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—¡Hola, amor! —Minji trató de sostener la cintura de Danielle en cuánto ésta se lanzó a ella y besó sus labios, dejando un pequeño piquito, que la pelinegra correspondió, pero de forma tímida.

Su confianza se elevó más del 100 cuando ese beso la mayor se lo dio en la escuela, frente a muchas personas, y ese abrazo desde su nuca, sus labios subiendo en una sonrisa, y que había comenzado a jalarla.

Es de aceptar que si de por sí era tímida y no tenía confianza en el tipo de relación que iban a tener ella y Danielle, si sólo follar, amigas con derechos, o algo más romántico.

Sonrió tímida al comprobar que la otra fue la que dio el siguiente paso, y por alguna razón, ella quería dar uno que otro.

Por lo que el tomar la mano de la otra mientras iban por los pasillos fue un paso, fue un salto.

Fue un salto de tigre, fue un salto de paracaídas, fue el salto letal, fue... mucho para Minji, que estaba igual de roja que una cereza por sólo tomar el meñique de Danielle, que rió, acercándose para besar su mejilla de nuevo.

Bueno, la Danielle ninfómana no había aparecido en esos días porque habían sido muy suaves. Todos los días terminaba en el departamento de la mayor para hacer algunas tareas, ayudar a Hyein a construir su primer Mecha, y todo culminaba en besarse con Danielle en la entrada, porque ninguna quería que la rubia saliera del departamento.

Y puede que ya hasta algunos de sus cambios se encontraban en el cuarto de la mayor, que terminaban oliendo a ese suavizante de sandía.

Su sonrisa, la forma en la que Danielle ahora tomaba su mano y entrelazaba sus dedos, Minji no podía parar de sonreír.

Aunque lo que una Danielle ninfómana no había aparecido era una leve mentira.

Cuando Hyein no se encontraba en su departamento, la mayor aprovechaba para hacerle todo tipo de cosas a la no tan inocente Minji que poco a poco había comenzado a comprender cómo ser a la hora del sexo.

¡Ahora hasta le cedió un orgasmo a la mayor con sólo usar la rodilla!, y ésta estaba orgullosa porque había pasado de una Minji que no sabía ni a dónde mirar, a una pervertida pelinegra que hasta sabía usar juguetes, configurar a la velocidad que Danielle amaba y cederle un orgasmo con sus manos.

Sólo que no habían tenido sexo, y eso estaba estresando a la coreana mayor.
¿O no tanto?

Porque las 'citas' (que no tenían ese nombre porque ninguna quería decirlo en voz alta) que la mayor pensaba que iban a terminar con Minji entre sus piernas, su gran polla abriendo sus paredes y todo su líquido dentro de ella, terminaba con ellas acurrucadas viendo una película, Minji yéndose, y Danielle que sólo apretaba sus puños...

¿Y el sexo?

Ahora sólo se acercó gateando a Minji, que jugaba algún juego violento, juego que luego escondería de Hyein, y la miró.

Pero la torpe pelinegra apenas podía despegar su mirada de la tele.

—Minji. —había sido ignorada.

Danielle entrecerró sus ojos, se acercó, tiró el mando por ahí, pero en lugar de parecer sexy, Minji la vio con sus cejas arqueadas.

—Por lo menos déjame pausarlo... —su largo índice que quería dentro de ella, por lo menos, pausó el juego, acomodó su camisa, y volteó a Danielle, sonriendo, tierna... tan sexy.

''Si no te le lanzas y se la chupas ahora, lo haré yo.'' le gritó su diosa interior, que se quitó la nube que cubría su desnudez. Danielle gruñó.

—Minji, ¿No quieres hacer algo más? No sé...

—De hecho quería pedir comida... —la mayor acarició su mejilla con su lengua, y carraspeó.

Se sentó en su regazo, la abrazó por la nuca, e hizo, por quinta vez en la semana, los ojos más manipuladores, tiernos y tentadores que tenía. Hizo un mohín.

—¿No quieres hacer algo que me incluya a mi?

—De hecho iba a pedir comida para las dos...

Minjidiota volvió. Gruñó, pero volvió a sonreír.

—Algo que incluya a nosotras dos... en la cama.

—¿Quieres comer en la cama?

—Quiero que me comas a mi en la cama maldita sea, necesito cogerte ya. —la vena en su cuello se marcó, sus manos se dirigieron al cuello de la camisa de la menor, que abrió su boca sorprendida, pero luego al ver algo en sus ojos, dejó de sujetarla así.— Lo-lo siento...

—No es que... no es que no qui-quiera, pero... soy virgen, y-

—Ya te he dicho que eso no me importa, amor, puedo seguir enseñándote...

—No es eso, es que... será mi primera vez... —un puchero, sus dedos índice jugando, y sus ojos llenos de brillos.— Por lo menos invítame a cenar, si vas a desvirgarme.

¿Cenar?

¿Y todas esas veces que habían ido a cenar a lugares lindos, volvían a casa, con Danielle, literalmente una gabardina que debajo estaba vestida con lencería, y Minji besándola de forma tierna para sólo ver una película?

Frunció su ceño, pero lo dejó de fruncir.

'Invítame.'

—Ohhhh, esoooo, uhm... —no recordaba que Minji era la de los saltos de tigre que le decía que había que ir a comer, le enseñaba esos lugares lindos y la invitaba todos los viernes. Sonrió.— Entonces, ¿Sabes de algún lugar al que quieras ir?

—Sorpréndeme, busca algo que me pueda gustar. —un puchero se formó en sus labios en cuanto habló.— Yo te he llevado a lugares que puedan ser de tu gusto.

Sí, tenía toda la razón, la vez que la llevó al café donde había gatos, la vez que la llevó al restaurante donde gente disfrazada de escritores atendían. Danielle sonrió, asintiendo, besándola.

—Está bien, te sorprenderé, cariño.

''Si ella dijo que iba a esperar yo le haré caso, por lo menos deja de imaginar todas esas situaciones, chica, que ya me calentaste a mi y ni sé qué onda.'' ella golpeó a su diosa interior, sonriendo nerviosa frente a Minji, que se sonrojó levemente al escuchar el apodo.

—Bien, entonces, todavía no vuelve
Hyein de su juego de basquet, ¿Quieres hacer algo? —se acurrucó en su hombro cuando sintió la mano de la pelinegra meterse por sus pantalones y esa misma mano acariciar su clítoris sutilmente, haciéndola suspirar. Iba a acariciar la polla de la menor, pero escucharon unas llaves, y la mayor saltó del regazo.

Quitó el juego violento de su consola y lo escondió por ahí, abrochó su pantalón y se sentó lejos de Minji, viendo sonriente a su hermana, que después aparecieron como otros 7 tipos.

—¡Vine con mi equipo, ganamos! —rió nerviosa, parándose para saludarlos.

—Hola Pharita, hola Ahyeon, hola Asa, hola Ruka, hola Rami, hola Chiquita y hola Rora, ¿Tienen hambre? —y tener 8 chicas hambrientas en su departamento, junto a su novia, sólo le dio la opción que le dio la pelinegra hace unos minutos, pedir comida.

Espera, ¿Novia?

Ice Cream ' ʰᵘˢˢᵉʸᶻ ᵍⁱᵖ 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora