Quinta Carta de Alejandro

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Me levante y fui a mi terapia como todos los días.
Nunca faltó a ninguna de las terapias.

Aunque hoy quería falta a una de ellas, para estar con Amalia juntos y diciéndonos lo mucho que nos amamos.

Sin embargo, no olvido la promesa que le hice a mi hijo y la cumpliré.
Así que fui a la terapia.

Estaba con la doctora, el tema de hoy era mi familia.
Le conté como veniamos transitando estos días, mi hijo Felipe seguía en estado de coma, con mi mujer estamos cada vez más enamorados y mi enfermedad esta siguiendo su curso con el paso del tiempo.

"Hay momentos en los que me siento bien y hay otros donde siento mucho cansancio y sin ganas de levantarme de la cama".

La doctora, mientras escribía tomaba notas en su cuaderno, me preguntó:

"¿Por qué quiere seguir ocultando su enfermedad?
Sabe que no lo podrá seguir haciendo por mucho tiempo".

Sus últimas palabras eran cierta, no lo iba a poder mantener oculto todo el tiempo. Entonces le respondí:

"Lo hago porque no quiero que mi mujer sufra... ya demasiado la lastimé con lo que le pasó a mi hijo".

Entonces la doctora me volvió a preguntar:

"¿Todavía te sientes responsable de lo que le paso a tu hijo?"

A lo que le respondí con toda la sinceridad:

"Soy el responsable... soy el culpable de que mi hijo este así".

Fue un momento muy tenso, la doctora se quedo mirándome a los ojos sin parpadear y dejando su libro sobre la mesa.

Pero el momento de tensión se rompió, cuando le pregunte a la doctora:

"¿Usted cree que soy una mala persona?"

La mujer, en lugar de responderme, me pregunto nuevamente:

"¿Usted piensa que es una mala persona?"

Respondí apoyando las manos sobre la mesa:

"Si, pienso que soy una mala persona".

Ella preguntó una vez más:

"¿Y cómo son las malas personas?"

Respondí levantando mi vista hacía arriba:

"Las que lastimamos a las otras personas... lastimamos a las personas que nos aman".

Entonces la doctora me volvió a preguntar:

"¿Usted cree que las personas que hacen esas cosas malas merecen ser perdonadas?"

Esa pregunta me dejó pensando. Por un momento pensé en mi hijo. Pensé en él cuando despierte. Tal vez nunca me perdonaría. Tal vez me querrá fuera de su vida. Tal vez cuando no éste aquí, no me visité nunca más en el cementerio.

Le respondí a la doctora:

"No lo se".

La mujer volvió a preguntarme:

"¿Usted cree que no merece ser perdonado?"

Le respondí tapándome mi rostro con mis dos manos:

"Yo sé que no. No me merezco ser perdonado por lo que hice... No solo por el accidente de mi hijo, si no también por el daño que le hice a Amalia".

Entonces la doctora dijo apoyando su espalda sobre la silla y tomando su libro en las manos:

"Eso trabajaremos en las próximas secciones. No se preocupe, yo lo ayudare señor".

Dicho esto le agradecerí a la doctora extendiendo mi mano hacía la de ella.
Luego salí del consultorio y me dirigí al hospital a verlo a mi hijo.

Me dejó pensando la sesión que tuve con la doctora.

Todavía me siento culpable de todo lo que hice, y el daño más horrible fue lastimarlo a mi hijo. Solo quiero que mi Felipe abra sus ojos.



26 de Marzo                   09:45 a.m.

El Padre Arrepentido #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora