La Socia de Papá. (G¡P)

CAP. 5

Abril Garza

Pase unos días normales, con Samantha siendo una idiota no tan idiota y mi papá apenas poniéndome atención, ya que estábamos demasiado ocupados.

Ya había terminado de hacer mis tareas, era tarde y estaba recostada en mi silla jugando con un anillo de mi dedo, esperando nuevas órdenes o que me dejaran irme de una vez. Cuando escuche que tocaron la puerta de mi pequeña oficina.

-Pase- dije.

Un segundo después Samantha se asomó por la puerta y entró completamente en mis aposentos.

Toda la saliva desapareció de mi boca cuando su presencia inundó el pequeño lugar.

Ella nunca había venido a mi oficina así que se tomó un momento para pasar su mirada crítica por el lugar y la decoración básica que había colocado.

-Me gista como decoraste este lugar- murmuró asintiendo con la cabeza como felicitación.

A mi me gustas tu

-Gracias.

Cuando salí del trance en el que me encontraba, me tomé un momento para mirarla a ella. Preciosamente vestida, aunque, para mí sorpresa su cabello estaba desordenado y su semblante tranquilo.

-¿Pasa algo? - pregunte cuando ella se acercó a mí escritorio.

-Hoy habrá una cena con personas importantes, tu papá va a llevar a Adriana y por desgracia tendrás que venir conmigo.

-¿Desgracia para ti o para mi?

-Probablemente para ti.

Eso sonó como una amenaza.

Intente decir algo pero ella me interrumpió.

-No tienes opciones Abril, es una orden - dijo fulminándome con la mirada.

-Bien - dije de buena gana - ¿Tengo que usar algo específico?

-Mi corbata será azul, mi traje gris y mis zapatos café, así que juega con eso para que combinemos - dijo volteando los ojos como si le aburriera mucho.

-Pasa que no tengo tacones cafes - dije  sonriendo divertida - zapatos negros se verían mejor con el atuendo que describe señora Rivera - me puse de pie ya que vi algo raro detrás de ella en el piso.

Cuando salí detrás de mí escritorio ella observo mis piernas sin ninguna emoción en su rostro, aunque sin ninguna intención de disimular que estaba dando una ojeada.

-¿Qué mujer no tiene tacones cafes? - pregunto como si fuera un crimen mundial.

Camine más cerca de ella y vi lo que estaba en el suelo.

-¿Es tuyo? - le pregunté levantando el billete del suelo.

-No - dijo indiferente - los míos están en cuentas de banco, no en el piso.

Rode los ojos.

- Esta bien, tampoco es mio - me encogí de hombros, coloque el billete en mi escritorio, para tenerlo por si aparecía su dueño tenerlo a la mano, me senté de nuevo - volviendo al tema de los zapatos, no tengo de ese color - Ella no dijo ni hizo nada, supuse que le importo una mierda.

-Bueno, resuelvelo - rodó los ojos - a las siete pasó por ti, después tenemos que pasar por Nuvia Juarnizo y su esposo ¿Sabes quien es?