—Te tengo una sorpresa, tienes que ser paciente. —Ruedo los ojos—. ¿Hablaste con tus padres?

Sé que nota el cambio de tema, porque entrecierra los ojos en mi dirección y yo simplemente le doy una dulce sonrisa.

Sorpresa se traduce a: ni en sus sueños saldremos de la habitación cuando lleguemos al hotel porque voy a sacarle el máximo provecho a esta luna de miel.

—Si, Peyton nos extraña pero mi madre la tiene en brazos todo el tiempo y eso las mantiene felices a ambas. —Resopla y yo río—. Me alegra que pasen tiempo juntos, ella tiene que acostumbrarse a la familia.

—Si, hasta ahora solo se ha relacionado con sus tíos no biológicos. —Respiro profundo—. Pero ella va a estar bien, tus padres la mimarán y nosotros disfrutaremos de nuestra luna de miel.

La camioneta para y el conductor nos avisa que ya estamos en el hotel, así que aparto mis ojos de Simón, parpadeando sorprendida ante lo que veo frente a mi.

Es... increíble. La fachada del hotel parece la misma piedra rojiza de las montañas, con enormes pilares de al menos cinco metros sosteniendo el primer nivel.

Prácticamente corro a bajar la camioneta y Simón ríe detrás de mi, sujetando mi cartera mientras yo me maravillo con el interior del lobby.

Es hermoso, las paredes parecen parte de la propia montaña, contrastando con tecnología de última generación por todos lados.

El lugar es fresco a pesar del clima caluroso, todos los trabajadores están concentrados en lo suyo y un par de chicos vestidos con trajes se acercan a nosotros.

Uno nos acerca una bandeja con copas de champaña y yo tomo una, mirando sobre mi hombro para ver a mi esposo mirándome con atención.

—¿Te gusta?—pregunta y asiento, lanzándole un beso antes de beber un sorbo de la champaña.

—Bienvenidos, señor y señora Miller—dice uno de los hombres con un inglés perfecto—. Les damos las gracias por elegirnos para algo tan importante como la estadía de su luna de miel; su suite está lista, Malcom va a llevarlos. —Un hombre vestido con una simple camiseta negra con el logo del hotel en el costado de la manga se acerca—. Esperamos que disfruten su estadía.

—Muchas gracias. —Sonrío, sintiendo a Simón entrelazar nuestras manos y llevar la mía a sus labios para besar el dorso.

Está obsesionado con hacer eso últimamente. Sobretodo ahora que hay un segundo anillo acompañando al de compromiso.

—Síganme, por favor—nos pide Malcom—. Sus maletas serán llevadas por el elevador de servicio.

Asentimos, siguiéndolo al elevador de cristal que nos permite divisar las preciosas montañas mientras subimos piso por piso hasta el piso veinte, la suite presidencial.

Cuando las puertas del elevador se abren, no puedo creer la hermosura arquitectónica que estoy viendo.

Simón y yo salimos del elevador, recibiendo la tarjeta que permite que suban a nuestro piso antes de que el hombre nos deje a solas.

La habitación, igual que el lobby, parece haber sido tallada en la roca de la montaña.

Las paredes son de esos tonos desde blanco hasta el más rojizo, la textura de la roca se puede ver en las partes que sobresalen en curvas, todo igual desde el piso a los techos donde hay enormes tragaluces que iluminan todo el lugar con una luz natural que resalta la piedra.

Una pequeña piscina privada con curvas está en medio de la sala con un par de sofás detrás, los pisos son puro mármol color beige y los detalles van desde la madera más clara hasta el metal más oscuro.

Una enorme ventana está al costado de las escaleras, justo sobre las puertas que se abren al balcón que da una hermosa vista a las montañas.

El balcón es jodidamente enorme, hay un jacuzzi natural con un pequeño muelle en el borde, las barandas doradas y las tumbonas en la parte libre de barandas.

Igual que desde la sala, hay unas escaleras que dan al segundo piso, específicamente a la enorme y amplia habitación con el mismo tema.

La cama enorme, elevada sobre una poco alta plataforma de madera, unos pequeños pufs blancos alrededor de una hermosa chimenea de metal suspendida y, por supuesto, las enormes ventanas y el tragaluz que iluminan el lugar.

—Nunca había visto algo así, es hermoso. —Miro a Simón detrás de mi.

—Eso suena a que cumplí mi cometido y te gusta. —Rodea mi cintura con sus brazos y yo río, asintiendo antes de recibir el beso que deja en mis labios—. Te amo.

—Lo sé. —Acaricio su pecho, escuchándolo respirar profundo—. Deberíamos ducharnos, hace calor aquí.

Me doy la vuelta y lo dejo atrás, escuchando la maldición que me hace sonreír.

«Tenemos mucho tiempo para disfrutar de nuestra luna de miel»

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora