Capítulo 22

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Táctica #4

Grace Becker

—¿Sabes que te amo? —admiro el hermoso rostro que tengo al frente.

—Lo sé —responde seguro y me besa la frente.

Fue estúpido de mi parte esperar un "yo también".

No dudo de Nate, jamás lo haría, desde el momento en que nos conocimos me ha demostrado ser alguien diferente. Estaba cansada de que los hombres me vieran solo como un trozo de carne, solo me buscaban por deseo carnal, a nadie le interesé para algo formal. Mis relaciones desde que comencé a sentirme mujer han sido netamente sexuales, solo cama y al otro día si te he visto no me acuerdo.

No culpo a nadie, la culpa es solo mía, yo di lugar a que me trataran así, como ramera. ¿Y qué más podría hacer? Crecí viendo como mis padres peleaban y tenían un matrimonio horrible, donde se maltrataban física y verbalmente. Para ser honesta me negué a tener algo así y quise solo divertirme, pero eso fue demasiado lejos.

Luego entré a ArtMuse, tratando de darle sentido a mi vida con el arte. Amo tocar el piano y amo la fotografía, son dos cosas que sé que me llevarán a ser grande en mi vida.

Toda mi niñez, adolescencia y ahora juventud ha sido un completo desastre, hasta que conocí a Nicolás. Sí, el anciano, sonará tonto, pero en él sentí el cariño que nunca había recibido de un hombre, llegué a pensar que me quería, puse una y mil veces la excusa de su dinero porque ni yo misma podía explicarme el que me gustara una persona tan mayor. Tardé mucho en darme cuenta de que en realidad yo era solo un trozo de pastel para él, de esos que llevan mucha azúcar y cuando lo comes un par de veces repugna. Me utilizó a su antojo y aunque suene tonto no me arrepiento de nada. Gracias a eso aprendí que no todo el que dice quererte lo hace.

Por eso amo a Nate y, no me importa no escuchar esas dos palabras de su parte, porque sus acciones son más que suficiente. Él me ha demostrado lo que es querer, lo bonito que se siente estar enamorado, hacer planes en parejas, dormir acurrucada en sus brazos.

En ocasiones me siento mal, porque pienso que no lo merezco, he sido tan desvergonzada que jamás pensé vivir algo tan bonito en mi vida, luego lo miro a los ojos y me doy cuenta de que ahora ya no me veo en un futuro sin él.

Cambiaría y mejoraría mis defectos una y mil veces por permanecer en sus brazos.

Las personas que sin ser nada se convierten en todo son las más peligrosas, porque pueden destruirte con incluso solo palabras. Tiene tanto poder sobre ti que van a romperte y aun así seguirás amándolas.

—¿Estás bien? —Nate me saca de mis pensamientos.

—Sí, estaba distraída.

—Vamos a bailar.

Nos unimos a los demás en la pista de baile, veo no muy lejos a mi amiga quien baila con un moreno, no puedo evitar sonreír, está siguiendo nuestro plan al pie de la letra y lo está haciendo jodidamente bien.

Esa perra es mi ídolo.

—¿Lo conoces? —le pregunto a mi chico refiriéndome al moreno.

—Sí, es Alan Mckoy, está en cuarto año, es el exnovio de Jia y enemigo a muerte de Milo.

—¿Por qué no me habías dicho que Milo y Jia eran novios?

—Porque no lo son.

—Pero andan de blanco, como nosotros.

—Estoy tan sorprendido como tú, Milo últimamente actúa muy raro.

—Tal vez esté enamorado de ella.

Tácticas para enamorar a Storm Donde viven las historias. Descúbrelo ahora