5: A camello regalado no le mires el diente.

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Frente a mí estaba nada más y nada menos que el camello del instituto ForestFire.

-¿Nos sentamos? -Habló mi hermano claramente incómodo ante la situación.

La cara de superioridad que me lanzaba ese chico, del cual desconozco el nombre, me daba ganas de saltar hacia su cuello. ¿Su padre sabría a qué se dedica su hijito?

En la cena solo se escuchaba las voces de aquel hombre y las de mi hermano.

La mujer, de pelo rizado, castaño y grandes pechos, lucía un vestido rojo demasiado ajustado. Su maquillaje excesivo sacaba a la luz su desesperación por que los años no se le notaran.

Andy, más bien llamado el camello, vestía muy diferente a como lo hacía de normal, su camisa azul cielo contrastaba con su perfectamente peinado pelo rubio oscuro y sus ojos azules. No dejó de mirarme ni una sola vez, lo que ya empezaba a incomodarme.
El aire estaba bastante frío, así que aproveché esa escusa para subir a mi habitación a por una chaqueta.
En el momento en el que me disculpé para subir, a Andy le entraron ganas de ir al baño, que coincidencia.
Ante la insistencia por parte de Abel en que le acompañara, le llevé al piso de arriba y tras ver que ninguno de los baños se encontraban en orden excepto el mio, me tuve que obligar a que entrara al de mi habitación.
Tras entrar en ella, el se fijó en la cantidad de pósters de bandas de rock.

-Vaya, así que la pijita tiene buen gusto en algo. -Habló el camello.

-¿Pijita? Perdona pero aquí eres el menos indicado para decir eso. -Me crucé de brazos dando a entender mi indignación ante aquel estúpido mote.

-Dejando las tonterías para otra ocasión... Ni se te ocurra decir nada de lo que hago. Aunque mis padres pasan de mí, si se enteran que vendo droga, y más a menores, me matan, ¿Me escuchas pijita?

Y erre que erre.

-No tenía pensado desmontarte el negocio tan pronto, tranquilo, camello.

Vaya, parecía que se podían cruzar más de dos palabras con él.

-Ah, por cierto, sé quien es el chico de los mensajes... Pero dejaré que te marees la cabeza dos semanas más, la espera merece la pena ¿no? -Rió con risa maligna.

-Agh, de verdad, agradezco que te vayas ya del instituto. -Contesté con una sonrisa al pegarme su risa que parecía de subnormal.

-¿Como dices? Muy amable por tu parte, pero repito este año. Total, ¿para qué estudiar si tengo la empresa de mi padre? No te vas a deshacer tan pronto de mí pijita rockera.

-Vaya, con suerte y no me toca en la misma clase que tú. -Contesté sin malicia, pues sabía que este chico pocas cosas se tomaba mal.

Agarré mi chaqueta y esperé a que él saliera del baño para bajar juntos.

Una vez bajo, el aire era realmente agradable. Resultó que el padre de Andy era más estricto de lo que parecía en un principio, ya que manejaba al camello como si de una marioneta se tratase, pero sin embargo se notaba que era una familia como todas, solo que con un poco más de dinero.
La madre, de nombre Anabelle, era una mujer muy animada, me contó muchas historias de cuando se iba de viaje. Incluso me enseñó fotos de ella de joven con sus anteriores novios. Me cogió confianza y es algo que agradecí, ya que su personalidad y la mía encajaban muy bien. Esperaba volver a verla.

Cuando ya fue la hora de que se marcharan a su casa, me despedí de los mayores, de George (el padre de Andy) un poco más seca, ya que no había tenido la oportunidad de hablar mucho con él.
Anabelle me abrazó lo suficientemente fuerte para dejarme sin aire.

-Ven a nuestra casa cuando quieras, y si necesitas algo estaré aquí en unos minutos, ten, aquí tienes mi número. -Me sonrió cálidamente, justo como haría una madre. El solo recordarla hacía que mi sangre hirviera.

Por último me despedí de Andy. La verdad era un chico sarcástico, pero creo que en el fondo tiene un gran corazón, y ese pensamiento fue el que me impulsó a darle un abrazo, que él recibió riéndose.

-¿Ya te has enamorado de mí, pijita? -Me susurró al oído mientras estábamos abrazados. Retiro lo dicho, le odio.

Le aparté de un empujón e indiscretamente le enseñé mi dedo corazón.

Una vez se fueron, me giré hacia mi hermano.

-¿Les has contado sobre nuestros padres, no?. -Pregunté, aún sabiendo la respuesta.

-¿Como lo has...? -Dejó la pregunta en el aire.

-Fácil, Anabelle se ha preocupado como los demás. Sé que si la llamo, no estará aquí. -Sonreí triste, demasiadas veces había pasado por esta situación.

-Bueno, quién sabe, a lo mejor te llevas una sorpresa.

Y guiñándome un ojo se fue a dormir, dejándome sola con mis pensamientos.

Subí a mi habitación, aún eran las doce así que tendría unas horas antes de acostarme.

Un mensaje llegó a mi móvil, Vincent había llegado y se preguntaba si me apetecía salir esa noche con él, mi respuesta no fue otra que un rotundo si, casi dos meses sin él pasaban factura.

Me recogió en su nuevo coche, un deportivo negro, nada mal.
En cuanto salió del coche corrí a sus brazos, un mejor amigo era un mejor amigo.
Tras minutos y minutos que parecieron segundos, nos separamos, parecía muy emocionado.

-¿Sabes nena? Hoy inauguran una nueva discoteca en la ciudad, te parece ir ¿si?

-Contigo donde sea. -Le respondí.
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A partir de aquí tengo pensado hacer los capítulos más largos, ya que cuando los leo veo que se quedan bastante cortos.
Espero que os esté gustando la historia :3

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