienza a descender de las nubes del cielo mientras sus gritos de horror estremecen cada vez más el aire que nos rodea.

Abro los ojos muy grandes entre que le veo venir hacia nosotros a toda prisa. Su boca tornándose roja por el caliente que estaba almacenando; listo para lanzarnos el fuego que antes me había quemado.

Cupido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora