Capítulo 5

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Capítulo 5.

¿Un deseo?

No estaba segura de si me sentía comoda junto a Freya, esa aura que salía de ella era bastante desagradable, nos encontrabamos en un cuarto peculiar, con dos ambientes diferentes en un solo lugar, decorado de telas de diferentes colores por un lado y de armas del otro, esa mezcla colorida y tétrica era exactamente lo que le caracterizaba pero cuando me contó que hiba a confeccionarme el vestido que usaría en dos días me tensé aún más.

-Sientate ahí que voy a tomar las medidas-me explicó señalando un puff violeta que se encontraba a varios metros de mí.

Hice lo ordenado apretando ligeramente la mandibula y mostrandole una mirada indiferente, cuando se acercó me observó fijamente para luego soltar :

-Espero que te dejes tocar porque no toleraré que te quejes o te rias mientras hago mi trabajo.

-Lo que digas-respondí poniendo los ojos en blanco

-¿Acaso no sabes quién soy?-me preguntó indignada

-La prima de mi futuro esposo.

Esa respuesta fue pronunciada con un tono de voz tan calmado que todo parecía real, nunca pensé que hiba a casarme a los diecinueve pero todo esto tenía fecha de caducidad, ¿verdad?

-Y también una gran asesina asi que estaría bien si me respetases.

-Yo soy mayor que tú asi que también me debes respeto.

Lo único que salió de sus labios fue un "lo que sea", acompañado de un bufido.

Su forma de proceder me pareció muy extraña, me clababa sus uñas afiladas por la piel con una concentración que me resultó hasta divertida, primero por el contorno del cuello, luego el ancho y el largo de los brazos, siguió con el contorno del pecho y la cadera y finalizó mensurando el ancho y largo de la espalda.

Según ella mi cintura era pequeña y tenía el busto y las caderas proporcionales lo que significaba que el vestido que me favorecería más sería el de corte sirena, nunca había pensado en eso así que me dejé llevar por sus consejos de profesional ( estoy segura que si me hubiera negado a su proposición me hubiera enterrado en el jardín y ese no era mi objetivo ese día ).

Poco después me dejó decidir lo demás y acabé con ese corte acompañado con un escote en forma de corazón y los hombros descubiertos, me pareció extraño que en este mundo los vestidos de boda no sean blancos pero a pesar de eso opté por uno de color lavanda que resaltaba mí cabello claro y suavizaba mi piel ligeramente bronzeada.

-Listo.

Ese tono de voz orgulloso me hizo sonreir ligeramente pero no estaba preparada a lo que me hiba a venir encima.

Tuve que probar el vestido mientras que ella preparaba la comida, cuando lo hice y me miré al espejo recordé mi marca, no había tenido tiempo para taparla, cuando quise dirigirme hacia el salón percibí la silueta de Freya detrás de mí gracias a la radiante luz del sol de mediodia.

-Estela, ¿como conociste a mi primo?

Lo que hizo que me quedara sin habla no fue la pregunta en sí sino que la había susurrado, ahí sentí que estaba sospechando, nunca había hablado con su primo de como contar nuestro primer encuentro a alguien que no debería saber la verdad, en ese momento sentí que mi corazón latía a mil por hora y que se me formaba un gran nudo en el estomago.

En ese momento oímos la puerta abrirse.

Uzziel me había salvado la vida.

-Utilizas muy bien el cuchillo-la complimenté forzando una sonrisa.

-Gracias supongo-me dijo pasando un poco de mi.

¿Porqué abrí la boca?, me pregunté entonces, al cruzar miradas con Uzzi me calmé un poco.

-Aun que la cocina no es lo único que se me da bien hacer con el cuchillo.

El tono amargo de antes cambió por uno alegre, eso provocó un escalofrio que recorrió mi espalda con rapidez.

Cuando nuestra invitada se fue no hicimos gran cosa, quise preguntar que tal le fue la misión pero sabía muy bien que me diría que no eran mis asuntos, de todas formas era muy compréensible, ninguno de los dos soportaba al otro y por esa misma razón no podíamos permitirnos contar nada muy personal al otro.

Al día siguiente salimos a altas horas de la noche ( estuve obligada ), cogimos el coche y noté como todos los edificios identicos cambiaban por grandes árboles muchísimo más altos que las viviendas de la ciudad, poco después lleguamos a un lugar desierto, no ví ni una gasolinera, me limité en seguir a mi acompañante en un sitio lleno de arbustos espinosos que fue cortando con su daga promocionandonos así un camino recto.

Al llegar me sorprendí, estabamos solos en aquel área que carecía de seres vivos, estabamos rodeados de luces violetas provocadas por linternas flotantes que volaban por todo el lugar, me sentí como si estuviera en enredados.

-¿Que hacemos aquí?

Noté que mi pregunta no le importó al ver que sacaba algo del bolsillo de su pantalón sin proporcionarme ninguna respuesta,tenía dos hojitas de papel rosadas.

Mi respuesta al ver que me extendía una de ellas fue arcear la ceja izquierda aceptandolo.

-Escribe un deseo, yo haré lo mismo.

-¿Pero para que te va a servir?, ¿encontraste una lampára magica o ... ?

-Date prisa.

Esa orden no sonó tan amenazante que otras que me había dado, se estaba rascando el cuello, estaba claro que lo que sentía eran nervios, nunca lo había visto así lo que me incomodó durante un escaso segundo, decidida cogí un boli del bolso que me había cosido su prima y escribí.

"Deseo que dejes de ser tan frio y que intentemos llevarnos bien ".

Sabía que eso no era posible pero por lo menos lo intenté, cuando lo plegué y se lo devolbí él me ofreció el suyo. Al abrirlo me llevé una sorpresa al descubrir solo cuatro palabras.

" Que digas que sí".

El juego del villanoWhere stories live. Discover now