Narrador:
3 de Agosto.
Año: 1868La revolución de Meiji en ese preciso año era un esplendor para todas las personas, sin duda alguna sabían que esto resultaría buenas acciones para la ciudad de Edo, eso lo sabía bien el rey, sabía que esto ayudaría a la ciudad y aunque no estuviera conforme con algunos actos debía aceptar y seguir.
El alto muchacho caminaba por el pasto, en aquel parque que había encontrado, era su parque secreto según había dicho a sus padres y lo utilizaba para estudiar y aprender más, porque sabía que el debía ser el sucesor de su padre.
— Lo siento mucho — Oyó una voz femenina, alzó su mirada de su libro de química para ahora fijarse en la niña al frente, llevaba un bonito kimono de colores azules y negros que resaltaba sus ojos cafeces. Se inclino como respeto mirando al muchacho sentado, se dió la vuelta dispuesta a irse del lugar para no interrumpir al hijo del rey, todos los conocían hasta ella que no era tan fanática de ver esas tontas revistas que en algunas ocasiones dejaban en la puerta de su casa.
— ¡Espera! — El chico de cabellos negros y raramente peinados se levanto dejando su libro a un lado, dejando ver el atuendo rojo que llevaba, quería ver quién era ella, no la había visto por la ciudad en la que vivían y si la hubiera visto en algún momento la reconocería al instante, era una jovencita demasiado hermosa. La chica paró al instante su caminar dándose la vuelta enfrentando al muchacho que era mucho más alto que ella. — Lo siento no quería asustarte, no la he visto por el lugar, ¿Es nueva por acá en la ciudad? —
Ella sintió un leve escalofrío por la intensa mirada que ahora tenía aquel muchacho pelinegro.
— No... No salgo mucho señor — El se sorprendió al oírla pero luego le dió una leve risita que hizo que ella se sonrojara, no debía estar ni con un muchacho a solas — Lo siento debo volver señor — se volvió a inclinar para ahora sí irse del lugar que a pesar de ser hermoso ya tenia dueño.
— ¡Espera! — ella de nuevo se giro un poco más con impaciencia, si la veían armarían un escándalo ademas de que el era el hijo del rey y aunque sus padres no tuvieran un rango tan especial como reyes no eran tan alejados de la sociedad, ella tampoco, ya había recibido muchas ofertas de casamiento que aunque quisiera aceptar (su padre) ella solo tenía algo en mente.
Una boda, tendría una boda pero será por amor.
— Quería saber si quieres quedarte conmigo a leer — se alejo un poco dejando ver la portada del libro que todavía seguía en el pasto: “¿Como realizar un método científico?”
Ella se sorprendió, que el mismísimo hijo del rey la estuviera invitando la colocaba nerviosa.
— Pero... — El nego con una sonrisa tomándola del brazo para acercarla a dónde estaba sentado.
— Nada de peros señorita... — espero el nombre de ella con una sonrisa en el rostro mientras la invitaba a sentarse, ella lo obedeció nada más porque había sido muy educado, que podía esperar del hijo del rey.
Conocía al rey, era un señor muy serio pero a pesar de todo eso era muy amable e inteligente, había ayudado a sus padres con algunos trabajos y de eso no podía estar más agradecida.
— Oikawa... Oikawa Mei. — sonrió dejando ver su perfecta dentadura, el muchacho sonrió también asintiendo acercando su mano a ella.
— Soy Kuroo... Kuroo Tetsuro, es un gusto en conocerla Señorita Mei. — Ella la acepto gustosa con un leve sonrojo, el empezó a mostrarle el libro a ella, y aunque quisiera decir que estaba enfocada en lo que el le decía y le mostraba era mentira, estaba enfocada en la forma de sus labios, en como sus ojos seguían cada palabra del libro, en como en algunas ocasiones sonreía mirandola a ella.
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El Hilo Que Nos Une • Kuroo Tetsuro
RomanceEn un mundo en el cual todos tienen un alma gemela. Todas las personas llegan a conocer a su persona especial, unos con distintas metas y sueños pero aún así almas gemelas... La forma en la que se conocen es por medio de una canción, canción que es...