Lucien tendió su mano resplandeciente para mí. La tomé y me levanté con dificultad. Él en ese momento solo era una silueta humanoide hecha de luz pura, lo único que reconocía eran los ojos de cielo despejado. Ya no tenía una forma definida. Sonó un cántico triste proveniente donde debió latir un corazón. Ante mi mirada llena de asombro, cambió la silueta y tomó la forma del príncipe de mirada amorosa que describieron las notas de la vieja libreta. Su piel resplandecía similar a una perla iluminada bajo los rayos solares y era tan alto que casi chocaba con el techo. Vestía de terciopelo azulado con tejidos hechos de hilo de luz de estrellas y llevaba una capa igual de larga que su cabello de color luna. No podía mantenerse de pie, flotaba con mucha elegancia y su cabello se ondeaba por todo el lugar. Era un desconocido y a la vez la estrella que más amaba en todo el universo. Me sonrojé cuando cruzamos miradas. Vi el cielo despejado que eran sus ojos y lo volví a reconocer en el momento.
—Lucien... eres tú.
Corrí y lo abracé, lo que alcancé, sus piernas. No poseía mucha fuerza, pero sentirlo a mi lado me llenaba de vida. Arrastraba con su presencia una energía de divinidad.
Me tomó en brazos, era tan pequeño a su lado, flotó apresurado, pero con elegancia y me llevó hacia mi cuarto. Era mi héroe. Pasó con dificultad a través del marco, cerró la puerta con seguro, y puso todo mueble que se encontró como obstáculo.
—Tenemos que volver... —dijo con una amable entonación, pero se evidenciaba su preocupación.
Abrió el armario y tocó el espejo de este en repetidas ocasiones.
—¿Qué está sucediendo? —pregunté confundido— ¿Por qué luzco como tú antes y por qué estoy aquí?
—No hay tiempo para explicaciones largas. En este mundo las estrellas no viven... las pesadillas se las comen. —Mordió su dedo y salió de este una luz similar a una aurora boreal, dibujó una estrella de cinco picos con la luz—. Mírate en el espejo y piensa en tu realidad, no en esta pesadilla.
Caminé hacia el espejo y me observé, era difícil recordar viéndome casi como Lucien. Escuché un crujido, el rostro de Lucien se cuarteó y de la rajada escapó una sutil luz boreal.
—No. —Llevó su mano en la grieta—. Alexandre, apresúrate —pidió asustado con una voz encantadora. Sus ojos se agrandaron, el negro de las pupilas se tragaron el azul del cielo de sus ojos.
Volví a enfocarme en el espejo. Las paredes comenzaron a temblar y el piso se volvió inestable. Al hincarme no dejé de ver el espejo. Comencé a recordar todos los momentos que viví al lado de Lucien; su sonrisa, el tono de su voz, sus ojos de cielo, su mano cálida, la felicidad de su compañía, cuando detenía el tiempo con su lira mágica, las aventuras que disfrutamos juntos. Y cuando tocaba su verdadero ser y eso me hacía sentirme completo. No obstante, ante esos recuerdos felices, se oponían los de la realidad de la pesadilla, esa horrible realidad donde decidí forzarme a querer a alguien que no lo merecía y le entregué todo de mí. También estaban presentes los momentos en que mi hermana me peleaba, la trágica muerte de mi abuela y el incendio de la escuela. Todos mis recuerdos, de ambos mundos, se intercalaban y enlazaba, me hacían sentir enloquecer, solo quería vivir en la realidad que Lucien construyó para mí, no en la pesadilla donde no había amor y menos un lugar para mí.
—No puedo, por mucho que piense en mi verdadero yo, no puedo sacarme de la mente esto... mi hermana, sus golpes, mi abuelita, como murió, Hugo, aprovechándose de mí y el fuego tragándose la escuela.
Volvió a crujir el rostro de Lucien, apareció otra grieta.
—Alexandre, esta no es tu realidad... es una pesadilla y yo no puedo existir aquí, moriré si permanezco más tiempo en esta pesadilla —explicó alterado.
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Tu mentira desde el universo (Completa)
FantasyCayó del cielo una estrella y tomó forma de lo primero que vio: un chico curioso. Se hace llamar Lucien Meimuna y finge ser un humano más del pueblo. Alexandre intenta reunir pruebas para demostrar que Lucien es una especie de extraterrestre. Sin em...