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Gabriel se había rendido por un momento, en el cual se veía la tristeza en sus ojos. Un chico que no había experimentado un sufrimiento en su vida estaba a punto de pasar por manos de una persona. Era inevitable fingir que todo estaría bien para él, pero no podía dejar de pensar en su familia y el reino, algo que lo mantenía preocupado. Terminó por dejarse de lado todo y aceptar, o eso creía; aún no sabía qué pasaría con él.

𝔑𝔞𝔯𝔯𝔞𝔠𝔦ó𝔫 𝔭𝔬𝔯 𝔇𝔦𝔢𝔤𝔬:

Verlo vulnerable siempre lo excitaba. No podía decidir cómo empezar a jugar con él. Sabía que sea lo que sea que este le dijera, no iba a cambiar la decisión que había tomado. Solo esperaba que no se rompiera tan fácil.

 Solo esperaba que no se rompiera tan fácil

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Diego: -Bien, empieza. Dime quién eres y de qué raza y linaje perteneces.

Mientras esperaba la respuesta del joven, buscaba sus "herramientas" para iniciar su interrogatorio. Al encontrar la caja, la tomó y la llevó frente a la silla improvisada que había hecho.

Gabriel: -Bien, tiene razón. Soy escolta de un príncipe del reino de Ástela. Estaba escoltando al príncipe Astley, por eso mi vestimenta. Pero de pronto nos emboscaron unos lobos y hice todo lo posible para que él pudiera escapar. Espero que lo haya logrado, pero no negaré que yo también quería salir con vida. Me acerqué a una cuesta empinada donde, con una raíz que sobresalía del piso, tropecé hasta rodar y chocar contra algo donde supongo me encontraron ustedes.

Diego lo miró interrogativo; sus ojos transmitían cierta verdad que lo hizo sentir incómodo. Le gustaba eso y le hacía más difícil no atacarlo.

(Puro e inocente... justo como me gusta).

Suspira y de entre su caja saca una tela de seda de color negro.

Diego: -Bien, suenas convincente aunque aún tengo mis dudas. Ahora solo coopera y podrás estar bien. Te pondré esto haciendo imposible tu campo de visión. Es hora de jugar.

Mientras Diego le vendaba los ojos con aquella tela, Gabriel, sin saber qué pasaba, se resistía levemente. Quería cumplir con lo que pedía, ya que su vida estaba en juego, pero al no saber qué haría su mente trataba de jugar en su contra.

Gabriel: ¿Qué te pasa? ¿Por qué tengo que usar esto? ¿Qué piensas hacer conmigo?

Diego: Tranquilo, ya lo sentirás. No tienes que verlo para sentirlo; lo sabrás.

Luego de vendar sus ojos, Diego se acerca a la caja donde tenía sus juguetes. Gabriel usa los sentidos que aún podía utilizar para entender la situación en la que se encontraba. Pero de pronto sintió como si su camisa fuera desgarrada hasta el punto de perder los pocos botones que tenía abrochados. Sintió como pasaba algo frío y húmedo en su abdomen, lo que hacía que su cuerpo se estremeciera.

𝓣𝓱𝓮 𝓟𝓻𝓮𝔂 𝓐𝓷𝓭 𝓣𝓱𝓮 𝓗𝓾𝓷𝓽𝓮𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora