Cap. 2: Encuentro.

292 13 0
                                    

Bueeeno, acá está el segundo capítulo. La historia es rara, no la pensé mucho, pero bueno cosas que pasan :B Si les gustó compártanla, comenten, voten, hagan algo así me entero! (? Y bueno, nada, eso. Espero que les guste... 


Sabía que no era la voz de Messi, pero tampoco podía reconocer de quien era. Me di vuelta lentamente, en parte para que esa persona no se asustara y en parte para no entrar en pánico yo. Me sorprendí al ver quién era el que estaba en la habitación.

-¿Qué hacés acá? –volvió a preguntar Biglia, mirándome.

No respondí, no sabía qué hacer. Él empezó a acercar su mano al teléfono de la habitación, y fue recién ahí que, aun en pánico, hablé.

-¡No! Espera, no llames a seguridad, ¡Por favor!

-Pero... Explicate -empezó a decir él.

-No importa quién soy, soy una fanática de ustedes –lo interrumpí- Yo... Perdón, en serio, no sabía lo que hacía, no sabía de quién era la habitación, no quise... -me callé un momento, notando que mi respiración estaba agitada. Al parecer mis nervios se notaron, porque cuando dejé de hablar, él dijo:

-Pará, bueno, calmate... Entendés que no puedo dejar que te quedes acá, ¿no? –preguntó, mirándome y arqueando una ceja.

-No... ¡Sí! Perdón, sí entiendo eso, es solo que no esperaba quedarme acá... O sea, yo quiero conocer a Messi... -lo miré, suplicante.

-Ah, a Lío... -comentó él, indiferente.

-Sí, es mi sueño, quiero conocerlo, y bueno, pensé que alguien podía ayudarme...

-La veo difícil. No podés estar acá – dijo, secamente.

-Ay, ¡por favor! En serio, yo... ¿En serio te parezco una amenaza? Por favor... Sería muy feliz... ¿Podés decirme dónde está? Sólo eso, y no te involucro en esto, ni si quiera digo tu nombre, nada, por favor... -mientras hablaba, mis ojos se pusieron vidriosos. No lo hice a propósito, pero supongo que el hecho de haber llegado tan lejos para fallar en mi objetivo me hizo llorar involuntariamente.

-Ahh... -Biglia suspiró, pasándose la mano por la cara. Después de unos segundos, me miró de vuelta, diciendo- 256, acá en frente no, es la que está dos para la izquierda.

-Ay... ¡Gracias! –dije, bastante emocionada. Me di vuelta para salir por la ventana, pero entonces, una vez que el "peligro" hubo pasado, me di cuenta de dónde estaba y con quien. Volví a mirarlo- Perdón... ¿Puedo... puedo abrazarte?

El número 6 me miró, arqueando la ceja nuevamente, pero después de unos segundos asintió.

-Ehh... Sí, supongo que sí... - dijo, entre risas.

Instantáneamente corrí hacia él y lo abracé, bastante fuerte.

-Yo... también te admiro a vos –le dije, cuando lo solté. Eso no era del todo mentira: yo amaba sobre todo a Messi, pero al resto también los quería, incluido él.

-Bueno... -dijo simplemente, riendo.

Ahora sí, podía irme en paz. Fui hacia la ventana de nuevo, la abrí y me acomodé para salir.

-Gracias, en serio –le dije a Biglia, antes de irme.

Salí y cerré la ventana, pero antes de alejarme escuché que se abría la puerta. Decidí esconderme y escuchar, por curiosidad, para ver si él me delataba.

-¿Con quién hablabas? –preguntó una voz distinta. Tenía varias opciones de quién era, pero no lograba afirmarlo todavía.

-Una flaca se asomó por la ventana, me dijo que era fanática y me preguntó por Lío –respondió el 6, normalmente.

Me asusté un poco al escuchar que el otro tipo no respondía, hasta que estalló en carcajadas.

-¿Una flaca? ¿Por la ventana? ¿LÍO? JAJAJA ¡Qué flashaaas!

-No te rías, Negro...

"¿Negro?" pensé "Es Garay, seguro".

-¿Qué te fumaste, boludo? Estás re loco... -siguió riendo Garay. Volvió a hacer silencio para reírse a carcajadas de nuevo, mientras decía- Encima... Re yeta el tipo, o sea venía una flaca por su ventana y le preguntaba por otro, no por él...

Me dio gracia, pero decidí que era mejor irme, por las dudas. Además, tenía que analizar cómo ir a la habitación del diez, en lo posible esa misma noche.

Bajé del árbol y empecé a rodear el edificio disimuladamente, buscando algún acceso al lugar al que quería ir. Parecía que la buena suerte se me había acabado, porque no me pareció que había modo de llegar desde afuera. "Debe dar a un patio interno del hotel" pensé. No se me ocurría modo de entrar así que pensé en preguntarle nuevamente a Biglia, pero noté que ya era bastante tarde y que posiblemente estaría durmiendo.

Como todavía tenía plata, decidí ir a algún hotel barato a pasar la noche, y de paso comer algo. Me instalé a la vuelta del gran hotel de la selección, en un antro que daba asco ya desde afuera, pero decidí no pensar mucho en eso y dormir igual. De todos modos, había decidido levantarme temprano al otro día para ir a ver a los jugadores antes de que se fueran, así que a las 6 a.m. ya estaba despierta y yéndome de ahí. Tomé un café rápido en una estación de servicio y volví al hotel, en el que ya había movimiento. No sabía si asomarme nuevamente a la ventana o no, ya que ahora era de día y podían verme, pero finalmente decidí hacerlo de todos modos.

Las cajas seguían como yo las había dejado, así que trepé al árbol nuevamente, pero con algo más de miedo: ahora podía ver bien la distancia a la que estaba el piso, y me daba más vértigo, pero lo superé y llegué hasta el edificio. Unos metros por la cornisa y ya estaba en la ventana, faltaba poco. Sin mirar abajo, avancé y logré llegar a mi destino, pero casi me infarto al asomarme por la ventana.

Biglia estaba ahí sentado, mirando hacia afuera, cuando aparecí yo. Ambos nos asustamos, ninguno esperaba que el otro estuviera ahí, creo.

-¡Ay, la conch...! -se le escapó cuando me vio, sobresaltado, mientras se inclinaba para atrás. Sin embargo, no dijo nada más y se limitó a abrirme la ventana.

¿El vegano o el mejor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora