—¿Y bien? ¿Vas a decir algo o te quedarás allí, de piedra como una estatua? —preguntó Nerea mientras sostenía la carta de La Luna entre sus largos dedos. Acababa de recogerla de su mazo de Tarot. En su opinión, porque recordaba las lecciones que nunca quiso tener y había sido obligado a escuchar mientras su hermana estudiaba, la luna significaba confusión cuando aparecía al revés y ciertamente había salido en esa posición. Un lobo y un perro que estaban patas para arriba le aullaban a la esfera redonda amarilla en el cielo y había una especie de cangrejo rojo saliendo de una corriente de agua detrás de las bestias. Benicio acababa de regresar de la mansión de Victorio en las colinas. Estaba sentado en una silla frente a la muchacha de cabello rizado, pero no le prestaba demasiada atención. Las imágenes borrosas que había visto cuando tocó los dedos del misterioso rubio todavía lo perseguían como molestos insectos volando alrededor de su cabeza.
—¿Qué pasó con mamá? ¿Cómo se encuentra ella? —interrogó para evadir contarle a Nerea lo que había sucedido cuando se fue a perseguir al acosador millonario. La noche casi había llegado y la oscuridad salió a jugar escapando del bosque entre susurros y pasó de puntillas por debajo de la puerta en forma de sombras para esconderse en los rincones de la casa.
—Se fue a la cama más temprano. No quería probar ni un bocado de la pizza que pedí. Estaba muy conmocionada después del susto que se llevó con ese tipo.
—Es entendible. Hasta yo perdí el apetito y esa maldita pizza huele increíble y se ve deliciosa —dijo con una sonrisa, sintiéndose un poco mejor. Estaba en casa y eso era reconfortante. Allí se sintió seguro aunque en su paladar todavía tenía el sabor al chocolate que el tal Victorio le había dado.
—No creas que no me doy cuenta de lo que estás haciendo. No eres tan listo como crees. Tú viste algo. Tardaste bastante en regresar. ¿Qué sucedió?
—Bueno, ya que mi inteligencia es subestimada en esta casa, solo diré que el misterioso acosador tiene que ser Victorio y por alguna razón, él está interesado en ti. Por eso nos estaba siguiendo. Nos vio en la plaza más temprano. —Los ojos de su hermana se abrieron de manera exagerada y la sorpresa fue visible en su rostro. Esa tenía que haber sido una revelación importante porque dejó caer la carta sobre la mesa.
—Espera un segundo. No creo que sea lo que piensas.
—Eso dijo él. Que necesitaba saber algo acerca de ti —susurró Benicio.
—Uno pensaría que un hombre como ese puede perseguir a la chica que le gusta sin tomarse tantas molestias, Ben. ¿Y por qué yo sería esa mujer? Estoy segura de que no soy su tipo.
—¿Sabes eso por tu visión, hermana? No juzgues un libro por su portada. Deberías subir las colinas y descubrirlo por ti misma.
—Creo que consultaré con mis cartas acerca de este tipo. ¿Qué es lo que quiere con nosotros? Mis energías no son las mejores en este momento así que quizá lo haga luego.
—En ese caso y ya que el poco inteligente de tu hermano está cansado, buenas noches, Neri. Ha sido una semana agotadora. Necesito dormir un poco —dijo poniéndose de pie y se acercó a besar a su hermana en la cabeza. La dejó sola en la cocina con una caja de pizza de cartón gris abierta sobre la mesa y cartas de Tarot esparcidas por todas partes. De seguro ellas presagiaban una nueva tragedia.
Benicio permaneció un largo rato tumbado sobre su cama y no hizo más que mirar el cielo raso. Sus manos descansaban sobre su estómago, que se movía hacia arriba y hacia abajo a ritmo lento. Estaba tratando de respirar de forma relajada y profunda para calmarse. Se sabía de memoria cada mancha y grieta en el techo de madera. Eran como constelaciones que no podía tocar por mucho que intentara estirar el brazo. A lo lejos se oían grillos y aves nocturnas cantando sus canciones de cuna. Se había quitado toda la ropa y estaba desnudo. Hizo eso luego de cerrar la puerta con llave porque no quería que sucediera ninguna situación extraña que pudiera causarle un trauma familiar. Amaba su desnudez, pero cuando estaba solo o en compañía de otros hombres. La ventana estaba abierta y la fresca brisa de la noche besaba su piel que tomaba cada vez más color con el sol de Valle Viejo. Pero ni siquiera las sensaciones de hormigueo producidas por el contacto de la brisa con su cuerpo lograron que se distrajera de las imágenes que había visto antes. Lo atacaron como cuervos enojados batiendo sus alas de plumas negras sobre su rostro. ¿Qué había sido todo eso? Se había visto volando entre nubes de niebla blanca con ese tipo molesto. Cuando se tocaron, sintió electricidad corriendo por las yemas de sus dedos y todo su cuerpo tembló.
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Una plegaria para Lucifer
ParanormalFINALISTA WATTYS 2024. Lucifer fue condenado a caminar sobre la Tierra como una criatura sin poderes. Su vida es monótona y su trono en el Infierno permanece vacío. O al menos eso es lo que él cree. Un amanecer en su nueva vida en Valle Viejo ve cae...