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Kim Taehyung

Al día siguiente el y yo estábamos como desde un principio, sin malentendidos y tranquilos.

Ahora mismo estaba dándole clases a Koo.

—Estas mejorando tus notas.

—Cuando estoy en mis tiempos libres me entretengo en tocar el violín, incluso mi madre se sorprende.

—Jungkook...

—Dime Taehyung.

Lo veía tan hermoso, se concentro en mirar la cuidad por la ventana con el instrumento en mano.

Me atreví a decirle lo que tenía en duda.

—¿Has estado yendo al psicólogo Koo?

Quedó callado.

—¿Koo?

—Claro, no hay mucho avancé en mi, pero lo estoy intentando.

—En que has avanzado Koo.

—Mi madre me ama, obviamente a su manera, siempre busca lo mejor para mí y sobre todo, que este a salvo de esta sociedad.

—Vaya, me sorprende en la forma en que lo dices.

—Eh sido un mal hijo, tanto que no se cómo comportarme ahora con ella.

—Nunca es tarde para cambiar Jungkook.

Se quedó pensando por unos instantes hasta que hablo.

—¿Ahora te puedo preguntar algo Tae?

—Por supuesto –capte mi atención en el–

—¿Tu me amas?

Vi que se levantó y dejo el violín por un lado del mueble, me miró esperando a que respondiera.

Claro que lo amo, como no eh llegado a amar a nadie.

—Te amo Jungkook, nunca dudes de eso.

La poca distancia que teníamos se quitó cuando lo bese en sus labios, tan suaves y esponjosos.

—Perdona mi actitud, estoy intentando cambiar lo que pueda –dijo Jungkook –

—De todas formas yo te seguiré amando.

Me sentí tan romántico, que lo arruinó el sonido de el teléfono.

Me dirijo a él y contestó rápido.

—Diga.

Mientras tanto, el pequeño Jungkook se volvió a sentar, volvió a mirar por la ventana esperando a que su querido novio terminará la llamada.

—¿Paso algo? –pregunto al verlo dejar el teléfono el la caja–

—Me llamaron del trabajó, dijieron que es algo importante y urgente.

Me quedé en silencio.

—Lo siento Koo.

—No importa, es trabajo.

—Puedes quedarte a esperar hasta que regrese.

—Aqui estaré hasta que regreses Taehyung.

Me besa y toma su abrigo.

—Estare aquí en la noche.

Dijo aquello y cerro la puerta de un portazo.

—Ahh –suspire–

En menos de treinta minutos el de piel canela se encontraba en donde trabaja. Si jefa lo llamo y eso era raro de ella.

—Kim, llegas a tiempo, sígueme a mi oficina.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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