The girl from the brothel; Aemond targaryen.

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-Los últimos días habían estado siendo demasiado tensos. Especialmente para aemond, quien constantemente estaba siendo presionado, necesitaba saber si daemon reuniría un ejército o no que lo más probable era que si, si rhaenyra aparecería repentinamente. Si tan solo pudiera decir algo corto, algo mínimo para quitarse toda aquella presión de sus hombros lo haría, aemond se sentía peor que nunca y la presión solo ayudaba a abrumarlo más no sabia expresarse del todo, y el hecho de no poder hacerlo tanto como él quisiera lo abrumaba incluso más, pobre chico tuerto que solo está siendo utilizado para el beneficio de su hermano su familia, pensaba aemond para si mismo odiaba tener pensamientos tan intrusivos y dañinos contra él mismo.-

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-Aemond qué te ha dicho alicia?-

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-La madre de aemond era una de esas personas que lo presionaba incluso más que su propio hermano, la sala del consejo estaba llena con los mismos señores de siempre. Lo único que cambiaba era que criston cole ahora estaba ahí, ocupando el lugar de su abuelo.-

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-Ella aun no me dice nada, lo único que me comento fue la muerte de los gemelos..y lo que ya les había dicho antes, esta intentando limpiar su imaginen a toda costa.-

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-Pues deberías apurarte aemond, la guerra no da paso a esperas o a amoríos si es que estás pensando en enamorarte de ella.-

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-Cole dijo secamente, era como si le estuviera ordenando a hacer las cosas más rápidos¿pero quién era él? un desconocido que sólo fingía ser la mano y hacer las cosas correctas cuando era el más corrupto de todos, junto a su madre.-

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-No me presiones cole, se lo que estoy haciendo y toma tiempo, al menos que quieras ir tu a seducir a una mujer y hacerle creer que la amas. Ah claro, y tener sexo con ella para que se enrede y crea tus mentiras.-

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-La voz de aemond no era amistosa, era desdeñosa y molesta.-

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-Pues es lo qué se te ha pedido hacer? deberías hacer las cosas bien por una sola ves, no lo crees mi príncipe.-

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-¿Y tú quién eres para decirme que debo de hacer bien o no? mientras te sigas escondiendo bajo las faldas de mi madre ahórrate esas palabras de moral.-

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-La sala se quedó en silencio mientras miraban a los dos hombres tensarse, aegon tan solo guardo silencio analizando cada una de sus palabras.-

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-Suficiente aemond, no digas cosas incoherentes frente a los demás.-

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-¿Incoherentes alicent? eres una tonta que aún tiene amor por su enemigo, y dice no tenerlo para quedar bien en una sala llena de hombres donde jamás te dejan participar, ni siquiera tu propio hijo.-

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-Criston cole golpeó la mesa con desdén y enojo, aunque aegon pronto interfirio por su hermano. Podría ser un nefasto, odioso que le decía que moriría de tanto tomar, pero jamás dejaría que lo tratarán mal.-

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-Muy bien aemond basta de peleas, y tu cole por favor no le digas nada a mi hermano. Él sabe lo que dice o hace, no necesita que lo corrijas.-

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-Mi rey..-

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-Aegon le dio una mirada corta, decía más que suficiente y era que debería quedarse callado si es que no quería que aemond le acomodara su sucia y fea cara.-

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-No hay necesidad de que le digas algo aegon, me voy de esta maldita sala. En lo que me consta, esa mujer es incluso más agradable que esta bola de basura que rodea la miserable mesa de este consejo.-

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-Aemond targaryen! modera ese comportamiento, te recuerdo que yo soy tú madre y debes respetarme. Hablaremos seriamente de esto luego, puedes irte.-

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-El tono de alicent contenía irá guardada, no podía creer que al final su hijo se comportara como una basura con ella aunque tal vez tenía razón al hacerlo. Si ella también lo trataba como si fuera un peón de este juego, era alguien útil y lo sabía, las reacciones de aemond tenían sentido pero ella no lo admitiría era demasiado orgullosa como para creer que ella era la mala.-

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-Alicia se encontraba escribiendo las últimas monedas que había ganado, en silencio y aspirando su mente regresaba a aemond de ves en cuando no podía concentrarse. Quería saber de él, saber si mínimo estaba bien, o si algo le había pasado, salió de sus pensamientos cuando la puerta de madera rechino-

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-Estás.. ocupada, o podemos hablar por favor.-

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-Oh querido! estas acá, justo..estaba pensando en ti y en como podrías estar.-

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-Alicia se levantó rápidamente y acogió a aemond como un pequeño niño en sus brazos, acuno su cuerpo contra el de ella y una sensación de paz inundó sus cuerpos.-

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-Alicia estoy harta de ese maldito consejo asqueroso, que no sabe nada más que hostigarme..solo quiero irme.-

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-Mi cielo! estas en tu lugar seguro, acá jamás tendrás que sentirte así.. por que yo te amo, y siempre te escucharé de acuerdo?-

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-Una sonrisa corta adorno los labios de aemond, comenzaba a sentirse mal por ilusionarla. Tal vez ella no era tan mala, tal vez ella no daba asco y era una buena persona que solo lo amaba y apoyaba.-

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-Se que siempre puedo recurrir a ti y no me pondrás ni un pero, eres una persona..magnífica alicia. No sabría que hacer sin ti.-

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-No tienes que sentirte perdido si me tienes a mi, y si te hundes al fondo yo..nadaria solo para alcanzarte y hacerte sentir vivo una ves más.-

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-Alicia..-

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-La voz de aemond contenía un toque de amargura, qué estaba haciendo? estaba dañando a la única persona que no lo miraba como arma de utileria. Su rostro se tenso ante su toque, deposito un suave beso en su frente mientras suspiraba.-

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-Dibujas flores en mi corazón.. querida, estar en ese consejo es un maldito asco pero cuando vengo a ti me siento tan seguro, y tan completo.-

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-Aemond..jamás tienes que sentir que estas incompleto si yo estoy acá, puedes sentir mi amor? mi amor por ti es tan genuino, que jamás deberás de dudar por cuanto te amo.-

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