Emma, el mellizo de Lydia Martín regresa a Beacon Hills después de estar unos años en el internado.
Algo dentro de él había cambiado, todo él era un misterio, misterio que Stiles Stilinski quería resolver, porque vamos el conocía todo sobre Lydia M...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
————————————————
Existe la creencia de que cuando alguien va a morir lo que ve es toda su vida pasando enfrente de sus propios ojos, todas esas memorias se esfuman para dar paso a la luz al final del camino.
Emma no creía en eso.
Creía que cada uno tenía un distinto final, un distinto túnel dónde descansan. Lamentablemente lo que el veía en su lecho de muerte no era nada pareció a lo que imaginaba.
Oscuridad.
Oscuridad era lo único que me rodeaba y lo único que podía ver.
Me sentía vacío, no sabía cómo explicar esa sensación.
Sabía que no estaba muerto, podía sentir movimientos y voces gritando a mi alrededor, mejor dicho, alrededor de mi cuerpo en el plano humano. El hecho de que Peter me mordiera confirmaba también mi teoría de que no estaba muerto, él no me morderia solo para matarme, ¿O sí?, no sabía lo que era capaz de hacer el Hale pero en mi mente estaba seguro que no iba a morir esa noche.
Finalmente mis ojos se acostumbraron a la oscuridad del cuarto y pude ver que no todo era oscuridad, al final del pasillo podía ver un poco de luz, siguiendo mi curiosidad la seguí, cuando estuve cerca de la luz pude ver bien mi apariencia, ya no tenía la ropa que había usado en el baile, ahora mi cuerpo estaba cubierto de una bata blanca, estaba en el hospital, de hecho, la luz que veía no era el otro lado, era el pasillo del Hospital Memorial de Beacon Hills.
Lo reconocía a la perfección porque era el pasillo principal, donde había llevado lugar la pelea de los Hales hace días, dónde Derek y Peter se habían unido como una familia, solo con pensarlo el sentimiento de traición venía de nuevo a mi.
— ¿Hola?.- fue lo primero que salió de mi boca, pero nadie me escuchó, así que me dirigí hacia la enfermera en recepción.— ¿Hola? ¿Por qué nadie me escucha?.
Mi pregunta fue llena de frustración por no ser escuchado así que con todas mis fuerzas quise jalar del brazo a la de recepción pero fue en vano, mi mano la había atravesado por completo.
— ¿Qué carajo?.
Me iba a seguir debatiendo pero algo capto la atención de la enfermera y por consecuencia la mía, demasiados enfermeros, entraban apresurados por la puerta principal gritando por ayuda, pronto más doctores y enfermeras se acercaron a ellos a socorrerlos.
— Dos pacientes femeninos, entre 15 y 16 años, estado crítico. Inconsciente, sin respuesta. Pulso débil y rápido, presión arterial 90/60. Aparentemente mordida de alguna clase de animal salvaje. Hemos administrado oxígeno y una vía intravenosa. Han perdido mucha sangre, necesitan atención urgente.
Ante mis oídos apesar de mi impacto por verme en esas condiciones deplorables pude captar los gritos histéricos de madre.
Solo podía ver cómo se llevaban la camilla de mi hermana y después la mía a uno de los cuartos y todos los médicos se amontonaban entre sí para poder seguir atendiendonos.
